Cuando Caperucita decidió alzar la voz

En Argentina, a pesar de los avances en la materia, los delitos de violencia sexual no son imprescriptibles. Este hueco jurídico condena a muchas mujeres -de las cuales no hay cifras certeras- a la completa indiferencia de la ley. Voces y estrategias contra la prescripción de delitos de violencia sexual.

La voz se proyecta en el micrófono y las palabras, como tiros de un pescador experto, pican. La joven lleva una remera negra de cuello redondo y una vincha amarilla que le despeja la frente las palabras. Está más sencilla que de costumbre y dirá que se siente afriebrada, pero no perderá su compostura durante las dos horas que dura la charla.

«Lo más difícil a lo que te enfrentas es al sistema, más difícil que lo que te pasó».

Delante de su primer libro, Thelma Fardin habla de abuso sexual en la mesa «La hora cero de las denuncias» en la última edición de la Feria del Libro. Está rodeada de gente: otros panelistas, público itinerante, compradores casuales, amigos, periodistas. El 11 de diciembre del 2018, en el Multiteatro, también estaba rodeada, pero en ese momento fueron sus colegas las que cubrían el frente de batalla. Después de nueve años, Fardin denunció públicamente el abuso sexual cometido por el actor Juan Darthés -uno de sus compañeros de elenco y también el único adulto responsable- durante la gira teatral de Patito Feo en Nicaragua, cuando ella tenía 16 años. «Tuve que volver a verlo en la televisión haciendo de padre», agrega Fardin.

Fotos: Nicolás Cardello

«¿Vos fumas? Porque yo fumo como un escuerzo».

La caja de cigarrillos mentolados se abrirá y cerrará más de seis veces durante la entrevista, como si no le molestara la foto de la lengua gangrenada estampada sobre el cartón. Nadia habla con fluidez, lleva el pelo rubio, corto, despeinado. Los anteojos de sol le tapan gran parte del rostro y la remera sin mangas prelavada deja rastro de un gesto punk en su adolescencia. Cuando llego, el café con leche ya está terminado.

Nadia Dagnino es integrante de la Campaña Contra la Prescripción de Delitos de Violencia Sexual. Como muchas de sus compañeras, quedó en el hiato incómodo: su caso prescribió antes de que se sancionara la ley de “Respeto al Tiempo de las Víctimas”, que alarga los tiempos de denuncia para los delitos sexuales infantiles. Quedó sometida a la abulia de un sistema judicial esquizofrénico que sólo acepta rótulos, legajos, carátulas y expedientes archivables.

«La ley no es retroactiva, porque el derecho penal no es retroactivo. Cuando se sancionó, en 2015, nos decían ‘vayan a denunciar’, pero las personas que lo hicimos nos dimos cuenta que la legislación nuevamente no nos contemplaba», cuenta Nadia.

Para que se investigue un delito que ha prescrito, la Justicia debe realizar una excepción judicial, que queda a cargo de los jueces, siempre y cuando los fiscales las soliciten.

«Igual, las excepciones siguen siendo egoístas. ¿Por qué va a haber justicia para mí y para la otras no?», cuestiona Nadia.

La Campaña Contra la Prescripción de Delitos de Violencia Sexual se formó tras el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans de Rosario en el 2016. La organización -independiente y autogestiva- acompaña y da asesoramiento a personas que atravesaron abusos sexuales. Aunque no cuentan con fondos, se reúnen, se aconsejan, ensamblan experiencias, intercambian contactos, arquitectan tramas. Saben que la Justicia es hostil y el porcentaje de abogados y abogadas que toman este tipo de casos es mínimo.

Todos los 19 de noviembre la Campaña organiza un festival por el Día Mundial para la Prevención del Abuso contra los Niños y las Niñas en diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires. En la jornada del 2018, frente al Congreso, se lanzó un pañuelo rojo con la frase «Yo sí te creo» contra el abuso sexual infantil y otro, del mismo color, contra la prescripción de los delitos de violencia sexual con la imagen de Caperucita.

Fotos: Nicolás Cardello

«Hay toda una cultura que avala la violación por lo cual es muy difícil reconocerse como abusada, hacerse cargo de lo que te pasó y ponerlo en palabras. Está tan naturalizado el tema del abuso que no se habla. Cuando se da una noticia en los medios se habla de la abusada pero no del abusador».

Nadia, que pedirá aparecer con su nombre -‘lo admito, lo llevo y lo resisto’-, explica que cuando ‘te clavan’ la prescripción dejás de ser sujeto de derechos. «Si el caso prescribió, para la Justicia no pasó nada, quedás en un limbo jurídico». La Justicia busca las pruebas fácticas: moretones, manchas, desgarros, dolores que el tiempo diluye para dar paso a otros. «Si no hay pruebas es tu palabra contra la de él, pero la de él vale más. La palabra de un varón siempre vale más para la Justicia».

Fotos: Nicolás Cardello

Las cifras duelen. Según Argentina.gob.ar, después de la denuncia publica de Fardín, aumentaron 1240% la cantidad de llamadas a la línea estatal contra al abuso sexual infantil. La información estadística recopilada por el Ministerio de Justicia indica que 7 de cada 10 víctimas menores de 18 años son niñas y el 51% tienen menos de 11 años. Además, siete de cada diez agresores pertenecen al ámbito familiar de la víctima y más de la mitad son padres o padrastros. El 65% de las víctimas son niños, niñas y adolescentes y el 67,4% de los hechos sucede en el hogar de la víctima, del agresor o de un familiar. Asimismo, el 41,3% de los llamados son realizados por familiares mientras que el 34,1% provienen de instituciones.

Fotos: Nicolás Cardello

Lorena Matzen es diputada nacional por Río Negro, integrante de la UCR, madre de dos hijas y licenciada en Turismo. Fue candidata a gobernadora en una fórmula integrada por dos mujeres, que sacó 5,66% de los votos a comienzos de abril. En septiembre del 2018, Matzen presentó un proyecto de ley en contra de la prescripción de delitos sexuales.

“Teníamos algunas dudas. Cuando lo hablábamos con los abogados decían que eso podría generar inseguridad jurídica, que la persona quedaba para siempre bajo el ojo de la ley, pero cuando un niño es abusado se le corta la infancia. Tranquilamente se lo podría comparar con los delitos de lesa humanidad», asegura.

“Nos interesa que este proyecto vaya emparejado con uno que impulsa la diputada Karina Banfi, que impide realizar denuncias por daños y perjuicios por parte de los acusados, para evitar la revictimización social”, comenta la diputada.

En la oficina de Matzen no hay fotos. La bandera roja y blanca de la Unión Cívica Radical se destaca al lado de pabellón nacional. Lorena lleva un labial rosa discreto y un saco en composé. Cuando se le consulta si teme caer en el punitivismo, dice que no. «No buscamos solamente la punición, sino la atención del Estado a este tipo de cuestiones. Lo que más denunciaron las víctimas es que los cuestionamientos vienen de las mismas procuraciones que deberían ponerse de su lado. Es necesario trabajar para que los Estados provinciales pongan los medios para operativizar las leyes. Además hay medidas que funcionan en Buenos Aires pero en el interior no. Por ejemplo, en mi provincia, si llamás al 144 te contestan en Capital…”.

El proyecto de ley impulsado por Matzen ya está en las comisiones de Salud, Mujer y Familia y Asuntos Penales, aunque aún no hay fecha para su discusión parlamentaria. Matzen se reunió con Fardin para unir esfuerzos luego de que la actriz lanzara junto con la ONG change.org un petitorio. El mismo contaba con 82.446 firmas al cierre de esta edición.

Cuando se le consulta por los delitos sexuales que ya prescribieron, Matzen dice que se legisla a futuro y que la cifra es mínima. Una cifra mínima de personas con rostros, gestos, historias.

Fotos: Nicolás Cardello

«Denunciar es una gran exposición una vez que el caso prescribió. Es algo muy delicado, yo no te puedo decir que vayas a denunciar, que te expongas a pensar en lo que te pasó. Pero si las mujeres no denuncian no somos estadística tampoco, porque hay un silencio, y el silencio termina convirtiéndose en un número, en este país pasa eso», explica Nadia.

La legislación argentina en cuanto a abusos sexuales ha tenido un desarrollo escalonado. En 2011 el gobierno nacional sancionó la Ley Piazza, impulsada por el famoso diseñador, que logró que la prescribilidad de delitos sexuales empiece a correr recién a partir de la mayoría de edad de la víctima. En 2015 se sancionó la Ley 27.206 de Respeto al Tiempo de las Víctimas, impulsada por la entonces Senadora Nacional Sigrid Kunath. Ésta -entre otras cosas- suspende la prescripción mientras la víctima sea menor de edad y hasta que, habiendo cumplido la mayoría de edad, formule por sí la denuncia o ratifique la formulada. En 2017, a través de la Ley 27.352, se modificó el artículo 119 del Código Penal con una tipificación de abuso sexual para acotar la interpretación de los jueces. Desde el 2018, los delitos de índole sexual pasaron a tener estado público, lo que significa que pueden ser denunciados por terceros.

Fotos: Nicolás Cardello

“Yo, aún sabiendo cómo es la Justicia, sabiendo todo lo que hay que cambiar, pienso que va a haber una cámara donde alguien me escuche, si no puedo creer en nada».

Es casi el mediodía y los rastros de café ya se endurecieron en los bordes de la taza. La joven habla tranquila, como quien se ha vuelto impermeable a la frustración, o, por lo menos, indeleble a ella.

“Yo pude reformarme porque en un momento de mi vida me acerqué a otras compañeras. Yo estuve acompañada por Andrea Nathalie Mila, Victoria Acevedo y muchas más. Las quiero nombrar porque cuando hablamos de colectivo no son personas vacías, sino una red de mujeres que se forma en torno de otras. Cuando vos lo decidís denunciar es muy liberador. Yo estuve un montón de tiempo sin poder decírselo a nadie, pero el día que llegué y conté todos los putos detalles, ahí me di cuenta que eso no me correspondía. Y salís aliviada. Después vienen un montón de cosas re feas pero eso deja de pesarte en tu propia conciencia».

A través del plástico opaco de los anteojos se adivinan sus gestos. Nadia subraya la importancia de que se escuche a chicos y chicas, de la Ley de Educación Sexual Integral, de que haya contención desde la escuela. Generar estrategias para circular la información es, por ahora, una de las pocas herramientas contra el apuro genocida.

Antes de finalizar la charla, se sumerge en un silencio espeso, pantanoso, como si se retrotrajera hacia otra temporalidad, un fundido a negro.

«En la sociedad, la gente habla de víctima y no de sobreviviente. Sí, yo fui víctima, pero ahora no lo soy», dice Nadia mientras saca el último cigarrillo de la caja.

Fotos: Nicolás Cardello
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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios