«El kirchnerismo está desmoralizado con estos candidatos»

El referente porteño del Partido Obrero y precandidato a jefe de Gobierno por el Frente de Izquierda habla de la reciente crisis al interior de su organización política, del nuevo panorama político en la Ciudad de Buenos Aires y arremete contra Matías Lammens: "Nunca estuvo contra Larreta".

Tres semanas atrás, se desató una fuerte turbulencia al interior del Partido Obrero (PO) con la salida de Jorge Altamira por supuestas diferencias políticas con la dirección nacional elegida en el último congreso partidario. Rápidamente, tras un vendaval de acusaciones vertidas en los medios por parte del histórico ex referente, la dirigencia del PO tuvo que salir a dar explicaciones para bajar el tono confrontativo y explicar cuál fue «la voluntad de la militancia» en las instancias democráticas de debate que antecedieron a la campaña electoral. Allí se encontraba en primera fila Gabriel Solano, legislador porteño y precandidato a jefe de Gobierno por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), quien en los últimos años -tras una extensa trayectoria como dirigente estudiantil- ganó visibilidad a tal punto de erigirse en la principal figura de esta fuerza política en la Ciudad de Buenos Aires.

En una entrevista con El Grito del Sur, Solano deja testimonio de la reciente crisis dentro del Partido Obrero, analiza la nueva coyuntura política en la Ciudad de Buenos Aires y opina sobre Matías Lammens, el aspirante a la jefatura de Gobierno elegido por el kirchnerismo para romper su techo histórico en este distrito y meterse en un eventual ballotage contra Horacio Rodríguez Larreta.

El inicio de la campaña sorprendió al Partido Obrero con un fuerte conflicto interno. ¿Ya pasó la tormenta?

Si se puede definir en términos meteorológicos, diría que está saliendo el sol. La crisis ha tenido una resolución positiva. Lamentablemente Altamira y un grupo de compañeros decidieron irse del Partido Obrero para construir una organización propia, aunque lo llamen tendencia o fracción pública. Las disidencias políticas que manifestaron podrían haberse procesado al interior del Partido a lo largo de las instancias democráticas, de los congresos permanentes y de los debates sistemáticos. En la decisión de Altamira pesó más el personalismo que el interés colectivo del Partido Obrero, cuya inmensa mayoría está unificado.

¿Te sorprendió la decisión de Altamira?

No es un debate nuevo, en el pasado ha habido otros debates similares con Altamira. Lo que me sorprendió es que él decidiera romper, yo pensé que en un momento determinado de este debate él iba a valorar la unidad del Partido porque es una necesidad de los trabajadores. Y no, valoró su decisión e interés personal. Lo que ha hecho es un crimen político. Nosotros hicimos un congreso en el que más del 80% de los delegados presentes votaron en favor de la actual dirección del Partido. Por eso se debe respetar lo que se votó.

¿Qué panorama político se abre en la Ciudad de Buenos Aires con la ampliación de Cambiemos y la conformación del Frente de Todos?

La elección que se está por desarrollar muestra un intento de polarización muy peculiar. Cuando uno ve lo que dicen las dos listas que buscan polarizar entre sí, no se encuentran muchas diferencias. Todos están a favor de mantener el acuerdo con el FMI, todos prometen que van a pagar la deuda, nadie plantea ningún cuestionamiento de fondo al sistema financiero, así como tampoco se plantea nacionalizar los recursos naturales, la banca y el comercio exterior. Eso está ausente. Entonces, en los dos polos que pretenden polarizar, no aparecen divergencias de fondo. Como Frente de Izquierda, nuestro primer desafío es mostrar este panorama y decir que la verdadera polarización tiene que ser entre los trabajadores y las alternativas capitalistas. En la Ciudad de Buenos Aires en particular, tenemos que explotar el hecho de que una buena parte del espacio que se llamaba «centro-izquierda» -donde se podía ubicar a Pino Solanas, Victoria Donda e incluso como ala derecha a Martín Lousteau- ha sido fagocitado por estos dos polos. Nosotros queremos mostrarle a una parte importante de ese progresismo en la Ciudad que el Frente de Izquierda es el único que levanta las banderas de la transformación social en todo el país.

Fotos: Nicolás Cardello

Hasta ahora, el Frente de Izquierda no logró romper con esta polarización en las diferentes elecciones provinciales de este año. ¿Por qué la Ciudad de Buenos Aires habría de ser la excepción?

Veremos si es la excepción. Creemos que puede ser un punto de modificación de lo que viene ocurriendo. Primero, por el peso que tiene el Frente de Izquierda en la Ciudad de Buenos Aires: allí se concentra la militancia sindical, estudiantil y de los movimientos culturales. A eso hay que sumar que en la campaña electoral pasada, después de una actividad intensa, cosechamos casi el 7% de los votos. Y después está el hecho de que estamos enfrentando rivales que no tienen la autoridad para disputarnos el voto. Yo en particular me quiero referir a Lammens: ¿quién sabe la opinión de él sobre lo que pasa en la educación pública de la Ciudad, sobre las enfermeras que marchan por el pase a la carrera profesional o sobre la venta de tierras públicas y la construcción de mega-torres? En el caso de Lammens vemos que no hay ningún programa y las bases kirchneristas están desmoralizadas con estos candidatos. Lammens nunca estuvo contra Larreta, entonces la militancia kirchnerista prácticamente no está haciendo campaña. En cambio, cada voto al Frente de Izquierda es un voto por los reclamos populares más sentidos.

En antiguos spots se hablaba del ascenso de la izquierda, pero ahora eso no aparece mencionado. ¿Signo de una crisis de este espacio?

Nosotros integramos con mucho orgullo el Frente de Izquierda, pero también somos críticos. No nos cabe ninguna duda que si el FIT actuase en forma permanente como un bloque de acción, al llegar las elecciones tendría mejores chances. Eso lo hemos dicho siempre. En esta campaña queremos explicar que el voto a nuestro espacio político es la única forma de que los trabajadores encuentren una salida a la crisis. Hoy la Argentina es una colonia del Fondo Monetario Internacional, el próximo gobierno tiene que pagar 150 mil millones de dólares. No queremos que se vote por una especie de mal menor: Macri está claro lo que es porque quiere avanzar con la reforma laboral, previsional y el ajuste, pero Alberto Fernández tampoco tiene un programa alternativo.

Fotos: Nicolás Cardello

En caso de un ballotage entre Rodríguez Larreta y Lammens, ¿votarías en blanco?

En el ballotage votamos por nosotros o sino por alguien que plantee romper con el FMI, el 82% móvil para los jubilados, prohibir los despidos y las suspensiones, establecer un salario mínimo igual a la canasta familiar. Si vos me das estos cuatro o cinco puntos, yo te puedo votar en un ballotage. No es todo nuestro programa, pero si vos convences a Lammens en estos puntos mínimos lo puedo votar.

Viendo el panorama actual, ¿cuál sería tu decisión?

Hoy nos parece que estas dos alternativas que quieren entrar a un ballotage no cumplen con estos requisitos que te mencioné. Igualmente, hasta ahora no estamos pensando en un ballotage y ni siquiera sabemos si lo va a haber. Jamás vamos a acompañar una lista que va a pagar la deuda del Fondo Monetario Internacional. Si hacemos eso traicionamos al socialismo y a la izquierda, y no lo vamos a hacer.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.