Vasectomías: historias sobre el método de anticoncepción masculino

Durante el debate por la legalización del aborto surgieron varias preguntas sobre el rol de los varones. La línea entre Aliaddín y el varón heterosexual que realmente cuestiona sus privilegios es muy vaga y se confunde fácilmente. Sin embargo, en esta nota contamos historias sobre varones que tomaron la decisión de hacerse una vasectomía y lo vivieron como una decisión política y no solamente de salud.

Lucas y Juana soñaban con tener tres hijes. Sin embargo, cuando nació el segundo en 2017, decidieron hacer un parate. Ella no quería volver a tomar pastillas, ligarse las trompas ni ponerse un DIU y entonces tomaron una decisión como pareja: él se haría la vasectomía.

El sistema médico ofrece una cantidad variada de anticonceptivos para las mujeres -las pastillas, que se toman cada día; el DIU que dependiendo de cuál sea se cambia cada años, el parche anticonceptivo, inyecciones, anillos vaginales-. Pero la mayoría de éstos conllevan contraindicaciones, complicaciones y, excepto en el caso del DIU de cobre, todos son hormonales, lo cual no es recomendable para todos los cuerpos. En el caso de los varones, los dos métodos anticonceptivos más comunes son dos: preservativo y vasectomía.

El segundo método estuvo más presente en los medios y redes sociales durante los últimos meses, luego de los debates por la legalización del aborto. Bajo la premisa “sacate el pañuelo, ponete el forro”, los feminismos comenzaron a demandar que los varones revieran algunas de sus prácticas cotidianas concretas antes de hacer manifestaciones simbólicas de apoyo al movimiento de disidencias y mujeres. “Las mujeres tienen casi diez métodos anticonceptivos, pero el varón dos. Claramente los varones la tenemos más fácil. ¿Por qué la industria farmacéutica no invierte en desarrollo de anticonceptivos para varones? Pensar que la mujer es la que se tiene que encargar es un pensamiento machista”, define el Dr. Jonathan Finkelstein, urólogo y andrólogo especialista en el tema.

En criollo: en los testículos se forman los espermatozoides, que viajan por el conducto deferente para juntarse con las secreciones producidas en la vesícula seminal y la glándula prostática para terminar de formar el semen. La vasectomía consiste fundamentalmente en cortar el conducto deferente para que los espermatozoides no formen parte del semen. El éxito de la cirugía se confirma a los 90 días de la intervención. “Hay una posibilidad de reversión pero no es segura. El paciente tiene que tener la información para tomar con convicción sus decisiones. Si el paciente no está muy seguro, se puede ofrecer la criopreservación de espermatozoides”, agrega el Dr. Finkelstein. La vasectomía no duele, es una intervención ambulatoria y gratuita, cubierta por prepagas, obras sociales y Plan Médico Obligatorio.

La red

Un grupo de Facebook dirigido a pacientes de vasectomía es lo más parecido a una red feminista en versión varones. Cuando Lucas y Juana decidieron que se hiciera la vasectomía, él fue muy seguro a ejecutar su plan: “no tuve necesidad de encontrar una red de contención porque siendo hombre, uno de los privilegios que me otorga el patriarcado es darme la sensación de que no necesito una red: el sistema sigue armado para que no tenga que desconfiar de nadie. Al menos eso pensé hasta que llegué a la primer entrevista con el urólogo, que por todos lados intentaba hacerme recapacitar y revertir mi decisión”. Fue entonces que Lucas empezó a armar red: habló con amigos que habían pasado por eso, logró hacerse la intervención y a partir de entonces empezó a militar bajo la premisa de “todos por la vasectomía”. “Lo hablo en términos evangelizadores”, se ríe. Está orgulloso de que ya tres amigos suyos se hayan hecho el tratamiento gracias a su militancia. “Los varones tienen que pensar al menos en la posibilidad de ofrecerse como una opción frente a lo desesperante que puede ser para algunas mujeres que no quieren poner más el cuerpo por distintas razones”, agrega.

“Hay estigma y hay desinformación”, comenta Julio que también se hizo una vasectomía el año pasado. Los grupos de Whatsapp, Telegram y Facebook ayudan a circular y desmitificar: hay integrantes de todo el país. Allí también se alertan acerca de lugares y médicos que se resisten a prestar el servicio. “Por ejemplo, hace unos días, escribió un chico de Mendoza comentando que no le permitían hacerse una por ser joven y no tener hijes”. Gracias a la red, se puso en contacto con profesionales que no intentaron obstaculizar su voluntad.

La masculinidad

La vasectomía problematiza uno de los ejes del varón macho: su reproductibilidad. “Por parte de las mujeres no he recibido otra cosa que buena onda. Del lado de los hombres, la mayoría fue un bullying adolescente insólito pero manejable. La vasectomía me reubicó en términos ontológicos: por supuesto que en algún momento pensé si podía o no ser atractivo, ser útil, ser deseable. Pero son cuestiones que fui trabajando y reubicando de manera más sensata”, resalta Lucas. Sin embargo, afirma que aún falta mucho: el sentido común patriarcal renueva sus estrategias para atentar contra aquello que problematice los privilegios del varón. “Creo que la idea de lo masculino tal cual lo vende el sistema es lo primero que debemos cuestionar”, agrega Julio.

La perspectiva de la deconstrucción de masculinidades está muy en agenda y es compleja de discutir; sin embargo, hay espacios de la vida personal en donde aparece como un camino certero. “En un mundo con el 90% de nacimientos por cesáreas, donde los médicos aprovechan para ligar trompas ya que «están a mano» y así esterilizar mujeres en situación de vulnerabilidad; ser yo quien esta vez ponga el cuerpo en nuestra pareja me llena de orgullo y amor”, cierra Juan, que a partir de haber tomado la decisión pudo también comenzar a conversar sobre estos temas con varones a su alrededor.

Los números

De acuerdo al Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, en Argentina se realizaron en el año 2017 un total de 142 vasectomías contra 14.501 ligaduras tubarias.  A pesar de que las consultas por vasectomías incrementaron a raíz de los debates sobre planificación familiar y aborto legal el año pasado, el contraste es notable: en Argentina, las mujeres y personas gestantes son exponencialmente más responsabilizadas por la anticoncepción que los varones.

Además de demandar mayor responsabilidad por parte de la población masculina, el movimiento feminista exige mayor investigación y desarrollo de métodos seguros, accesibles y sustentables para evitar embarazos no deseados. El horizonte, sin dudas, es continuar batallando contra el sistema que busca potenciar la rentabilidad de los cuerpos en detrimento de su voluntad y deseo.

Compartí

Comentarios

Lucia Cholakian Herrera

Comunicación UBA // Periodismo Narrativo UNSAM+Anfibia. Escribe en Vice, Cosecha Roja y Nodal.am // En redes es @queendelqueso