Para que el hambre se vaya con Macri

Movimientos sociales y sindicatos volvieron a movilizarse para exigirle al Gobierno que declare la emergencia alimentaria y que el bono asignado a trabajadores estatales llegue a quienes forman parte de la economía informal.

Durante todo el mandato de Cambiemos, los movimientos sociales se aferraron a la consigna “Tierra, Techo y Trabajo” como una insignia de esperanza. Como en 2001, los sectores populares atravesaron la crisis armando redes de trabajo y contención que incluyeron desde organizaciones sociales y partidos políticos hasta clubes deportivos, iglesias y casas de vecinos que se convirtieron en comedores improvisados. De alguna manera, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) -como núcleo de las organizaciones populares, feministas, insurgentes y plebeyas- se convirtió en un abrazo desordenado de aquelles que, fuera de las roscas, discursos y grietas, tuvieron que malabarear para parar la olla. La estrategia colectiva, la organización y la persistencia colocó en estos cuatro años a los y las trabajadores de la economía popular como uno de los agentes sociales fundamentales a la hora de marcar agenda.

Prensa CTEP

Con el resultado de las PASO como luz al final del túnel, les trabajadores de la economía popular, sindicatos y organizaciones sociales volvieron a marchar bajo la consigna de las tres T exigiendo que los meses que quedan hasta el traspaso (o no) de mando no se conviertan en una tortura para los más necesitados y necesitadas.

La manifestación de la cual participaron casi 250 mil personas tuvo pedidos específicos: la declaración de emergencia alimentaria; el aumento del Salario Social Complementario en la misma proporción que el salario mínimo, vital y móvil; el aumento de las jubilaciones y pensiones; un mayor presupuesto para comedores escolares y merenderos y que el bono que el Gobierno anunció para el sector formal sea otorgado también a las y los trabajadores de la economía popular.

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Sobre un acoplado montado en las avenidas 9 de Julio y Belgrano, que hizo las veces de escenario, representantes de las organizaciones populares y de los sindicatos exigieron estar el 30 de agosto en el Consejo del Salario, con vistas a negociar que el salario mínimo -estacionado en 12.500 pesos- trepe a 32.000 y que el salario social complementario llegue a la mitad de este.

“El 30 queremos estar sentados en la silla donde se discute el salario mínimo, vital y móvil. Lo que no significa que no tengamos otros espacios para discutir la política, pero el 30 tenemos que estar ahí. Hay que discutir que nadie en la Argentina puede ganar menos que la canasta básica para vivir. Será una pelea dura, pero para nosotros sentarnos ahí va a ser muy importante de acá para adelante, con el gobierno que venga, porque somos trabajadores y nadie nos va a robar la dignidad, nadie nos va a robar el trabajo, nadie nos va a robar la lucha, vamos a pelear hasta el final, hasta la victoria de nuestro pueblo”, manifestó Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la CTEP.

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“Tenemos que ser muy claros, el FMI, el capital financiero, todos esos grupos económicos que no les podemos conocer la cara, trabajan en contra de nosotros y este gobierno es la expresión de ellos, de esa política de exterminio. Cuando un jubilado no puede comprar remedios se muere, cuando una piba o un pibe no pueden comer se mueren, son unos asesinos, eso es lo que es este gobierno”, advirtió el referente que citó el pliego de seis leyes integradoras del problema de los y las trabajadoras de la economía popular que se presentará al Gobierno.

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Con el eco en los parlantes de su voz gruesa, Castro explicó que el movimiento de trabajadores de la economía popular surgió amparado en la lucha del movimiento obrero organizado como un sindicato para elevar el piso de derechos de los más humildes. “No es que seamos mejores, somos síntesis de la lucha de nuestro pueblo”, dijo.

Antes de finalizar se entonó el himno nacional, en un gesto tierno que unió a toda la multitud en la simpleza de las estrofas aprendidas en la primera infancia. Al mismo tiempo, las movilizaciones contra el ajuste oficialista se replicaron en diferentes puntos del país, como focos de resistencia que se encienden, contagiadas del calor colectivo .

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Luego del acto y en diálogo con los medios, Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), manifestó: “El pueblo fue muy contundente en las PASO, creo que eso no se va a revertir. El 10 de diciembre se va a ir Mauricio Macri, que fue un pésimo presidente y va a asumir otro que esperamos que haga un gobierno mejor. Nosotros somos institucionalistas, queremos que Macri termine su mandato, pero en el medio no puede castigar al pueblo y lo está haciendo”.

“El conflicto se ve en los barrios, acá es una manifestación pacífica pero expresa una necesidad urgente que es resolver la emergencia alimentaria y social de nuestro país”, explicó el también referente del Frente Patria Grande. “Para mi generación, que empezamos a militar en el 2001, esto es como el canal ‘Volver’. Tampoco queremos que estalle todo por los aires porque yo estuve en la plaza el 20 de diciembre del 2001 y vi a los pibes muertos al lado mío. Los que pierden son los nuestros”.

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Frente a la pregunta de cuál será el rol de los movimientos sociales frente a un nuevo gobierno popular, Grabois explicó: “Yo creo que los movimientos sociales siempre tenemos que ser independientes del Estado, que tenemos que reclamarle a todos los gobiernos. A Alberto Fernández desde el primer día le vamos a exigir que cumpla con Tierra, Techo y Trabajo y en la transición hacia una reforma más profunda con la emergencia alimentaria. No tenemos que salir del lugar de la protesta hasta que haya un poco más de justicia social en nuestro país. Vamos a tener insistirle mucho al gobierno nuevo con que priorice eso frente a los intereses de otros sectores que también inciden en las decisiones políticas de la Argentina”.

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Por su parte, Eduardo López, referente de UTE, afirmó que «en las escuelas, los chicos y las chicas llegan con hambre, por lo cual resulta urgente declarar la emergencia alimentaria, aumentar el presupuesto para comedores escolares y reabrir las paritarias para el gremio docente». Frente a la pregunta de si la escuela fue un soporte fundamental para soportar los cuatro años de crisis macrista, López respondió a este medio: “Si, fue tan claro que la quisieron cerrar. Las escuelas fueron la raíz de estos frutos de lucha que está dando la democracia”. Además el sindicalista vaticinó que la nueva oleada de gobiernos nacionales, populares democráticos y feministas para América Latina, que en algún momento comenzaron en la Venezuela de Chávez, podría recomenzar el año próximo en nuestro país.

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