Un picadito con la juventud

Mucho se dice, pero poco se sabe acerca de los intereses de la juventud y de aquello que tienen en mente les pibes y pibas de entre 16 y 18 años que van por primera vez a las urnas. Para terminar con el misterio charlamos con Julia, Juan Ignacio y Laila, que ya tienen muy en claro qué y por qué votar.

En 2015 Mauricio Macri se impuso en las elecciones nacionales por tan solo 600.000 votos. Este año 1.200.000 pibes y pibas votan por primera vez y todas las fuerzas políticas apuestan a reunir la mayor cantidad de esos y esas votantes. Al Frente de Todes le serviría para recortar la brecha de 2015 a la fecha, a Juntos por el Cambio le ayudaría a reforzar su impronta joven cada vez más desdibujada y en el Frente de Izquierda consolidaría una tendencia de electores y electoras mayoritariamente jóvenes. Qué y cómo piensa este millón de votantes es la gran incógnita para muches jefes y jefas de campaña. Para empezar a desentrañar este misterio reunimos a tres jóvenes de distintos colores e insignias partidarias: Julia, Juan Ignacio y Laila.

Foto: Abril Pérez Torres

Julia Andrade tiene 16 años, es coordinadora del turno mañana del Centro de Estudiantes del Mariano Acosta, militante de La Cámpora y este domingo se enfrentará por primera vez con el cuarto oscuro. «Milito desde que tengo memoria: en un principio empecé con DDHH porque en ese momento estaba todo muy roto, no había muchas agrupaciones políticas, año 2003, recién se estaba gestando el proyecto en el cual hoy en día milito. Empezamos (junto a su familia) con la ronda de las Madres ni bien tuve edad para salir de la clínica y mis viejes siempre me llevaron a todas las actividades. Empecé a militar porque significaba creer en algo mucho más grande que une, ayudar a un montón de personas desde otro lugar y crear un proyecto de país distinto a lo que se venía viendo hasta el momento», cuenta.

Foto: Abril Pérez Torres

Juan Ignacio Crocenzi tiene 18 años, está cursando su primer año de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA) y milita en el PRO en la Comuna 14. «Me sumé a militar después de las PASO 2017 porque sentí que tenía que ser parte. Cuando uno siente que puede cambiar las cosas se tiene que sumar. Juntos por el Cambio representa lo que busco como modelo de país, obviamente uno siempre puede hacer autocríticas, pero creo que va hacia lo que yo creo mejor para mí y mi país», comenta.

Foto: Abril Pérez Torres

Laila López tiene 17 años, estudia en el Normal 6 y si bien milita en el Partido Obrero desde el 2014, esta será la primera vez que podrá votar a su frente. «Me parece que es un partido donde se puede dar el debate, donde no hay un debajo de la alfombra, no hay un ‘no’ como respuesta sino que todo se discute. Siempre me gustó la política, pero costaba mucho encontrar un lugar donde me sienta parte, lo encontré en el Partido Obrero y por eso sigo militando hasta ahora», responde sobre la elección de su espacio de militancia.

Estrenando votos

La charla comenzó tranquila y con un amplio pero necesario piso de acuerdo: la importancia de que les jóvenes vayan a votar este domingo. «Es importantísimo que los jovenes se involucren en política porque la política define todos los aspectos de tu vida, te guste o no», opinó Juan en ese sentido. Reforzando esta idea Julia resalta: «A les jóvenes siempre nos relegaron en un lugar medio afuera de esa parte, y que nos hayan dado el derecho y la voz para poder elegir el proyecto de país que vamos a querer es también una responsabilidad». Ambos coincidieron en que se trata de unas «elecciones históricas» en las que se definirá «el modelo de país» y se reafirmará o se rectificará el rumbo del país.

Es sabido que la juventud es el sector etario que reúne al mayor electorado antimacrista y el problema con el padrón desencadenó inmensas críticas en este sentido, ya que se leyó como una estrategia oficial para reducir los votos contra la fórmula Macri-Pichetto. «Es fundamental que los estudiantes secundarios, a quienes nunca se les dio voz ni voto, hoy tengan participación», destacó Laila. Con mucha esperanza -y algo de manija- Juli añadió: «Creo que es una elección muy importante y poder votar por primera vez en esta elección es un re privilegio y nadie se puede quedar afuera de esta toma de decisiones».


-¿Creen que la política continúa siendo adultocéntrico?

-Juan Ignacio: A mí me pasó mucho, cuando arranqué a militar, en el 2017, de encontrarme con el prejuicio de «vos sos joven, no podés opinar», como que te criticaban por ser joven. Me parece que la política hasta hace un tiempo no estaba tan pensada para los jóvenes, pero hoy por ejemplo Cambiemos tiene a una de las diputadas más jóvenes de la historia que es de la UCR. Me parece que cada día se va a abriendo más a los jóvenes, tenemos el caso de Ofelia Fernández: más allá de la postura que tenga y de si pueda coincidir o no con ella, creo que está bueno que podamos tener ese lugar.

-Laila: En el partido en el que milito se hace mucho hincapié en la juventud, somos un tercio del partido, y estamos en cada facultad y en cada colegio. Siempre se le dio importancia a la juventud, pero es real que también vemos a las personas mayores que, desde la ignorancia, te dicen que no podés opinar porque no lo viviste o cosas por el estilo. Hay mucha gente que todavía piensa que no podemos opinar sobre determinadas cosas por no haberlas vivido y es todo lo contrario.

Foto: Abril Pérez Torres

Julia: Esto me pasó muchísimo porque yo tenía 7 años y cuando volanteaba la gente que pasaba me mandaba a estudiar. Igualmente en el partido en el que milito siempre apostó mucho a la juventud: la Ley de Centros de Estudiantes, la Ley de ESI, que quizás no se liga mucho pero es darte el poder de decisión y la información para que puedas elegir verdaderamente qué querés hacer en un aspecto tan importante como es la sexualidad, la Ley del Voto Joven. Por ahí no siempre fue tan joven la política pero creo que, al menos desde el partido desde el que lo veo, siempre se apostó mucho a la juventud y se dialogó mucho con nosotros. Aunque puede ser que ahora estemos irrumpiendo un poco más en las listas y en la disputa de poder de «la gran política».

¿Creés que el feminismo tuvo algo que ver?

J: El feminismo fue una topadora que vino y arrasó con todo. También se vincula mucho el poder que le dio el feminismo y el protagonismo que tuvimos les jóvenes en esta cuarta ola. El feminismo ayudó un montón a que, por ejemplo, dos mujeres como Ofe y Lu (Cámpora) estén en muy buenos lugares en las listas.

De las aulas a las urnas

Todes vienen haciendo campaña desde hace meses en plazas, esquinas, parques y medios de transporte, pero… ¿cómo se traslada la campaña a las aulas? Las experiencias son muy diversas, y hasta antagónicas, dependiendo del escenario del que se trate. Por un lado, Juli cuenta que en el Acosta se generó una gran movilización a raíz del no registro de aproximadamente un 40% del padrón de jóvenes de entre 16 y 18 años. A partir de esto se despertó el interés en todo el estudiantado, se generaron distintas instancias de participación y debate al respecto para apostar a un voto consciente que conozca en profundidad las propuestas y el perfil de cada lista.

Foto: Abril Pérez Torres

En un plano completamente opuesto, Juani revela que en la UCA no está permitido hacer política partidaria. Aunque las pibas lo miran con sorpresa, él actúa con normalidad y comenta que de manera alternativa opta por militar la campaña por WhatsApp enviando mensajes a sus amigues del secundario, aunque también empezaron a organizar un grupo de Defensores por el Cambio compuesto por estudiantes de la UCA. Toda su estrategia respeta al pie de la letra el coaching PRO y contrasta visiblemente con la campaña del Frente de Todos y el FIT-Unidad.

Por su parte, la izquierda en los secundarios prefirió adoptar otra estrategia y se propuso ir a la puerta de todos los colegios con la revista del partido en donde cuentan sus propuestas y apuestan a convencer a les estudiantes apelando al perfil joven y combativo que caracteriza a las organizaciones que componen el FIT.

Foto: Abril Pérez Torres
Se picó

La armonía se rompió tan fácil como una copa de cristal en cuanto las diferencias empezaron a brotar, a medida que la entrevista fue avanzando. Aunque partieron de una base de acuerdo entre las prioridades y las demandas de la juventud, la mirada sobre ellas es muy disímil. Partiendo por la educación, continuando con las problemáticas de género, sumergiéndose en el activismo ecologista que empieza a sembrarse en distintos puntos del país y concluyendo en la propuesta cultural para los y las jóvenes.

El discurso propagandístico del macrismo sobre la creación de 54 escuelas en CABA, la creación del Instituto Nacional de la Mujer (INAM), entre otras, fue interrumpido por Juli y Lai ni bien Juani terminó de mencionar la construcción del Polo Educativo en el «Barrio 31». Esto último desató un larguísimo debate sobre si decirle villa o barrio 31, que como muchas otras cosas, no terminó por conciliar una posición. Las respuestas de las pibas fueron contundentes: punto por punto fueron desmintiendo y cuestionando cada uno de los logros que vende el gobierno de la Alianza Cambiemos.

La discusión fue constante y larga. No hubo punto de acuerdo posible en ninguno de los ejes, y cuando las cosas ya parecían complejas, el debate sobre el lenguaje inclusivo se coló en la conversación y terminó de dinamitar todas las tensiones previas. La naturalización de este fenómeno reciente que se reprodujo rápidamente entre les adolescentes y obtuvo una gran acogida entre el estudiantado del Mariano Acosta, así como en la mayoría de los colegios porteños, se choca con una realidad completamente distinta que llega desde las aulas de la Universidad Católica Argentina.

– «El lenguaje inclusivo no lo uso, tal vez es un poco egoísta pero no sé realmente cuánto más incluís». «Me cuesta usarlo, no creo que lo use y el ambiente en el que me muevo no se usa». «No me parece mal si hay gente que realmente se siente identificada con la ‘e’, pero yo no lo uso». «Yo incluyo a todos en la ‘o’, es el lenguaje que me enseñaron».

Esta seguidilla de comentarios acerca del lenguaje inclusivo enfureció a Juli, ferviente defensora de la discusión y transformación del lenguaje en clave feminista. Envalentonada por la dinámica de su colegio y la marea feminista que sirve de empuje de diversos cambios sociales, le cuesta mucho comprender los argumentos de Juani y discute a fondo cada una de sus afirmaciones. Simulando una batalla de freestyle, empezaron una réplica dinámica y afilada sobre el tema que, por supuesto, no logró alcanzar un acuerdo.

Todo lo que le vino después fue en otra tónica.

Foto: Abril Pérez Torres
Deseducades y desempleades

Otra de las discusiones giró en torno a la relevancia y el trato que le dio el gobierno de Cambiemos a la educación y el empleo joven. Independientemente de las opiniones de cada une de les entrevistades, estos cuatro años de macrismo han debajo al descubierto todas las demandas educativas que tenían antes las comunidades en la órbita porteña. Desde la paritaria docente a nivel nacional hasta el conflicto de la UNICABA y la Secundaria del Futuro en la Ciudad de Buenos Aires ubicaron en el ojo de la tormenta a les principales funcionaries oficialistas.

Las críticas de Juli y Lai en materia educativa empezaron a llover en cuestión de segundos y van desde las condiciones edilicias hasta el debate por la reforma de los planes de estudio y las distintas reformas educativas que introdujo el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires durante su gestión. Los humores eran cada vez más tensos y las diferencias se acentuaban a cada palabra.

Por otro lado, si bien el Gobierno lanzó la Expo Empleo Joven en 2016 para atender a la problemática del desempleo joven, lejos estuvo de resolver la altísima demanda que hay en ese grupo etario, acrecentada además por la política de despidos desatada desde el Ejecutivo nacional desde la asunción de Mauricio Macri.

A Laila esta problemática la golpea de lleno y en primera persona: «Tengo ganas de trabajar y es muy difícil conseguirlo, pero no solo en este gobierno, en todos los gobiernos, porque siempre piden experiencia y cómo voy a tenerla si tengo 16 años. Suena ahora Rappi y Glovo, que es la juventud precarizada». En este sentido remarcó también con mucha preocupación la dificultad para sostener los estudios o incluso independizarse económicamente de sus xadres. Sobre esto Juli opina que «claramente termina afectando mayormente a la juventud porque tiene que ingresar en un mercado donde la oferta es cada vez más chica».

Mientras que la joven militante de La Cámpora denunció que «no hay una política desde el Estado que facilite la entrada de les jóvenes en el mercado laboral», su némesis planteó que «si se da la reforma laboral se tenga en cuenta a los jóvenes», mostrando su preferencia por el avance en el tratamiento de dicha normativa.

¿Qué opinan sobre el Servicio Cívico Voluntario?

JI: Me parece que hay que sacarle el prejuicio a las Fuerzas Armadas, no son el cuco y hay mucha desinformación sobre el tema. Es más una orientación vocacional que una orientación en armas. Todo lo que ayude a los jóvenes a poder plantearse su proyecto de vida y orientarlos hacia lo que ellos quieren me parece buenísimo y lo voy a apoyar.

L: Esta es otra reforma inconsulta, por decirlo de alguna forma. Planean algo para la juventud sin consultárselo a la juventud, y por eso pasan estas cosas.

J: Esto del cuco no es una cuestión que surge de la nada, creo que las Fuerzas Armadas en este país es algo que trae muchos recuerdos y es una representación de Malvinas, del Golpe de Estado. Y hoy en día siguen siendo los policías los que paran a los pibes en las villas o en cualquier parque por portación de cara, siguen siendo esas personas que siguen representando ese cuco que adjudican que no es ni más ni menos que el miedo a la represión. Que el Gobierno, salga a decir que el mejor lugar para les jóvenes son las Fuerzas Armadas me parece totalmente nefasto y que diga que así se le implantan valores en vez de priorizar la educación, también.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).