La ronda está llena de primerizos y primerizas: muches de les 300 jóvenes sentades sobre el verde del Parque Centenario votarán este año por primera vez; otres debutan en el frenesí de la campaña electoral, militando su lista, en la que ven como un triunfo a varies de sus compañeres en lugares expectantes, con Ofelia Fernández, de 19 años, como la voz que representa principalmente su mirada sobre el mundo. Sobre vértice, recién llegado, micrófono en mano, preside la asamblea bajo el último sol del sábado otro debutante: Matías Lammens, la novedad política de la Ciudad para propios y extraños.
“Nadie más que nosotros puede organizar una charla abierta así, como la que estamos teniendo ahora. Eso es lo lindo de militar con ustedes: acá no hay timbreos actuados y todos pueden hablar”, les elogia el presidente de San Lorenzo y despierta los primeros aplausos de la tarde. Es el tramo final de una campaña cuyo objetivo principal fue romper el techo de desconocimiento que arrastra como debutante, y aprovechar la llegada del Frente de Todos entre les más jóvenes, donde se apuesta a conseguir el plus necesario para evitar un triunfo en primera vuelta del actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.
La otra pata de la instalación de Lammens fue pegar su figura a Alberto Fernández. El enroque que propuso Cristina Kirchner dos meses atrás, cuenta él, le dio el puntapié definitorio y se decidió a jugar. Y ahora, como en esta tarde, se carea con muches de esos y esas militantes que tiempo atrás formaban parte de un mundo ajeno.
«Sinceramente esto me llena de energías, me saca todo el cansancio de la campaña. Tengo ganas de salir de acá e irme a otra actividad como ésta», le dice a El Grito del Sur.
Pero la foto con la ex presidenta, la referenta ineludible de casi todes les presentes, quedará para más adelante: una de sus preocupaciones es dejar en claro que no viene del palo kirchnerista, quizás la llave que lo catapultó como el candidato más importante del espacio.
— «No entiendo a Lammens cuando dice que no es kirchnerista», dijo Horacio Rodríguez Larreta en una entrevista con La Nación. ¿Considerás que ese mote te pone un límite en la disputa electoral?
— Es que no soy kirchnerista. Larreta dice eso porque está preocupado por el ballotage, y me quiere poner un techo. Nuestra tarea fue reconstruir y unificar el progresismo porteño, que venía dividido de varias elecciones e hizo que tengamos que soportar 12 años de gobiernos del PRO en la Ciudad. Ahora pudimos amigar a las dos familias progresistas históricas de la Ciudad y esa es nuestra ventaja.
Todos los cañones apuntan a la segunda vuelta, pero la primera tarea es construir un perfil y romper el techo del desconocimiento entre buena parte del electorado. La instalación definitiva de Lammens, dicen en su entorno, se completará el próximo domingo, con la boleta con su cara y su apellido en todos los cuartos oscuros de la Ciudad. «No hay mejor instalación que las PASO», dicen. Quizás por eso, y porque la discusión real pasa por la batalla nacional, en la que el Frente de Todos apuesta a conseguir una primera ventaja el próximo domingo, la campaña en Ciudad tiene un perfil más bajo. El cierre, de hecho, no será un acto público con los principales dirigentes nacionales, sino que se baraja una recorrida más por los barrios que se convertirá en una caravana con el Obelisco como punto de llegada.
«Esta campaña es David contra Goliat», les dice el candidato a les jóvenes, inquietos e inquietas por saber si los esfuerzos que realizan en las redes sociales y las calles alcanzan para romper el «cerco mediático» del que supo gozar el PRO en sus tres mandatos porteños. «Pero igual -reafirma- ésta es la campaña más inteligente que hicimos en muchísimos años».
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Lejos de entrar en ese tipo de definiciones, la charla entre Lammens y les jóvenes gira en torno a las preocupaciones de ese sector: boleto estudiantil, educación sexual integral, reforma educativa, la financiación de espacios culturales, un protocolo contra la violencia de género, el aborto legal y el acceso a la primera vivienda. Lammens se compromete a cumplir y contesta que se trata de prioridades: «La Ciudad tiene un presupuesto de urbe europea, todo lo que nosotros planteamos gira en torno a priorizar la educación y salud públicas, en eliminar la diferencia de desarrollo entre el norte y el sur de la Ciudad», dice.
— Las últimas cifras del INDEC dan un aumento de 94 mil nuevos porteños bajo la línea de la pobreza. Pero al jefe de Gobierno, a diferencia de lo que pasa a nivel nacional, no le cuesta tanto hablar de Economía.
— Me parece ridículo que Larreta diga que sí, que admite que hay miles de nuevos pobres en la Ciudad, pero que ellos dicen la verdad. Está bien que diga la verdad, pero los porteños esperamos otra cosa. Las cifras nos pegaron muy fuerte. Hay prioridades, no me canso de decirlo. Necesitamos, por ejemplo, la emergencia social, porque es inmoral que esta ciudad tenga 7 mil personas en la calle con el presupuesto que tiene.
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Durante el último encuentro de Lammens con Alberto Fernández, para una transmisión en vivo desde Facebook, apareció el nombre de otra ciudad, no europea sino norteamericana, Boston, como espejo de la Buenos Aires que imagina el Frente de Todos. La alusión sorprendió.
— ¿Por qué Boston?
— Es un concepto que me dijo Alberto y me puse a investigar. Boston tiene más universidades por habitantes que cualquier otro lugar del mundo. Buenos Aires tiene todas las posibilidades, tiene la UBA, un capital humano prestigioso en todo el mundo. Queremos ser vanguardia en ese aspecto, con ciencia y tecnología, para que los más jóvenes y todos encuentren las mismas posibilidades para desarrollarse.
