Mil maneras del placer

¿Qué pasa con los derechos sexuales de las mujeres con discapacidad? ¿Es el feminismo realmente inclusivo con ellas? El Grito del Sur entrevistó a cinco participantes de DeSeAr -taller de Inclusión sobre Derechos Sexuales y Reproductivos- para hablar sobre las consecuencias de una sociedad capacitista.

Fotos Abril Pérez Torres

Hace tiempo que el movimiento transfeminista desmitificó que los derechos sexuales puedan saldarse en una clase apurada de 40 minutos donde se enseña a poner un forro. Los territorios del deseo, sinuosos, diversos, heterogéneos e inabarcables cambian según cada singularidad. Hace tiempo las transfeministas venimos hablando del goce propio o conjunto, de la exploración, la masturbación, la adrenalina, la posibilidad de eyacular, adueñarse de todos estos espacios negados históricamente a mujeres y disidencias. Pero cuando hablamos de derechos sexuales y no (¿o si?) reproductivos: ¿en qué clave pensamos? ¿somos conscientes de que existen cuerpas con otro tipo de capacidades que también tienen derecho a habitar plenamente su sexualidad?

Para saldar este debate, El Grito del Sur se reunió con cinco mujeres con discapacidad que participan de DeSeAr, una iniciativa que busca erradicar la violencia sexual, los prejuicios y la discriminación para que las mujeres con discapacidad puedan vivir su sexualidad plenamente.

DeSeAr surge de la coordinación entre Casa FUSA (Centro para Atención de Adolescentes y Jóvenes para la Salud Integral con Perspectiva de Derechos Asociación Civil), REDI (Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad) y el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer. El programa tiene tres líneas de trabajo: por un lado, realizan talleres en diferentes partes del país (NOA, NEA, centro del país y provincia de Buenos Aires) donde se intercambian experiencias y se difunde información; por el otro, impartir capacitaciones con proveedores de servicios de salud sexual y reproductiva para que las mujeres con discapacidad que asistan se conviertan en replicadoras de los conocimientos; y en tercera instancia promover el liderazgo de mujeres con discapacidad para que visibilicen dichas problemáticas.

En Buenos Aires el taller de formación comenzó en febrero con la intención de recibir a más de 30 mujeres de Capital Federal, el Conurbano y La Plata. El próximo encuentro se realizará el 23 y 24 de agosto de manera gratuita y con traslado cubierto en caso de venir desde fuera de la Ciudad.

Fotos: Abril Pérez Torres

Si bien los Derechos Sexuales se definen formalmente como “la libertad de las personas para ejercer su sexualidad de manera saludable, sin ningún tipo de abuso, coerción, violencia o discriminación”, muchos otros factores sociales, políticos y culturales se ponen en juego a la hora de acceder a la sexualidad. Las chicas que asisten a los talleres lo saben. Ellas hablan de una cultura capacitista que se refleja en todo un sistema.

Laura Lemura, Guadalupe Bargiela, Ianina Nunziata, Emiliana Bello y Valeria Fantasía hablan de infatilización y subestimación, de un servicio médico con profesionales que no están especializados en el tema y centros de salud poco accesibles. También dirán a lo largo de la charla que se cree que ellas no tienen deseo, placer o sexualidad, un mito totalmente erróneo.

Como muchas otras mujeres con discapacidad, las entrevistadas también traen consigo diferentes historias de discriminación, años de que otras personas decidan por ellas o las traten como niñas. “Voy caminando por la calle y me preguntan ¿está solita?, aunque tenga 18 años y esté yendo a trabajar”, explica Guadalupe (estudiante de abogacía).

Laura Lemura    Fotos: Abril Pérez Torres

Valeria también trabaja de abogada, tiene 34 años y en su caso le costó no sentirse discriminada desde el inicio de su vida sexual. Como muchas personas en silla de ruedas, Valeria tuvo que habituar a las calles y edificios no adaptados para poder movilizarse por la ciudad. Aprendió a subirse y bajarse sola de las camillas y a distinguir rápidamente los lugares donde va a tener más problemas para movilizarse.

Entender que el capacitismo es parte de la sociedad es similar a ponerse los lentes violetas del feminismo. Leer en clave estructural la discriminación permite entender que no es un ejemplo aislado, sino un sistema que sigue postergando cuestiones fundamentales para la vida de parte de la sociedad. “Yo cuando era joven necesitaba bastones para caminar”, cuenta Ianina. “Ahora no los uso, pero sigo necesitando barandas para apoyarme cuando hay que subir escaleras. Al principio no reparaba en todos los lugares a los que les faltan hasta que no empecé a prestarle atención a eso. Ahora me doy cuenta rápidamente cuántos espacios no están adaptados”.

Guadalupe Bargiela    Fotos: Abril Pérez Torres

“Lo que le pasa a las personas con discapacidad es similar a lo que le pasa a las mujeres en muchos ámbitos: infantilizarlas, quitarles la posibilidad de expresarse, pasarlas por alto, no tenerlas en cuenta. En nuestro caso ambos factores se sobreponen”, explica Laura, que tiene discapacidad visual.

La información sobre salud sexual y reproductiva comienza siendo limitada desde la infancia, los materiales que utilizan en las escuelas no están en braille y no contemplan dentro de sus currículas la discapacidad con perspectiva de derechos humanos, tampoco los que se proveen en hospitales y centros de salud. A esto se suma que, cuando las familias recurren a profesionales por falta de herramientas para manejar, se enfrentan a que muchos no se manejan de forma idónea al no estar especializados. Esto puede resultar que aún sin la intención de dañar las familias pasen por encima a las personas con discapacidad, decidiendo con el profesional la manera en la cual deben desempeñar su sexualidad o el método anticonceptivo que se les proveerá.

Desde Redi denuncian que el Estado argentino no cuenta con información ni estadísticas sobre la salud sexual y reproductiva de las personas con discapacidad y tampoco ha procurado producirla. Además agregan que el programa de Salud Sexual y Procreación del Gobierno es parcialmente inclusivo porque, si bien habla de un enfoque en discapacidad basado en los derechos humanos, esto sólo se traduce en un número limitado de acciones aisladas.

Ianina Nunziata         Fotos: Abril Pérez Torres

Otro de los planteos que se puso de relieve el año pasado, durante el debate parlamentario por la Interrupción Legal del Embarazo, fue la ausencia de perspectiva en discapacidad de los proyectos de ley presentados. Si bien las entrevistadas apoyan la legalización del aborto, sienten que en un principio faltó su voz. “Yo me siento interpelada por el feminismo, pero hay veces que no integra la discapacidad. Es claro que no es lo mismo ser una mujer blanca de clase media sin discapacidad en Capital Federal que una identidad disidente con discapacidad en el conurbano”, explica Guadalupe.

Además las entrevistadas advierten que la falta de una mirada sobre discapacidad con perspectiva de derechos humanos en la escritura del proyecto dio pie a que los anti derechos quisieran confundir la necesidad de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos con la eugenesia, es decir la filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humano. Si bien el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se modificó integrando los aportes de las personas gestantes con discapacidad y se lanzaron pañuelos verdes con las consignas en braille, la maternidad sigue siendo un tema complejo para las mujeres con discapacidad.

“La maternidad no aparece como una opción”, dice Valeria, quien si bien eligió no maternar no sabe cuánto de la presión social del sistema capacitista influyó en su decisión de vida.

Valeria Fantasía        Fotos: Abril Pérez Torres

Las participantes cuentan que no son pocas las mujeres con discapacidad que fueron esterilizadas de manera forzada sin saberlo. En algunos casos los propios profesionales realizan las intervenciones con el consentimiento de la familia, pero sin informar a las mujeres que se llevará a cabo por lo cual terminan enterándose cuando quieren quedar embarazadas y no pueden. “Después van las chicas sin discapacidad a un hospital a esterilizarse que es algo que contempla la ley y se lo niegan pero para nosotras no hay opción”, agrega Laura.

Emiliana Bello         Fotos: Abril Pérez Torres

La Justicia, como parte del sistema patriarcal y capacitista, muchas veces falla en contra de las mujeres con discapacidad impidiéndoles maternar. Esto fue lo sucedido este año en Tierra del Fuego, donde el juzgado determinó retirarle su bebé a una madre por su discapacidad intelectual, exigiéndole que contara con un “adulto responsable” para cuidar a su hijo. Este caso se suma al de Marisa, una joven con discapacidad intelectual a quien en 2016 la Corte Suprema de Justicia de la Nación la había separado de su hijo porque evaluó que se trataba de una «grave situación de vulnerabilidad», producto de la discapacidad de su madre. En ese momento y en el marco de una causa patrocinada por REDI, el máximo tribunal ordenó el reintegro del niño a su madre y que el Estado se hiciera cargo del sistema de apoyos necesarios para que la mujer pudiera ejercer su derecho a maternar.

“De ningún modo se puede alejar a los hijos e hijas de sus madres por motivos de discapacidad con el argumento de la falta de apoyos. Es rol del Estado proveer los apoyos necesarios que les permitan a las madres desempeñar el rol. De ningún modo la necesidad de apoyos debiera restringir la autonomía”, manifestó Redi en un comunicado.

Fotos Abril Pérez Torres

Sofía es abogada y trabaja en Redi hace dos años. Ella es una de las encargadas de coordinar las capacitaciones de DeSeAr y le parece fundamental que estos encuentros funcionen como maneras de pasar de la catarsis a la acción. Para eso, junto con las demás integrantes del equipo y las participantes, se propusieron que de las formaciones salga un pliego de pedidos y reivindicaciones para trasladar a los legisladores, esperando que se comprometan a avanzar con el tema y ponerlo en agenda. Sofía, Ianina, Valeria, Guadalupe, Emiliana y Laura saben que queda mucho camino por delante, pero no parecen asustadas y seguirán trabajando para desarmar desde las bases el sistema capacitista,  avanzando cueste lo que cueste para hacerle un lugar a las personas con discapacidad dentro de la marea verde.

El formulario de inscripción del taller y la información con detalles puede encontrarse en este link https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeWY82Cavi-_adAbY5RGq-2IU7tEtT3DtWXbHRiQf9AbUn5Dg/viewform

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno.