Aborto es deseo, aborto es libertad

A un año de la votación en el Senado, un nuevo 28S -Día de la Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito- nos reúne en las calles. Mientras los antiderechos avanzan en toda América Latina, las feministas seguimos reivindicando nuestras demandas con una consigna clara: nos mueve el deseo de libertad, y por eso justamente es que no vamos a parar.

Fotos: Virginia Robles

¿No es acaso este cuerpo mi única posesión?

Conquistar es un gesto político

y poseer no es tener.

Aldana Antoni

El aborto es un montón de cosas: es políticas públicas, es decisiones parlamentarias, es estrategias clandestinas, es conspiraciones feministas, es epifanías colectivas, es empoderamiento y construcción. Relatos, imágenes y poemas que nos recuerdan que nuestras luchas exceden toda categorización y que están todo el tiempo interpelándose a sí mismas.

Emancipación 

La Peque fue uno de los primeros casos que acompañé. Ella tenía 40 años, vivía en el Bajo Flores y era madre ya de seis hijos. Cuando decidió interrumpir el embarazo estaba de 20 semanas. No quería que el marido lo sepa y durante el proceso nos dimos cuenta de que estaba en una relación violenta. La acompañé y ese año, después, fuimos al Encuentro Nacional de Mujeres. Al volver de su primer encuentro dejó a su marido, logró irse de su casa, lo denunció y se hizo torta. La historia de la Peque es una de las más hermosas que conozco: ella pasó por tantas cosas y fue en el momento en que tomó la decisión sobre su propio cuerpo que pudo hacer red y alcanzar otro tipo de libertad y de construcción de su deseo. -M

Cuando se está cerca

de tomar el poder

se cocina el porvenir

y la ansiedad

no nos deja ver

que quizás

al cambiar el mundo

vos el mío

yo el tuyo

en realidad luchamos

por la liberación

por un nuevo gobierno

propio.

-Dani Moran

Fotos: Virginia Robles

Privilegio

El 6 de marzo de 2018, cuando se presentó el proyecto de IVE del Congreso, un pibe me pidió que acompañe a una chica de 17 años que estaba embarazada. La chica no hablaba. Estaba claramente anémica, era muy flaquita. Una cosa que se me grabó en la mente fue la primera vez que la vi: le expliqué sus posibilidades y me miró y dijo algo: “yo no puedo elegir ser madre, no puedo darme el lujo de ser madre”. Acompañé a mujeres en situación de violencia, en situación de pobreza, amenazadas, desesperadas. Pero nunca había pasado por algo así: en la vorágine de los martes verdes alguien me dijo que no podía darse el lujo de elegir ser madre. -V

Foto: Virginia Robles

Epifanía

El primer atraso que tuve siendo adulta, en pareja y con mi propia casa fue distinto. Las condiciones estaban ‘dadas’ si el test daba positivo. Las tres cuadras que caminé a la farmacia fueron el recorrido que necesitaba para hacer consciente algo: abortar sería una decisión mía, elegida y consciente. Positiva. Estoy diciéndole sí a una forma de vivir. La angustia se borró. A partir de ese momento entendí que nos construyen desde la carencia cuando en realidad lo que tenemos es un deseo que desborda. -D

Si la belleza es una forma de resistir, la osadía

de salirse del plan oscuro de los pocos,

vemos las marcas de su persistencia en cada esquirla,

cada pacto para producir la dicha, el espesor

de la mirada sobre las partes, los pequeños

detalles de lo otro, las cúspides, los talones invisibles,

el paño húmedo sobre la frente cuando

ya no hay fiebre que pueda quebrar la realidad

de los mandados y las penas a secas.

-Valeria Cervero

Fotos: Catalina Distefano

Conspiración 

Cinco embarazos: aborté cuatro veces y parí una. El aborto es algo que pasa y mucho. Se habla más de aborto como algo estigmatizado que de todo lo que implica criar, el esfuerzo puesto en las tareas de cuidado y cómo impacta en nuestras vidas personales y profesionales. Abortar está puesto en un lugar muy moral y es una pelotudez: puede ser una situación de mucha amorosidad que queda en un lugar patologizado, a pesar de que muchas veces es un encuentro de ternura entre mujeres y cuerpos gestantes, de mucho cuidado. También es un lugar de conspiración. En vez de pensar que el aborto es una cuestión de leyes y estructuras hospitalarias, podemos pensar que es un lugar de cuidados colectivos -Lule Oke

Fotos: Abril Pérez Torres

Certeza 

Nunca pude escribir algo concreto sobre mi aborto. Sé que tenía la misma edad que tenía mi vieja cuando quedó embarazada de mi. Sé que lloré nueve semanas por cualquier cosa que mis hormonas decidieron que valía el llanto. Sé que la unidad de medida del Misoprostol en la boca es un capítulo entero de Los Simpsons. Sé que pude elegir porque vivo en Capital Federal, soy de clase media-alta, trabajo en relación de dependencia y sé googlear. Una vez dije algo sobre mi aborto y terminé siendo Trending Topic en ciudades de Latinoamérica que no conozco. Al menos 200 usuarios de Twitter desconocidos me escribieron para decirme asesina. Otra vez que hable, me llamaron para que participe de en un documental de estudiantes de Comunicación Social. No soy la sádica antiniños que mutiló a su bebé por nacer, pero tampoco soy una empoderada-heroína-mito más feminista que otra feminista por tener la insignia de aborto. Quedé embarazada, no quería tener un hijo, tomé unas pastillas y volví a menstruar. Nunca pude escribir algo épico sobre mi procedimiento médico. -Bar Bustos

Fotos: Catalina Distefano

Reconocimiento

¿Qué nos pasa a las pibas que con todos los privilegios, prepagas e información igual muchas veces decidimos no cuidarnos? ¿Cómo hablamos de esto? Sin caer en un lugar moralista, es una responsabilidad nuestra: ¿qué se juega ahí donde dejamos de lado los saberes y privilegios? Queremos entender más libremente nuestro deseo, lo que se juega en una relación sexual que muchas veces se aleja de lo que podemos racionalizar. A veces no lo podemos calcular. ¿Y si queremos pedir aborto porque vamos a coger sin protección y, a pesar de conocer y tener toda la información, decidimos hacerlo? Esta es una pregunta que nos tenemos que hacer. -N

(…)

Pero hoy escribo poesía y camino

con mis compañeras:

hoy entré en mi cuerpo.

-Samantha San Romé

Fotos: Abril Pérez Torres

Decisión 

Fui a un colegio de monjas, vengo de una familia conservadora. “Si tenés sexo en la primera salida sos una puta, tenés que hacerlo esperar muchos meses”. Con este pibe pasaba que él decía todo lo que yo quería escuchar para avanzar rápido. Se bajaba una botella de whisky entera por noche, desaparecía por días enteros, me maltrataba psicológicamente, sabía que me estaba por ir. Una noche y tuvimos sexo sin protección. Yo no quería. Me insistió muchísimo. Accedí. Después de terminar se tiró a dormir. Para poder salir de esa relación me tuve que ir al sur. No podía dejar de pensar que estaba embarazada, yo no había tenido nunca educación sexual, no sabía nada de métodos anticonceptivos, no tenía herramientas. Yo sabía que si pasaba eso iba a abortar. -C

Fotos: Abril Pérez Torres
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Lucia Cholakian Herrera

Comunicación UBA // Periodismo Narrativo UNSAM+Anfibia. Escribe en Vice, Cosecha Roja y Nodal.am // En redes es @queendelqueso