«Somos putos, sudakas y latinoamericanos»

Ciervos Pampas Rugby Club surgió en 2013 como el primer equipo de rugby diverso de Latinoamérica. Caio Fabio Varela y Pedro Ignacio Moya Meléndez, presidente y capitan respectivamente, cuentan la historia del equipo, sus objetivos y las batallas que dan a diario en un ámbito decididamente patriarcal.

El rugby surge como deporte en 1823. Fue inventado por William Webb Ellis, un estudiante inglés que pensó inicialmente en esta nueva disciplina como una forma de protesta frente a lo que estaba exacerbado en las individualidades del fútbol. Desde entonces el rugby ha ido mutando y en la actualidad no sólo es visto como un deporte de «machos», sino de los popularmente conocidos como «Tinchos», un estereotipo que responde a varones blancos de clase media-alta, presumidos y preocupados por su apariencia. Ciervos Pampas viene a discutir con muchos de los preceptos establecidos en este deporte y a plantear «un rugby contrahegemónico», con otros valores y otras libertades.

Foto: Nicolás Cardello

Caio Fabio Varela es el presidente del club y cuenta que Ciervos Pampas nació en realidad en 2013 como un grupo de amigos que se juntó en una plaza para participar de un torneo de fútbol LGBT. Allí fue cuando se dieron cuenta que no era el fútbol el deporte que les gustaba practicar y empezaron a trabajar de conjunto en la idea de poder crear su propio equipo de rugby, el primer equipo diverso de Latinoamérica. Fue recién en el año 2017 cuando pudieron registrarse como asociación civil y figurar como un club de rugby registrado. Actualmente se sostienen mediante distintas actividades financieras y el aporte de cada une de les integrantes del equipo, aunque reconocen que «el Estado debe ser garante del derecho al deporte, algo que en la mayoría de los casos resulta vulnerado, al igual que el colectivo LGBT».

«Primer club de rugby de diversidad sexual de América Latina», reza la descripción de su cuenta de Instagram, donde han cosechado ya más de 5000 seguidores y seguidoras. «Cuando nosotros ponemos que somos los primeros es más para visibilizar la ausencia de lo anterior, significa que hasta 2012/2013 no había una mirada más específica sobre lo que representa la necesidad de un espacio de contención que trate de erradicar la discriminación en el deporte», plantea Caio. Esto mismo explica en gran medida una parte fundamental de lo que hace Ciervos Pampas cada vez que sale a la cancha: visibilizar la diversidad, denunciar la discriminación y tacklear la homofobia.

Foto: Nicolás Cardello

Consultado sobre las formas en que se expresa la homofobia y la discriminación por identidad de género en el rugby, Pedro Ignacio Moya Meléndez, uno de los capitanes del equipo, cuenta que en buena parte está relacionado principalmente con la invisibilización que existe de las identidades disidentes en el deporte. En este sentido Varela aporta: «No conocemos y no porque no existan, a ningún jugador de rugby abiertamente gay. Acá la idea no es sacar del closet a alguien, pero es imposible que una región donde hay aproximadamente 200 equipos de rugby no haya existido, por ejemplo, en Los Pumas un homosexual asumido».

Meléndez suma también la estigmatización, el menosprecio y los insultos. «Uno de los primeros insultos -si no es el primero- cuando estás en una competencia es decirle puto al otro equipo o al jugador que se mandó una cagada», dice. «Uno a veces piensa que hace falta llegar a matar a un puto para que se configure la homofobia, pero en realidad esto puede verse en la sonrisa, en la mirada, en un juego más violento, en el menosprecio al equipo, la infantilización de los jugadores, todo eso construye un marco homofóbico», agrega Caio.

Foto: Nicolás Cardello

Esto es tan sólo una parte de todo a lo que se enfrenta Ciervos Pampas cada vez que sale orgulloso a las canchas con su uniforme fucsia y azul eléctico, con la bandera del orgullo en los puños de la camiseta y en el tronco de las medias deportivas. «Nosotros tenemos como lema ‘ocupar, resistir y transformar’. Ocupamos la cancha, resistimos en la cancha y la transformamos la cancha. Cuando decimos transformar significa que reconocemos que hay cosas para cambiar: nosotros estamos en contra del deporte de los machos, no del deporte masculino. Entonces, cuando nos ponemos estas medias y entramos a la cancha ya estamos generando una provocación, más allá de mostrar nuestro orgullo a ser lo que somos», explica el presidente del equipo.

Ciervos Pampas tiene una composición muy diversa que va desde sus edades, sus nacionalidades y hasta la complexión física de cada une de les jugadores. El equipo está formado por un total de 38 personas y justamente en esa diversidad radica el valor y la potencia que diferencia a Ciervos del resto de los planteles. Esta misma diversificación es lo que a lo largo de su recorrido les ha traído grandes debates acerca -fundamentalmente- de su identidad: elles tienen en claro -ahora- el lugar que ocupan, por qué y para qué, no dudan ni un segundo en reclamar el lugar que históricamente les fue negado y avanzan decididamente para recuperar lo que les pertenece. «No somos ese pibito que no comprende que su sexualidad está atravesada también por su condición de clase. Nosotros no somos gays, somos putos, sudakas y latinoamericanos», destacan de manera contundente.

Foto: Nicolás Cardello

En relación a esto último se desprende también el típico estereotipo de rugbier asociado a la figura del «Tincho», un término popularizado por la generación centennial para referirse al varon clasemediero que va al gimnasio preocupado por su figura y maneja altos niveles de ego. Consultados sobre este tema, Caio responde: «Que los tinchos tengan su lugar para jugar, el deporte es para todos y todes, pero seguramente la perspectiva sea otra y lo simbólico de su clase puede que represente otra cosa». Y agrega: «Nosotros elegimos el rugby como la modalidad para la promoción de la diversidad sexual y el enfrentamiento a la homofobia porque entendimos que el rugby tiene esa característica colectiva y de la diversidad. El rugby es un deporte que permite varios tipos de cuerpos en un mismo equipo: hay espacio para los gorditos, para los flacos, para los más altos, para los más bajos, para los más rápidos, para los más fuertes».

Pero los cambios durante estos años no fueron sólo internos, el contexto en que se enmarcan este tipo de iniciativas deportivas sufrió también grandes modificaciones, ligadas principalmente a la enorme avanzada del movimiento feminista y, por consiguiente, la construcción de discursos muchos más permeables a la sociedad. Sin embargo, no siempre fue así: Pedro recuerda que hasta hace no mucho sus seguidores en las redes salían a matarlos por usar el lenguaje inclusivo en sus publicaciones, algo que en la actualidad es celebrado y replicado por esas mismas personas.

Foto: Nicolás Cardello

El recorrido es breve y la tarea es larga. Pero nada parece imposible para Ciervos Pampas, que avanza a fuerza de choque, fricción y tackleadas para derribar la discriminación en el deporte, resignificar la presencia de cuerpos e identidades disidentes y construir un rugby popular, sudaca, latinoamericanista y disidente.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).