Las deudas del fútbol femenino

2019 fue un año de difusión y crecimiento sin precedentes para el fútbol femenino. Sin embargo, a casi 3 meses del comienzo del primer torneo “profesional” impulsado por la AFA, las protagonistas sostienen que todavía hay muchos problemas por solucionar.

Desde comienzos de 2019 el fútbol femenino arrancó con fuertes movimientos a partir de que se conociera la denuncia de Maca Sánchez. La acción legal en reclamo por el reconocimiento de sus derechos laborales desató una reacción en cadena que rápidamente se entrelazó con un movimiento feminista que venía ya hace tiempo revolucionando la sociedad argentina. En ese marco, el 16 de marzo la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) anunció el lanzamiento del primer torneo “profesional” del fútbol femenino y las condiciones en las que se desarrollaría. A partir del 20 de septiembre comenzó a rodar la pelota y los hechos demostraron que se había abierto una etapa de semi-profesionalización y que la lucha por los derechos adeudados recién empezaba.

Foto: Nicolás Cardello

La semi-profesionalización y los sueldos que no llegan

El compromiso asumido por la AFA incluyó costear 8 contratos por cada club participante del torneo. Ante el escenario previo, sin salarios ni derechos laborales, esto significó un salto positivo, pero con limitaciones que no tardarían en hacerse notar. Para empezar, la decisión sobre qué jugadoras serían las que quedarían amparadas por un contrato formal de trabajo y cuáles deberían seguir sosteniendo empleos por fuera del ámbito deportivo, era una decisión que golpearía los ánimos al interior de los vestuarios. La solución temporal que encontraron muchos planteles fue dividir los sueldos para que al menos todas tuviesen cubiertos sus gastos de viáticos.

Pero el mayor problema es que, a casi tres meses de comenzado el torneo, muchas de las jugadoras siguen sin cobrar sus sueldos. “Hay clubes que usan el sueldo de las jugadoras para pagar los gastos de la actividad, la ambulancia o la seguridad necesarias para los partidos. Es una locura, les están robando la plata”, denuncia Florencia Pereiro, referenta del colectivo Pibas con Pelotas (PcP).

Esta organización sostiene que la responsabilidad es de la casa madre del fútbol argentino: “deberían controlar que los clubes le hagan llegar la plata a las jugadoras”. “Esto en el masculino no pasa”, agrega Pereiro. Ante la fachada de un creciente interés por la disciplina, por lo bajo, la violencia y el ninguneo dirigencial se renuevan. Además por cómo están planteadas las condiciones, a la hora de denunciar estas situaciones las jugadoras se ven atadas al temor de recibir represalias en términos laborales: “Muchas jugadoras no se animan a contar estas cosas porque saben que pueden quedar desplazadas de su equipo”.

Fotos: Nicolás Cardello

Las pibas del interior también tienen derechos

Otra de las grandes falencias que sigue viviendo el fútbol femenino en Argentina es que la semi-profesionalización sólo alcanza a clubes de la Capital Federal o la provincia de Buenos Aires. La única excepción fue la inclusión del equipo de Rosario Central.

Durante el período que transcurrió entre el anuncio de la AFA sobre la creación de una Primera A con contratos profesionales hasta que comenzó el torneo, se definió, entre otras cosas, qué equipos participarían. Numerosas referentes del fútbol femenino hicieron saber su disconformidad con la baja representación de equipos del interior del país.

Hace algunas semanas la definición de la liga cordobesa volvió a poner el tema en tela de discusión: Belgrano se coronó campeón tras vencer a Barrio Parque por 2 a 1 con goles de Romina Gómez y Sabrina Maldonado. El gran nivel que posee el equipo de Córdoba se puede constatar en las notables cifras cosechadas: 19 títulos de 26 disputados; 224 partidos ganados, 21 empatados y solamente 2 perdidos.

Las ligas del interior son semilleros permanentes de los clubes de Buenos Aires, de España e incluso del seleccionado nacional. “Nosotras pedimos un fútbol femenino federal y profesional. Hacemos hincapié en esto porque el torneo de AFA permite cosas a las que hoy en día las ligas del interior no acceden. Entonces las mejores jugadoras del país en muchos casos terminan teniendo que irse a jugar a Buenos Aires”, sostiene Daniela Díaz, directora técnica de Belgrano de Córdoba.

La federalización del régimen profesional implicaría que las ligas del interior puedan seguir creciendo. “Pedimos que al menos se den cupos de competencias internacionales. Sería una gran motivación para todas nuestras jugadoras pensar que si salen campeonas de acá puedan jugar contra las campeonas de AFA, de la liga Santa Fe, de la liga del Norte y que, a partir de ese reducido, se decida quién va a Copa Libertadores. Sería muy lindo y generaría que los clubes de las provincias tengan que seguir trabajando e invirtiendo para mejorar el nivel del fútbol femenino, incluso pudiendo pensar en llegar a la firma de contratos”, explica la DT cordobesa.

A no desesperar

Hubo también en estos meses algunos avances, entre ellos el cambio en el régimen para jugadoras embarazadas publicado en el boletín 5717 de la AFA. “La futbolista conservará su empleo y el club continuará abonándole la misma suma equivalente a la remuneración pactada”, decreta el texto. Hasta ahora, para las jugadoras el embarazo era sinónimo de imposibilidad para jugar y, al no haber herramientas que las resguardaran, en muchos casos también significaba su desplazamiento del plantel.

Otro avance tiene que ver con el surgimiento de colectivos feministas en diferentes clubes, como es el caso de la Secretaría de Género de Rosario Central que hace algunas semanas presentó un protocolo de prevención y actuación ante casos de violencia de género. Sin duda, en esta breve lista de destacables, también merece ser mencionada la alegría de las jugadoras de Belgrano de Córdoba el día que coronaron el campeonato saliendo a la cancha con camisetas especialmente diseñadas para ellas -circunstancia inédita-, ya no del tradicional color celeste sino de color violeta. “Representa el movimiento de mujeres, es el color con el que ocupamos las calles, las plazas, las casas y las canchas”, explicaron las propias protagonistas en el video oficial en el que presentaron las camisetas. Un tejido cada vez más fuerte entre fútbol femenino y movimiento feminista.

A pesar de las deudas, se trata de un año en que el fútbol femenino dio un salto a la masividad y un paso importante hacia la profesionalización. El florecimiento de escuelas de fútbol, la cada vez menos extraña escena de ver a una nena jugando al fútbol en alguna plaza o la posibilidad de ver al fútbol femenino por la televisión e identificarse con alguna de las jugadoras, son avances concretos en una lucha larga. Pero fundamentalmente, estas pibas dejaron en claro que saben que a los derechos se los conquista en la lucha, tanto dentro como fuera de la cancha.

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Julián Rodrigo Valdez

Estudiante de comunicación social (UBA), cronista y periodista, músico