El fin del comandante en las sombras

El 2020 inició con el asesinato de unos de los comandantes en jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Qasem Soleimani, en un bombardeo norteamericano en Irak. Puede que no estemos ante las puertas de una Tercera Guerra Mundial, pero la decisión de Washington podría significar un punto de no retorno en una región convulsionada.

Qassem Soleimani[1] ocupaba desde finales de los años 90 el rol de comandante de la Fuerza Quds, el brazo para operaciones en el exterior de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI). Formados tras la Revolución de 1979 para responder a la guerra con Irak (1980-1988), los CGRI fueron fundados originalmente para proveer a la recién fundada República Islámica de Irán de una fuerza militar que, además, estuviera formada en los principios ideológicos  de la revolución, a diferencia de las fuerzas armadas iraníes convencionales que retuvieron un perfil “políticamente neutro”. Desde entonces, los “guardianes” (pasdaran) pasaron a convertirse en un actor político de peso en la dinámica interna de la toma de decisiones en Teherán, extendiendo su rol e influencia al manejo de otras agencias estatales, medios de comunicación, y algunos de los principales conglomerados de empresas estatales o semiestatales iraníes. Dentro del espectro político iraní, se los ubica en el ala dura, nacionalista y marcadamente anti norteamericana y anti israelí.

Como miembro del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán, Soleimani participaba del máximo nivel en la toma de decisiones en cuanto a política exterior[2], para luego supervisar y ejecutar las operaciones de inteligencia y otras operaciones especiales de naturaleza secreta de la política exterior iraní. Se lo ha señalado como el arquitecto en la construcción y proyección del poder e influencia de Irán en la región, el “comandante en las sombras” como lo apodó una columna del New Yorker[3] en el año 2013. Estaba encargado de articular las relaciones con un conjunto de actores estatales y no estatales que representan el principal arco de alianzas que Teherán tiene en la región, haciendo sentir su influencia en varios de los escenarios de crisis que emergieron desde principios de siglo (Líbano, Irak, Yemen, Siria, Bahrein). Contrario al bajo perfil que suelen asumir figuras de estos ámbitos, en su país la prensa y la opinión pública iraní le han reservado un lugar especial, rodeado de un aura heroica cuasi épica[4], semejante en intensidad a la retórica anti-iraní que han desplegado algunos de los principales rivales regionales, especialmente los gobiernos israelí y saudita.

Desde 2003, Soleimani supervisó el apoyo iraní a la insurgencia iraquí contra la ocupación estadounidense en ese país; desde 2014 dirigió las operaciones iraníes en apoyo del gobierno sirio en la guerra civil en este país. Todo esto sirve para resaltar que su muerte en un ataque de la aviación norteamericana está lejos de ser un gesto menor, ya que su figura era vista como un obstáculo y una amenaza para los intereses y estrategias norteamericanas en la región. A mediados de 2019, el Departamento del Tesoro de EEUU aplicó sanciones contra él y otros miembros de alto rango del CGRI y otras instituciones iraníes, congelando bienes y activos y bloqueando operaciones financieras en el exterior. Esto fue acompañado por la designación del CGRI como organización terrorista[5], una novedad ya que hasta entonces esta decisión se había limitado a organizaciones no estatales, abriendo la puerta a tomar acciones contra instituciones y entidades privadas iraníes y de otros países que mantuvieran vínculos con la guardia revolucionaria.

Contexto y sucesión de eventos.

EEUU había renovado y extendido la presencia de personal militar (que hoy se cuenta en cerca de 5800 efectivos) dentro de Irak como parte de acuerdos con el gobierno iraquí en el marco de la guerra contra el grupo Estado Islámico. La presencia de tropas estadounidenses ha generado tensión y reacciones de parte de varias milicias y grupos políticos iraquíes que se oponen a su estadía, algunos de los cuales mantienen relaciones (económicas, militares) con el gobierno iraní, incluyendo la agencia que dirigía Soleimani.

El último de estos episodios se dio el 26 de diciembre, cuando uno de estos grupos (Kataib Hezbollah) bombardeó una base operada por fuerzas estadounidense, matando a un contratista civil. Dos días después, y como represalia, la aviación estadounidense bombardeó una base utilizada por este grupo en la frontera sirio-iraquí[6] . El propio gobierno de Irak denunció el bombardeo como una violación a la soberanía y a los acuerdos existentes con Washington. Esto condujo a la protesta y cerco de la embajada estadounidense[7] en la llamada “zona verde” de Bagdad, que la Casa Blanca calificó como “un ataque” por el cual responsabilizaba al gobierno iraní. Para el 31, la situación pareció estabilizarse, con el refuerzo de tropas estadounidense y de fuerzas de seguridad iraquíes a los alrededores de la embajada. Fue entonces que se dió el bombardeo que acabó con la vida de Soleimani, a quien la declaración del Departamento de Defensa de los EEUU acusaba de estar planificando más ataques contra blancos norteamericanos. Junto a él, también fue muerto Abu Mahdi al-Muhandis, jefe de Kataib Hezbollah, considerada una de las facciones más “pro iraníes” entre las milicias paraestatales iraquíes. Kataib Hezbollah forma parte de las Unidades de Movilización Popular (al Hasd ash-Sha’bi) o UMP. Estas fueron formadas en 2014 antes el colapso y desborde que vivían las fuerzas armadas y de seguridad regulares iraquíes frente a la aparición y expansión del grupo Estado Islámico.

Ante el descrédito e incapacidad del aparato de seguridad estatal iraquí para garantizar la seguridad del país, figuras políticas y religiosas llamaron a la población a movilizarse e integrar esta coalición de milicias, que según distintas fuentes, rondan entre los 100.000 y 200.000 combatientes. No se trata solo de grupos armados, ya que sus tareas van desde el trabajo social comunitario hasta ocupar puestos en el Parlamento nacional. Si bien no comparten una agenda unificada, desde Washington se ha visto con mucho recelo la consolidación de estos grupos ya que consideran a algunos de los más poderosos como una extensión de la influencia iraní en el país.

Irak hoy se encuentra en un momento de particular incertidumbre desde que un nuevo ciclo de protestas callejeras y conflictividad social iniciara en el país a principios de octubre. El reclamo de organizaciones civiles y autoconvocados, mayormente jóvenes, contra la corrupción endémica, la violencia institucional, los déficits en cuanto a provisión de servicios y el desempleo, exponen el malestar y las deudas irresueltas de un Estado iraquí que no ha logrado escapar a los ciclos de crisis que han sido la norma desde la invasión norteamericana de 2003. La represión a la protesta, en la cual participaron algunas de las facciones que forman las UMP y que dejó cerca de 400 víctimas fatales, catapultó la renuncia del Primer Ministro, Adel Abdul-Mahdi, profundizando aún más la crisis. Esto es relevante ya que el curso que adopte el proceso político en Irak se retroalimentará con la disputa regional entre Irán y EEUU, condicionando o fortaleciendo la capacidad de maniobra de uno y otro.

Escalada y cambio en las reglas de juego.

El asesinato de Soleimani puede ser, en la práctica, como una declaración de guerra, aún si en los próximos días y semanas se realizara un esfuerzo por reducir las tensiones y evitar una confrontación de mayor magnitud. La decisión del gobierno norteamericano ha desafiado la capacidad de análisis de los especialistas, afianzando el carácter impredecible que ha acompañado otras decisiones de la Administración Trump. Supone en los hechos una redefinición de las reglas del juego que sienta precedentes para el uso de la fuerza directa como resolución de disputas entre Estados. El asesinato de individuos no es extraño en la política exterior norteamericana pero, hasta hoy, EE.UU. había centrado el uso de la fuerza letal en sus “operaciones quirúrgicas” públicas contra entidades y organizaciones no gubernamentales en lo que denomina la Guerra Global contra el Terror. El bombardeo de ayer extiende de facto los márgenes de qué es esperable a la hora de lidiar con rivales a la supremacía global norteamericana. La muerte de una figura de este tipo profundiza un escenario que encaja con lo que suele llamarse dilema de seguridad[8], donde las percepciones, tenencia o ausencia de información, y preconcepciones de actores trabados en una lógica de suma cero se alimentan con la incertidumbre. Como un gobierno ve que cualquier avance o fortalecimiento de “su rival” supone a la vez un retroceso propio, procurará hacer todo lo posible para subsumirlo. No se conciben salidas que distiendan la situación o bajen la escalada de provocaciones. Una no-reacción del gobierno iraní ante una agresión de esta magnitud podría ser leída fácilmente como debilidad, ya sea por EE.UU. como por los socios de Washington y rivales de Irán en la región, principalmente Arabia Saudita e Israel.

Esto concuerda con las constantes declaraciones y balances que elaboran las agencias militares y de seguridad estadounidense que se han alarmado ante lo que consideran un fortalecimiento y expansión de la influencia iraní y de sus aliados en la región. También encaja dentro de la retórica del gobierno de Trump quien, desde antes de su llegada a la Casa Blanca, había criticado el enfoque diplomático que se desarrolló durante el periodo de Obama, concluyendo con la salida de EE.UU. del Acuerdo Nuclear Conjunto al que se había llegado para establecer una solución negociada a la llamada “cuestión nuclear iraní”. En reiteradas ocasiones, el actual gobierno estadounidense no ha dudado en señalar al gobierno iraní como “la causa de todos los males” regionales, adjudicándole la sola responsabilidad por varias de las crisis de inestabilidad de los últimos años.

2019 fue un año particularmente complejo en cuanto a la escalada de tensiones. Junto a la salida norteamericana del acuerdo nuclear y el endurecimiento de la estrategia de sanciones comerciales y financieras contra el país (parte de lo que en la Casa Blanca llaman “estrategia de máxima presión”), a mediados de año varios buques comerciales[9] que transportaban petróleo en el Golfo Pérsico fueron dañados por minas submarinas, hechos por los cuales, desde la UE y EEUU, se responsabilizó a Irán. En respuesta, fuerzas especiales británicas ocuparon un buque tanque petrolero iraní cuando éste atravesaba el Estrecho de Gibraltar en dirección a Siria. Irán respondió con sus propias fuerzas especiales capturando un buque británico frente a sus costas en el Estrecho de Hormuz. A lo largo del año, EE.UU. ha incrementado su capacidad militar[10] en la región con el despliegue de tropas, baterías de misiles[11] y navíos de guerra. Los costos económicos de la política de sanciones y aislamiento sobre Irán han pesado sobre el tejido social de la nación persa, alimentando una serie de protestas callejeras contra la decisión del gobierno del presidente Hassan Rouhani de recortar subsidios al combustible a fin de aliviar las cuentas del Estado. Sin embargo, lo sucedido el 2 de enero puede acabar afianzando, por el momento, la cohesión de buena parte de la población alrededor del gobierno si se percibe una amenaza aún mayor proveniente del exterior.

En septiembre, una de las principales refinerías en Arabia Saudita[12] fue atacada y destruida en un ataque con misiles, reduciendo por varios días la producción de petroleo en ese país . Si bien hay versiones enfrentadas sobre los hechos (incluso acerca de si el misil fue disparado desde territorio iraquí o desde Yemen), EE.UU. culpó a Irán por la acción. Estos hechos resaltan el factor principal que, de reinar el sentido común y el cálculo costos-beneficios, debiera servir para prevenir cualquier conflicto de mayores proporciones[13]. La posibilidad de que el conflicto se desborde a toda la región son altas. Ante la enorme desigualdad de capacidades en un conflicto directo, convencional, Irán podría responder asimétricamente, golpeando blancos como infraestructura energética opearada por EE.UU. o sus aliados, bloqueando las vías comerciales en el golfo pérsico (por el cual pasan el 20% del petróleo que abastece al mercado mundial[14]), entre otros. Al igual, una serie de actores no estatales con conexiones con el CGRI podrían movilizarse, exacerbando este nuevo ciclo de hostilidades en la región. El abanico de posibilidades es demasiado amplio y podría resultar demasiado costoso.

Otro posible desenlace es que esto se convierta en un patrón en las disputas EE.UU.-Irán, o incluso se extienda a la manera en como Washington resuelva disputas y desafíos a su stauts de predominio global. Golpear para negociar y vincularse desde una posición de fuerza, donde la beligerancia y el unilateralismo reemplacen a los marcos legales internacionales y consensos. Aún si se confía en que la racionalidad de quienes toman y ejecutan las decisiones les impedirá llegar a un resultado donde las pérdidas sean mayores que las “ganancias” inmediatas, lo cierto es que el 2020 ha iniciado con un muestra feroz del carácter más caótico y vertiginoso de nuestro mundo.

[1]     https://www.theguardian.com/world/2014/jun/16/qassim-suleimani-iraq-iran-syria

[2]     https://www.al-monitor.com/pulse/contents/afp/2020/01/iran-conflict-diplomacy.html

[3]     https://www.newyorker.com/magazine/2013/09/30/the-shadow-commander

[4]     https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/03/iran-irgc-qassem-soleimani-quds-force-charm-offensive.html

[5]     https://www.state.gov/designation-of-the-islamic-revolutionary-guard-corps/

[6]     https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2020/01/intel-us-marshal-support-iraq-embassy-attack-iran.html

[7]     https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2019/12/iraq-protesters-storm-us-embassy-baghdad.html

[8]     https://revistas.ort.edu.uy/letras-internacionales/article/view/1627

[9]     https://www.bbc.com/news/world-middle-east-50011218

[10]   https://www.nytimes.com/2019/11/23/world/middleeast/iran-attacks-mckenzie.html

[11]   https://abcnews.go.com/Politics/pentagon-deploying-patriot-anti-missile-battery-middle-east/story?id=62968486

[12]   https://www.militarytimes.com/flashpoints/2019/10/25/drone-and-missile-attacks-against-saudi-arabia-underscore-need-for-more-robust-air-defenses/

[13]   https://www.forbes.com/sites/williamhartung/2019/09/05/war-with-iran-would-be-disastrous-and-enormously-costly/#5afa38e4ec0e

[14]   https://www.eia.gov/todayinenergy/detail.php?id=39932

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