Varada en Shanghái

Feiyin Chen, una joven china que vive en Argentina y fue a visitar a su familia a Shanghái durante sus vacaciones, contó cómo “de un día para el otro” la preocupación se apoderó de China debido al brote de coronavirus que se inició en la ciudad de Wuhan. Lugares públicos cerrados, extensión del feriado de Año Nuevo, una ciudad en cuarentena y la población en alerta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del nuevo coronavirus (2019-nCoV) como una emergencia de salud pública de importancia internacional; en China se confirmaron 7700 casos y murieron 170 personas -hay otros 82 casos confirmados en 18 países- y el gobierno local decidió extender el feriado por el Año Nuevo hasta el 9 de febrero. Feiyin “Fei” Chen nació en China y vive en Argentina desde los 7 años; en diciembre volvió a Shanghái a visitar a su familia hasta que “de un día para el otro” comenzó a crecer la preocupación a nivel nacional por el brote. A través de sus redes sociales, Fei cuenta cómo es vivir estos días en China.

“El primer caso fue en diciembre, pero era algo que no salía en las noticias, fue de un día para otro. Es como que un día estaba en el shopping lo más tranquila y al día siguiente se habla de un virus”, dijo Fei a El Grito del Sur. Recién pudo darse cuenta de la magnitud de lo que estaba sucediendo cuando el gobierno chino suspendió todos los medios de transporte que llevaban a la ciudad de Wuhan, donde se originó el brote.

La mayor parte de la familia de Fei vive en Shanghái, la ciudad más grande de China, ubicada frente al mar. “Siempre trato de venir. Desde que empecé a trabajar, ahorro y, cuando puedo, vengo”, contó Fei. Ella creó su canal de YouTube, Mandarin Lab, para dar clases de chino, pero también lo utiliza para mostrar distintos aspectos de la cultura china: festividades, comidas, restaurantes e incluso un recorrido por uno de los supermercados del Barrio Chino porteño.

El 23 de enero, un día después de que se decretara la cuarentena en Wuhan, Fei publicó un video titulado “La gente tiene miedo”. “Es la primera vez que hago un video así. Siempre subía a mis historias (de Instagram) cosas que me parecían divertidas, pero ahora no hay nada para hacer y de lo único que se habla es de este tema -afirmó la joven-. Los primeros días empecé a contar ‘bueno, no puedo salir’ y después seguí relatando cómo evoluciona la historia”.

En “La gente tiene miedo”, Fei explica que a fines de 2002 y principios de 2003 hubo en China un brote de una cepa distinta del coronavirus, el sindrome respiratorio agudo y grave (SARS), del que “la gente todavía se acuerda”, aunque “no fue tan grave porque se podía ir a trabajar”. En el video, la joven señala que, para el gobierno chino, el origen de este nuevo coronavirus fue en un mercado de mariscos en Wuhan, donde estuvieron las primeras personas infectadas. “Pero el origen del virus no está los mariscos, sino los animales salvajes que se comerciaban en el mercado de forma ilegal -sostuvo Fei-. El SARS también se originó por un murciélago que contagió a un animal y de ese animal se contagió el humano”.

En los últimos días, se difundió en los medios de comunicación y las redes sociales un video de una mujer oriental que come una sopa de murciélago, animal que se supone es el origen de esta nueva cepa de coronavirus. “La gente sólo escucha la palabra ‘murciélago’ y nada más. Después ese video ni siquiera es actual, es de 2016 y no se filmó en China”, afirmó Fei y negó que sea una práctica habitual consumir carne de murciélago en China. “Entiendo que la gente se quede con esa idea, pero que los medios de comunicación lo reproduzcan me parece malintencionado”, lamentó.

El gobierno chino recomendó a los habitantes que intentaran quedarse en sus casas, que usen barbijos si necesitan salir y que, al llegar de la calle, se laven bien las manos. Las calles están semi vacías y el transporte público, aunque sigue funcionando, es desinfectado con meticulosidad por los trabajadores. “Te dicen que si no tenés alguna urgencia o necesitás comida, que intentes no salir. Los espacios multitudinarios, museos, cines o parques de diversiones están cerrados -enumeró Fei-. Mi abuelo quería ir al parque y todos le dijimos que no. Si uno se llega a enfermar, toda la familia tiene que ir al hospital”.

En las afueras de Wuhan, el gobierno chino está construyendo dos hospitales especialmente para atender los casos de coronavirus, al igual que hicieron en Beijing ante el brote de SARS de 2003. Se prevé que los hospitales estarán listos para recibir pacientes el 3 y el 5 de febrero y profesionales de la salud de todo el país se han trasladado para atender esta emergencia de salud. En sus redes sociales, Fei compartió fotografías de los médicos que van a Wuhan despidiéndose de sus familias y videos de cómo los habitantes de la ciudad en cuarentena se gritan palabras de aliento desde sus ventanas y cantan juntos el himno de la República Popular China.

“En el resto del país hay casos (de personas infectadas con coronavirus), pero el sistema de salud puede responder”, afirmó Fei y contó que en Shanghái se decidió seleccionar hospitales distribuidos en distintas zonas de la ciudad para que acudan los habitantes que presenten síntomas: fiebre, fatiga, tos seca y dificultad para respirar. “Hay una lista de hospitales a los que podés ir si tenés esos síntomas para no contagiar al resto de las personas que tienen otro problema de salud”, dijo.

La joven también contó que “el Estado empezó a repartir barbijos a un precio mínimo”, pero que hay largas filas para conseguirlos y hay un máximo en la cantidad que puede comprar cada persona. Asimismo, el gobierno prometió sanciones económicas a los comercios que aumenten los precios de los barbijos. “Acá se tiene que usar uno distinto cada vez que salís. Te lo tenés que sacar agarrando las tiras del costado y después lavarte las manos”, explicó Fei. Incluso los trabajadores de las fábricas de barbijos fueron convocados a trabajar durante las vacaciones, señaló la joven, “no por capitalismo, sino para atender la emergencia nacional”.

Según Fei, el uso de barbijo es habitual en China debido a la contaminación ambiental, que puede ser medida con aplicaciones del celular. “Por eso la mayoría tiene en sus casas. Sólo algunos lo usan para prevenir enfermedades”, aseguró. Los barbijos que se usan habitualmente, contó Fei, están hechos de tela, a veces tienen dibujos y son promocionados por celebridades. “Pero esta vez no se usan esos porque no sirven”, apuntó.

En Argentina no se han presentado casos de coronavirus, pero el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, sostuvo que la “mirada epidemiológica está en los aeropuertos” y que “nuestro país está preparado para identificar el virus”. “estamos trabajando con migraciones para realizar los controles necesarios. Es importante saber que la tasa de letalidad es muy baja”, tranquilizó el ministro.

“Todavía se pueden hacer vuelos internacionales y los países hacen control (de los pasajeros) cuando llegan”, dijo Fei. Ella tiene pasaje para volver a Argentina a mediados de febrero, pero afirmó que “todo me intranquiliza” porque no sabe “cómo va a evolucionar”. “Se supone que no va a empeorar. Que le pidan a la gente que no salga a la calle ya es el nivel de contención máximo”, dijo.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.