“Nadie merece mendigar amor en la clandestinidad”

En un salón colmado de activistas travestis, trans, mujeres y funcionarios públicos se celebró la entrega del documento de identidad número 9.000 en el marco de la Ley de Identidad de Género.

La puerta de acceso a la Casa Rosada cerca del mediodía de este jueves se llenó de colores. Bajo un sol crudo de febrero, militantes travestis, trans, lesbianas y mujeres con pañuelos verdes en sus muñecas, banderas de colores del movimiento LGTBQ+ y de organizaciones que bregan por la diversidad, con foto de referentes como Diana Sacayán o Lohana Berkins, esperaban en fila para poder ingresar.

Pasado el control,  bajo la enorme escarapela con la bandera argentina que cuelga del arco principal de la entrada, algunas se sacaban fotos sonrientes, mientras otras apuraban el paso para no llegar tarde a la ceremonia. Se trataba de la entrega del documento de identidad número 9.000, otorgado en el marco de  la Ley de Identidad de Género aprobada por el Congreso de la Nación en 2012.

Pasando el “Patio de honor”, más conocido como el “Patio de las Palmeras”, y algunos salones que permanecen en reparación desde la gestión del ex presidente Mauricio Macri, en el salón de los “Pueblos Originarios” la militancia se fue mezclando con funcionarios del gobierno entre los que estaban la futbolista Macarena Sánchez, a cargo del Instituto de la Juventud, la titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), Victoria Donda, la titular de ARBA, Malena Galmarini, y Alba Rueda, la primera subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación.

Pasado el mediodía llegaron al salón, que estaba ya colmado de gente, el presidente Alberto Fernández, el ministro del Interior, Wado de Pedro, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, junto a Isha Escribano, quien será portadora del DNI número 9.000 en respetar su identidad.

Isha recibió el DNI de la mano del propio presidente de la Nación y describió ese acto como un acto de “reivindicación” en su vida personal por llevar un documento rectificado con su identidad autopercibida -tal como lo contempla la ley-, pero además lo calificó como un hecho “histórico” por tratarse del reconocimiento a la lucha de las identidades transgénero en el país.

“Esta ceremonia es una reunión de amor, de celebración. Es un canto a la vida. Ahora tengo un documento que representa mi identidad y es un documento que me permite llevar una sonrisa en mi rostro. Estoy muy feliz,  no solo por mí, sino porque esto es lo que les dejamos a otras generaciones”, dijo en su discurso frente a los cientos que la escuchaban entre lágrimas y sonrisas de alegría.

Cuando fue su turno, Fernández, visiblemente emocionado, subrayó que cuando hablaba en la campaña de que volverían pero “siendo mejores” se trataba de ampliar derechos como el de la integración. “Hoy estamos siendo mejores. Estamos muy felices porque a alguien se le reconocieron los derechos que siempre tuvo pero que siempre se le negaron. Muchos piden quitarles derechos a la gente. Hoy somos un poco más iguales y por eso somos un poco mejores”.

El camino de Isha

El nombre que eligió no es una casualidad. En sánscrito -una de las lenguas más antiguas de nuestro mundo, que se habla en la India- Isha significa “Ser”, la esencia de una persona,  y esa misma palabra en hebreo quiere decir “Mujer”. Ser y Mujer son las palabras que hoy la definen en gran parte y por eso lo eligió, explicó a El Grito del Sur.

Isha es médica psicoterapéutica hace más de 35 años y actualmente da conferencias y charlas en empresas y organismos sobre inclusión en los ambientes laborales.

Su deseo por conocerse y conocer al mundo la hicieron incursionar además en el canto y el yoga -es instructora y una de las pioneras en traer El Arte de Vivir a la Argentina-. Previamente pasó por el periodismo y escribió libros.

El relato del reconocimiento de su identidad y su adaptación tiene puntos en común con muchos, cruzado por la discriminación, la vergüenza y el miedo. “Me pasé toda la vida vistiéndome de mujer en la oscuridad, en soledad, con vergüenza, con miedo, con la sensación de estar transgrediendo lo intransgredible”, contó en el auditorio y agregó que durante años su primer pensamiento cuando me despertaba fue “¿desayuno o me suicido?” porque creía que no tenía lugar en el mundo.

Recién en enero del año pasado comenzó su transición. “Hace más o menos 20 años que daba talleres y conciertos en los que exponía y me dije: soy así y no estoy haciéndole daño a nadie”, relató.

El pasado 7 de enero se acercó al Centro de Documentación Rápida para hacer un nuevo DNI que, según ella misma, le da “validación a mi nombre, a mi género y a mi imagen”. Wado de Pedro, a quien conoce hace más de 10 años, la acompañó a hacer el trámite.

“Mi existencia no es provocar. A mucha gente le produzco una provocación solo por el hecho de existir y no se me valora por lo que le aporto a la sociedad. Pero muchas otras que si lo hacen y me acompañan con amor”, aseguró .

“No se trata de encajar, se trata de florecer”

La ley de Identidad de Género, sancionada el 9 de mayo de 2012 en el Congreso y promulgada el 23 de mayo de ese año, por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, implicó un avance trascendental en materia de derechos al permitir que las personas trans fueran tratadas de acuerdo a su identidad autopercibida e inscritas en sus documentos personales con el nombre y el género vivenciado.

La mayoría de las mujeres trans se encuentran inmersas en un ciclo de violencia, discriminación y criminalización que comienza desde chicas por la exclusión sufrida en sus hogares y comunidades, y son vulnerables a la violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad.

En sus palabras Isha no pasó por alto las violencias que viven las personas transgéneros y apeló a las presentes: “Le pido al cielo que nadie -y las mujeres transgénero que están acá van a entenderlo más que nadie-, tenga que atravesar lo que pasamos nosotras”.

Remarcó que no somos bonsáis -más bonitos cuanto más se nos recorta- y no se trata de encajar, se trata de florecer” y explicó que la entrega su DNI es “un acto de florecimiento, de amor, y nada florece sin amor”. Reconoció además a “un montón de mujeres trans que han luchado contra viento y marea. En el mundo, ser transgénero, aún se pena con la muerte. Tenemos un país que tiene deudas en muchísimos aspectos, pero tenemos un país también de vanguardia en otros”.

En igual sentido, Florencia Guimaraes, activista que pertenece al centro de día para travestis y trans “La casa de Lohana y Diana”, presenció el acto y explicó a este medio que “si bien es un día de celebración, no podemos omitir que detrás de ese número 9.000 tenemos cientos de compañeras muertas víctimas de travesticidios sociales, muchas compañeras no han podido llegar a hacerse su cambio de DNI”. Recordó el caso de Pía Baudracco, luchadora por la ley de identidad y que no llegó a obtener su documento.

Como Isha, Florencia tiene su DNI a partir de la Ley y reconoce el impacto positivo que tuvo en su vida: “Me lo hice en el año 2012 y gracias a eso volví  a la escuela, terminé el secundario que había dejado dejado por el maltrato que me significaba que no respetaran mi identidad, que me llamaran con un nombre que no reconocía”. Según contó, pudo además volver al sistema de salud y a tener un trabajo formal.

Por otra parte, Florencia valoró que “esta casa – la Rosada-, que es del pueblo, se llenó de un montón de compañeras travestis. Es un cambio rotundo respecto al otro gobierno y creo que es un gran momento para visibilizar nuestras demandas”.

«No sólo sos trans en tu antro: lo sos en tu trabajo, en la facultad, en tu mesa familiar»

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