La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase. Los hilos de Twitter con series a mirar en Netflix, los libros que siempre quisiste leer, la siesta a la tarde en familia no es la realidad de la gran mayoría de los argentinos y las argentinas. La cuarentena no se trata de vacaciones y mucho menos aún para los sectores más vulnerables.
Georgina Orellano es secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) y desde hace muchos años lucha por el reconocimiento del trabajo sexual y el acceso a derechos laborales de mujeres y disidencias que se dedican a la prostitución. En diálogo con El Grito del Sur, Georgina explica que -frente al anuncio de la cuarentena- una gran preocupación emergió entre las trabajadoras sexuales. «Para las trabajadoras sexuales dejar de trabajar no es una opción. Nuestro trabajo no está reconocido, muchas vivimos el día a día y hay casos de extrema vulnerabilidad de compañeras que pagan habitaciones por día en hoteles de familia. Hay otras compañeras que son mamás, jefas de hogar que tienen a cargo de 1 a 7 hijos. Si no trabajan se quedan en la calle», señala.

Consultada por cómo se cumple la cuarentena siendo trabajadora sexual, Orellano responde que muchas compañeras manifestaron que van a seguir ejerciendo. «Pensamos recomendaciones básicas para autocuidados, sabiendo la realidad de que muchas no tienen la opción ni el derecho de la cuarentena preventiva. Además el trabajo bajó muchísimo: compañeras que trabajan 6 u 8 horas le están dedicando más tiempo para poder compensar los ingresos», asegura la dirigente.
Orellano comenta que desde AMMAR intensificaron «las recorridas, llevando preservativos y alcohol en gel, orientadas sobre todo a compañeras que trabajan en la calle». Asimismo, explica que ya dieron curso a una solicitud de reunión con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y con el Ministerio de Desarrollo Social. A éste último le solicitarán el acceso «por única vez» a la Tarjeta Alimentaria, con el objetivo de acceder a los productos de la canasta básica necesarios para paliar la situación que se vive en el país.
«¿Por qué la puta es explotada y la que trabaja en una fábrica no?»
«Estamos haciendo seguimiento a todas las compañeras. Hicimos una colecta de dinero y alimentos no perecederos. Ayer, en la Casa Roja de Constitución, se acercaron trabajadoras sexuales de más de 50 años a retirar estos alimentos», agrega Georgina.
Asimismo, señala la dificultad existente para el sector de cumplir las medidas dispuestas a nivel nacional. Orellano concluye: «La cuarentena que hacen nuestras compañeras no es la que piden en la tele: los ambientes ventilados existen si tenés una casa. ¿Qué pasa con las compañeras que están en hoteles de familia, sin ventanas, que comparten cocina y baño con otras 20 personas? Tiene que haber una mirada para los sectores más postergados».