«No hay peor cosa para la Provincia que el neoliberalismo»

En un extenso discurso con fuerte eje en la herencia que dejó la administración macrista, el gobernador Axel Kicillof planteó en la Legislatura que se encontraron con una "situación de desidia y abandono" y, al mismo tiempo, llamó a seguir poniendo en marcha la Provincia. "Las medidas que tomemos siempre van a beneficiar a los que menos tienen", aseguró.

En un discurso de poco más de una hora y media, con un tono menos confrontativo del esperado pero estructurado en base a rasgos polarizantes con la administración macrista, el gobernador Axel Kicillof dejó hoy formalmente inauguradas las sesiones ordinarias en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.

No fue un discurso gubernamental más, dado que se inscribió en el año que la Provincia celebrará su bicentenario. Kicillof se encargó de resaltar esto y fue más allá al plantear que «a Buenos Aires no la van a dividir, no la van a amputar, ni la van a cortar. Hay que recuperar el orgullo de ser bonaerenses». Cómodo y casi sin atenerse al papel que descansaba sobre la mesa, el gobernador tuvo siempre a su lado a la vice Verónica Magario y además contó con la presencia de un auditorio diverso: desde figuras ministeriales como Sergio Berni, representantes de derechos humanos con Estela de Carlotto a la cabeza e intendentes -cuyos rostros más visibles fueron los de Fernando Espinoza y Martín Insaurralde-, hasta el ministro del Interior Wado de Pedro y dirigentes peronistas de la talla de Cristina Álvarez Rodríguez y Andrés «Cuervo» Larroque.

«A pesar de la escasez de recursos y los condicionamientos externos, en 82 días de gobierno estamos poniendo en marcha a la Provincia de Buenos Aires», arrancó Kicillof. No fue un dato menor -antes de que el tema educativo le mereciera un párrafo aparte- que casi en primer término destacara en su alocución que «después de mucho tiempo se han iniciado en tiempo y forma las clases en la Provincia. Esto se está haciendo por voluntad política». Más tarde, agradecería a los «representantes» de las escuelas públicas por facilitar este acontecimiento y lanzaría uno de los títulos de la jornada, que se inscribió en los deberes de un área a la que señaló como «prioridad» de su gobierno: «las maestras y los maestros que perdieron poder adquisitivo durante este tiempo tienen que recuperarlo».

El extenso discurso del gobernador kirchnerista se consumió en buena medida brindando números y dando a conocer en detalle la radiografía de la herencia que dejó la administración de María Eugenia Vidal. «Hemos encontrado una situación de desidia y abandono», lanzó. Rápidamente quiso bajar el tono de confrontación: «no es una chicana, ni una cuestión de revancha» y aseguró que desde el 10 de diciembre se encuentran trabajando en «una etapa de recuperación y reconstrucción». En ese marco, celebró la «decisión política» del gobierno nacional y provincial de empezar a revertir las tendencias negativas en la economía y la caída del consumo. Para ello utilizó un ejemplo práctico: relacionó el récord de visitantes que tuvo Mar del Plata en febrero («15% más que el año pasado») con la incertidumbre provocada por los aumentos de tarifas y la usura en las tasas de interés. «Las tarifas eran una ruleta rusa. Ahora la luz, el gas y el peaje dejaron de subir sin control», disparó.

En lo que fue una de las instancias más encendidas de su discurso, Axel cuestionó duramente «el componente en dólares de los cuadros tarifarios» durante la gestión Vidal y planteó que van a hacer «una revisión integral para saber quiénes fueron los beneficiarios de estos cobros». «Tienen que ser justas las tarifas», agregó. También se refirió a su territorio como «el corazón productivo de la Argentina» y aseguró que «no hay peor cosa para la Provincia que un programa neoliberal. Decimos nunca más al neoliberalismo».

En términos económicos, Kicillof dio un panorama escalofriante de la situación social que vive el distrito más poblado del país: el 63% de niños y niñas que viven en el Conurbano se encuentran bajo la línea de pobreza, 107 mil empleos privados perdidos en el rubro industrial durante los últimos 4 años, superpoblación carcelaria del 100%. Igualmente no se desentendió de las malas administraciones peronistas que antecedieron a su gestión y la de Vidal: «Estamos trabajando para revertir una situación muy grave. Hay hechos estructurales que no se le pueden atribuir al gobierno anterior, pero se han agudizado graves problemas que ya había».

Una particular coincidencia con el discurso del presidente Alberto Fernández fue la referencia al tema de la deuda como uno de los principales frentes políticos, dado que en Provincia «los vencimientos de este año son de 220 mil millones de pesos. Una suma enormemente grande porque se dolarizó la deuda y se duplicó la carga de ésta sobre el presupuesto provincial». En otro párrafo destacado, se encargó de alejar cualquier fantasma de un posible conflicto con el Gobierno: «La estrategia de la provincia de Buenos Aires en materia de deuda está absolutamente coordinada con la nacional. Estamos junto a Alberto y a Guzmán en este tema».

Por supuesto hubo lugar para hablar de salud, producción y empleo. También de temas ideológicos y de índole identitaria. «Si algo importante hizo esta provincia, es haber creado una gran clase media. Ésta es resultado de una política productiva e industrial. La mejor política de inclusión social es la que crea trabajo», dijo el gobernador. También hizo un guiño a Vaca Muerta («en Buenos Aires se destila petróleo y tenemos puertos») e hizo mención a la vuelta del crédito productivo, marcando que «el Estado no puede ser enemigo de las pymes».

Fiel a su estilo, siempre señalando en forma implícita y explícita que lo opuesto a la producción es la especulación con la deuda como correlato, Kicillof cerró avisando que «las medidas que tomemos siempre van a beneficiar a los que menos tienen».

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