El virus encerrado

La pandemia de COVID-19 no puede convivir pacíficamente con el actual sistema carcelario. Las protestas en las cárceles seguirán multiplicándose y las reacciones violentas ante un escenario de miedo y desinformación continuarán. Juan Manuel Otero, Doctor en Teoría e Historia del Derecho por la Universidad de Firenze y profesor de Derecho Penal, reflexiona sobre la situación en los penales de Argentina.

La pandemia del COVID-19 no puede convivir pacíficamente con el actual sistema carcelario. Los conflictos y protestas de presos en las cárceles seguirán multiplicándose y las reacciones violentas ante un escenario de miedo, desinformación y condiciones estructurales alarmantes que ya están inundando nuestro escenario mediático van continuar.  No anticipar graves conflictos ni repensar las formas en las que pretendemos gestionarlos nos va a hacer perder tiempo en la tarea de buscar contener lo prácticamente incontenible.

En 1918, cuando la gran pandemia del siglo XX, la Fiebre Española, explotó provocando más de un millón de muertos, se escribía que nunca una enfermedad había golpeado de tal forma al rostro de la humanidad y que, al mismo tiempo, nunca una enfermedad tan grave había sido aceptada tan estoicamente.  Hoy el escenario es diferente. El COVID-19 provoca ansiedades, miedos, violencias incomprendidas. Alcanzamos en pocas semanas grados de excitación extremos. El territorio carcelario no va a escapar de esta dinámica. 102 años después, los tiempos de la aceptación estoica terminaron.

La gestión de la pandemia nos divide. A algunos se nos pide en forma de excepción aislamiento obligatorio, cancelación del contacto social. Nos prometen que al refugiarnos en nuestros pequeños espacios de seguridad cotidiana contenida vamos a poder protegernos. A otros se lo mantiene en espacios promiscuos, sobrepoblados, en reservorios de enfermedades, violencias pasadas, presentes y futuras. La coexistencia de estas dos maneras de gestionarnos, de estos dos territorios diversos que son sometidos contemporáneamente a una sobreinformación única y a una interconexión nunca antes vista, nos coloca frente a un escenario explosivo. La cárcel nos vuelve a exponer. Los encerrados, esos otros que hoy se suben a techos, virilizan sus videos en Youtube, que amplifican sus gritos de todas las formas posibles no van a parar ni van a aceptar serenamente el papel que les reservemos. Tienen mucho que temer y poco que perder. A nosotros nos quedará el responder.

Juan Manuel Otero es profesor de Derecho Penal de la Universidad Nacional de Río Negro y  Doctor en Teoría e Historia del Derecho (Università degli Studi di Firenze).

 

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