«La mayoría de la gente rechaza los cacerolazos, pide unidad y soluciones»

Tal como lo hacía en la Cámara de Diputados, Daniel Lipovetzky sigue marcando públicamente sus puntos de vista, incluso si contradicen la línea de su espacio político. Ahora desde su banca en la Legislatura bonaerense impulsa acciones que rompen la grieta, como proyectar una ley con el Frente de Todos para el control de precios.

Convencido de que el momento del país necesita dirigentes que busquen consensos, el legislador bonaerense de Juntos Por el Cambio, Daniel Lipovetzky, rechaza en duros términos los cacerolazos del viernes pasado y la actitud de un sector del núcleo duro de su propio espacio político. «Creo que el camino es el que tomaron María Eugenia y Horacio», le dice a El Grito del Sur, en referencia a los dos dirigentes, Vidal y Rodríguez Larreta, que se mostraron dispuestos a cooperar con el Gobierno nacional antes que «a hacer política fácil apostando a la división» en plena pandemia. Esa obsesión por tender puentes lo llevó a trabajar en conjunto con el senador provincial Francisco «Paco» Durañona en un proyecto que busca darle poder de policía a los intendentes para el control de precios, en línea con el planteo que surgió desde Presidencia y la propia gobernación, cuando todo el sistema político busca la forma de evitar los abusos en cuarentena.

¿Qué lo llevó a trabajar con Paco Durañona en el control de precios?

El aumento de precios está siendo injustificable en este momento y debería ser un tema de preocupación para todos, sin importar de qué partido seamos. En eso coincidimos con el senador y avanzamos en la redacción de un proyecto que resuelva este tema desde los municipios, que tienen la proximidad necesaria para llevar adelante un control preciso de los comercios y de ejecutar eventuales sanciones. Aunque parezca loco, no tenemos una legislación en ese sentido a nivel provincial, así que decidimos avanzar por encima de las diferencias partidarias para aportarle una herramienta a la gente en este contexto difícil, más allá de que el Presidente ya anunció un próximo DNU en el mismo sentido y lo estamos esperando también.

¿Qué productos, de acuerdo a lo que pudieron constatar, fueron los que más abusos sufrieron?

Las verduras. Más allá de los aumentos estacionales o climáticos que hubo, hay muchos precios totalmente injustificados, pero no culpamos al comerciante, que muchas veces está atado a lo que le cobran los proveedores y a la demanda misma, que creció muchísimo por la cuarentena. La zanahoria no debería valer 75 pesos el kilo. Pero ojo, no quiero centrarme solo en las verdulerías, también están los grandes formadores de precios y los monopolios, como el caso de los lácteos, que también hace falta regular para poder controlar los precios. En Brasil, por ejemplo, tenés una variedad de oferta en lácteos impresionante, lo que tira los precios para abajo. Hay que trabajar también en una ley que desmonopolice.

Precios descuidados en cuarentena

Usted trabajó en su momento para que hoy este Gobierno tenga a mano la ley de góndolas, que también busca fomentar la oferta.

Sí, es una parte de la solución, pero en este contexto evidentemente no se está pudiendo aplicar, hay miles de prioridades que vienen antes. Pero favorece a las pymes, ese es el camino.

La opción de buscar consensos con legisladores de distinto signo político al suyo parece contradecir la actitud del sector de la oposición que fogoneó los cacerolazos, y se muestra más en línea con lo que demostraron otros dirigentes, como Horacio Rodríguez Larreta, de buscar soluciones comunes. ¿Se siente cada vez más lejos del ala dura del Pro?

Sí. Me siento cada vez más lejos de ese sector de la política que opta por el camino más fácil, de construir desde la radicalización y la división, en vez de buscar puntos de acuerdo y de disidencia tema por tema, apostando a algo que pueda beneficiar a la gente. Hoy me enfrento a esa posición. Además, quienes hicieron de la polarización su única estrategia perdieron las elecciones, tanto en 2015 como en 2019. Los cacerolazos del viernes pasado son la expresión de un sector de la política que va en contra de la mayoría del pueblo argentino, que quiere encontrar soluciones a esta situación. La mayoría de la gente rechaza los cacerolazos, pide unidad y soluciones.

¿Entiende que los cacerolazos buscaron que la gente cuestione las recomendaciones sanitarias y la autoridad del Presidente, como denunció el propio Gobierno?

Totalmente, hoy es necesaria la unidad y la colaboración y, en ese sentido, creo que el camino que están trazando Horacio y Maria Eugenia (Vidal) es el correcto. Socavar la autoridad del Gobierno hoy es perjudicar a toda la sociedad, dañar los caminos a las soluciones a la pandemia. Y lo traspolo a lo que pasó el viernes, fue un error muy grave del Gobierno y así se lo criticó, pero eso no quita que haya que ser claros: así como estaba muy mal durante el gobierno de Macri pedir renuncias a mansalva por cada error, ahora también está mal.

“Habitar la fragilidad es más emancipador que suponerse empoderado”

¿Estaría de acuerdo con rebajarse el sueldo, como proponen sus ex compañeros de bancada?

Son decisiones institucionales. Con esto quiero decir que si la Legislatura provincial lo decide para todo el cuerpo, no tendría problema en hacerlo. No estoy de acuerdo con que sea un acto individual, me resulta demagógico. Como dijo Alberto, yo vivo de mi sueldo, y si el día de mañana la gente no me votara, volvería a trabajar de abogado, así lo hice toda mi vida.

En estos días, el Gobierno y el poder económico debaten qué hacer con la cuarentena. Hay varias opciones: extenderla, felixbilizarla poco o mucho, etc. ¿Cuál es su posición?

Si uno ve los resultados nuestros y los compara con otros países, la cuarentena tal como la implementó Argentina ha dado un relativo resultado positivo. Falta ver la evolución, esperamos lo «menos malo», como dijo el ministro de Salud, Ginés González García. En ese marco, confío en que el Gobierno está analizándolo con mucha tranquilidad y de a poquito va a ir ampliando las actividades esenciales, como creo en mi humilde opinión deberían estar los bancos. Si hubiéramos optado por la economía, como piden algunos, estaríamos como Europa. Necesitamos un Estado y un gobierno fuertes.

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