Crecen los reclamos por un protocolo de actuación para barrios populares

Organizaciones sociales, entidades no gubernamentales y legisladores se sumaron a la exigencia de un protocolo específico de detección y atención ante casos de coronavirus. Ya son 759 contagiados en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires.

De acuerdo al último parte oficial del Gobierno porteño, los casos de coronavirus en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires ascendieron a 759. La Villa 31 de Retiro y la 1-11-14 en el Bajo Flores son las más afectadas, aunque también hay otros 12 barrios populares en la capital del país que registran propagación de COVID-19.

El caso más paradigmático es el de la 31, que estuvo 11 días sin agua y casi en paralelo se detectaron 300 nuevos casos. Frente a este crecimiento exponencial, la administración de Horacio Rodríguez Larreta improvisó un protocolo donde los criterios de los testeos no son claros, sin mecanismos de protección para niñes en caso de que alguno de sus progenitores tenga que ser internado, sin dispositivos para las situaciones de violencia de género y con demoras interminables en pabellones de hospitales donde habitantes del barrio esperan los resultados del testeo.

En ese marco, diferentes organizaciones sociales, entidades no gubernamentales y legisladores se sumaron a la exigencia de un protocolo específico de detección y atención ante casos de coronavirus. Esta propuesta se inscribe en la necesidad de pensar un abordaje de la crisis sanitaria que responda a las características y problemáticas específicas que estos barrios tienen, entre las cuales se encuentran el hacinamiento y las inmensas dificultades para cumplir con la cuarentena decretada por el Gobierno nacional.

Desde ACIJ, el CELS y el Observatorio del Derecho a la Ciudad, entre otros colectivos de la sociedad civil, elaboraron una serie de recomendaciones para un protocolo especial de actuación frente al COVID-19 en villas y asentamientos. «La alternativa al aislamiento individual, el aislamiento comunitario, no pareciera ser una medida suficiente ni efectiva para los barrios donde ya existen casos de contagios y en los que aún no se garantizan condiciones adecuadas para la higienización, limpieza y alimentación (por el déficit de servicios y prestaciones estatales); esta medida requeriría, además, parámetros claros para su implementación, que hasta el momento no se han establecido», aseguraron estas organizaciones.

Entre las sugerencias elaboradas colectivamente a partir del trabajo territorial que estas organizaciones desarrollan en los barrios populares, destacan la idea de un Comité de Crisis y un Plan de Acción Barrial que permita mayores niveles de coordinación para la implementación de medidas sanitarias. También aparecen medidas relacionadas con la información y el acceso a la justicia, cuidados básicos (agua, comida, vacunación, internet y violencia de género), prevención y mitigación en comedores y centros comunitarios, detección oportuna y tratamiento de la enfermedad. En este último punto, se recomienda «considerar la creación de nuevas Unidades Febriles de Urgencia (UFU) a partir de la habilitación de equipamiento comunitario existente u hoteles cercanos» en los barrios con mayor número de casos confirmados.

Otras organizaciones, como Nueva Mayoría, pusieron el eje en la necesidad de darle perspectiva de género a esta propuesta promoviendo «la ejecución de brigadas sanitarias a partir de la articulación de Cesac y promotoras de géneros». «Que su aplicación sea una articulación de las organizaciones del barrio a través de una Mesa de Trabajo integrada por referentes y autoridades del Gobierno de la Ciudad», agregaron desde el espacio político conducido por el diputado nacional Itai Hagman.

Por último, la legisladora porteña Claudia Neira (NEP – Frente de Todos) también planteó la importancia de un protocolo para barrios populares porque «no es lo mismo la cuarentena en el Barrio 31 o en el Barrio Padre Ricciardelli que en Almagro o Palermo». «El protocolo de apertura de un comercio que se aplica al resto de la Ciudad no es aplicable en un barrio popular, donde los negocios son ultra pequeños. ¿Cómo se hace para implementar allí el distanciamiento social? Me parece que hacen falta protocolos de actuación diferenciados, hay que evitar que se contagie todo el mundo», expresó Neira en diálogo con Radio Nacional.

 

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