«Las industrias culturales tienen una importancia ineludible en la etapa que viene»

El sector de la cultura fue uno de los más afectados por los cuatro años de macrismo y ahora sufre la pandemia en carne propia. En una entrevista con El Grito del Sur, el director nacional de Industrias Culturales habla sobre las nuevas políticas del Ministerio que encabeza Tristán Bauer y las distintas estrategias para volver a poner la cultura de pie.

El concepto de industria cultural nació en el año 1944, casi a finales de la Segunda Guerra Mundial, como forma de vincular la cultura al sistema capitalista y de cuestionar la transposición del arte a la esfera del consumo de masas. Sus creadores, Theodor Adorno y Max Horkheimer, desenmascararon la ideología detrás de la producción en serie y estandarizada de productos radiales, cinematográficos, editoriales y musicales, entre otros. Hoy vivimos en una sociedad mucho más compleja que 75 años atrás, pero las industrias culturales siguen cumpliendo una función social relevante y determinan en parte las lógicas de sentido común imperantes en las sociedades.

Luego de transitar una etapa de su vida en el Observatorio de Culturas Políticas y Políticas Culturales del Centro Cultural de la Cooperación (CCC) -además de sostener una intensa actividad en el mundo de la docencia universitaria, la música y la militancia cooperativista-, Luis «Chino» Sanjurjo asumió el pasado 19 de diciembre como director nacional de Industrias Culturales. La incorporación al Ministerio de Cultura conducido por Tristán Bauer surgió luego de un llamado de Lucrecia Cardoso, actual secretaria de Desarrollo Cultural. De allí en más, este promotor del «reggae foucaultiano» se dedicó a construir e implementar en forma colectiva un Manifiesto de Gestión que dé respuestas creativas a esta etapa tan particular y abra un horizonte de perspectivas favorables a mediano-largo plazo. La particularidad de este Manifiesto es que «busca incorporar a un sector aún no contemplado ni alcanzado por políticas específicas: los espacios culturales», que hoy pasaron a convivir junto a los mercados de las industrias culturales y las artesanías.

El «Chino» Sanjurjo se sumergió en un diálogo a fondo con El Grito del Sur para hablar de la situación del sector de la cultura tras cuatro años de macrismo, de las nuevas políticas que acompañan a la actual gestión del Ministerio de Cultura, de los espacios culturales y del abordaje necesario para generar más inclusión en el área de las industrias culturales.

¿Cómo se encontraba Cultura al momento de asumir tras cuatro años de gestión macrista?

La política del macrismo tuvo tres grandes vectores: el vaciamiento y la desarticulación de políticas para la institucionalidad de la cultura, la persecución a trabajadoras y trabajadores, y la desprotección absoluta a diferentes sectores de las industrias culturales. Cuando llegamos a la gestión, era una Secretaría vaciada. El presidente Alberto Fernández decidió que volvamos a tener Ministerio. Esa decisión la coronó convocando a Tristán Bauer, alguien que viene con mucha experiencia de gestión y además es un creador, y a la compañera Lucrecia Cardoso como secretaria de Desarrollo Cultural. La primera caracterización que hicimos fue la necesidad de rejerarquizar a la agencia de la política pública para la cultura nacional y convocamos a un colectivo de destacadas personalidades con la perspectiva de la cultura como trabajo y el desarrollo como vector fundamental para la construcción de políticas para el sector cultural. 

¿Cuáles fueron los primeros diagnósticos realizados en tu área?

Cuando llegamos al Ministerio, buscamos saber cómo estaban los laburantes y qué deseaban. Este primer diagnóstico irradiaba algunas líneas que, para poder ir tras ellas o tomarlas para poder gestionar, requería la construcción de equipos que valorasen los perfiles y deseos de las trabajadoras y los trabajadores. La segunda cuestión fue cómo estaban los sectores de las industrias culturales y con qué nos encontrábamos. A partir de los resultados del diagnóstico realizado, pasamos de 8 a 15 sectores representados en el Mercado de Industrias Culturales (MICA): editorial, audiovisual, música, videojuegos, diseño, teatro, danza, circo, arte contemporáneo, artes plásticas, gastronomía, tango, folklore, hiphop y artes para las infancias. Hoy tenemos tres mercados en los que trabajamos: las industrias, los espacios culturales y las artesanías.

¿Qué situación afrontan los espacios culturales en plena pandemia?

Los espacios culturales fueron uno de los sectores que sufrieron con mayor violencia los cuatro años de macrismo. Éstos lograron sobrevivir y, cuando comenzaban la ilusión de un nuevo futuro, la pandemia cayó en el peor momento posible. Estamos en una situación crítica para los espacios culturales a nivel nacional y dramática particularmente en el AMBA. Vos pensá que están enfrentando una situación de agotamiento después de cuatro años con una estructura de costos fijos, que en muchos casos implica el pago de altos alquileres y tarifas insostenibles. Por eso le propusimos a la secretaria Lucrecia Cardoso y al ministro Tristán Bauer la creación del Mercado Argentino de Cultura Autogestiva y Cooperativismo Artístico, que nos permitió lanzar en los últimos días el Fondo Desarrollar beneficiando a clubes de música en vivo, salas de teatro independientes, estudios de danza, escuelas de circo, centros culturales, peñas, milongas, librerías, escuelas de arte y diseño de artesanías. El Fondo Desarrollar se usó básicamente para el pago de alquileres, tarifas y salarios. Estamos necesitando una política muy activa para que se vuelva a elegir la cultura como un modo de vida. Hoy los espacios culturales se ven amenazados como en pocos momentos de la historia en nuestro país.

Recientemente, el Ministerio aprobó un protocolo general para el sector de la música. ¿En qué consiste?

La política de protocolo es un instructivo para el desarrollo de la actividad que busca sistematizar la prevención. El protocolo para el sector de la música, destinado a actividades sin público, fue trabajado por una mesa en la que se sentaron 18 organizaciones con presencia federal en muchos casos, representantes de las cámaras empresariales, los sindicatos y la Unión de Músicos Independientes. En esa mesa pudimos construir un documento que orienta el desarrollo de políticas de cuidado y prevención. Hay una confusión respecto a creer que la elaboración de protocolos significa la autorización o la vuelta a la actividad. Esto no es necesariamente así. Lo que sí significa en este caso es la demostración de consenso y un compromiso de las organizaciones y de la sociedad en su conjunto para reincorporar pautas de comportamiento y nuevos hábitos de cara al desarrollo de la actividad de las industrias culturales. Hay que celebrar que la música dio un gran gesto de unidad, ese es el modelo al que aspiramos.

En el sector de las industrias culturales conviven pequeños y grandes jugadores. ¿Hacia dónde van las políticas del área que encabezás?

Creemos fuertemente en el desarrollo de las pymes y las cooperativas culturales. Hay una definición que estructura nuestra gestión desde el día cero: la búsqueda de promover políticas de fortalecimiento y profesionalización en la circulación del mercado interno pero también en la exportación de las industrias culturales, el trabajo cultural, la producción de valor y de sentido comunitario. Para ello necesitamos un Estado inteligente, transparente y ágil para brindar las soluciones que estos grupos necesitan. Hay que dar respuestas a toda la cadena de valor en la economía de la cultura: desde los trabajadores y las trabajadoras informales y organizadas en sindicatos, hasta las cooperativas, las pymes y las empresas. La Secretaría de Desarrollo Cultural asumió la importancia ineludible de las industrias culturales para la etapa que viene. El gran desafío que tenemos son los mercados digitales de cultura argentina. El cooperativismo también ofrece un modelo de gestión y por eso aspiramos a desarrollar políticas de promoción de la formación cooperativa.

¿Te preocupa que el sector de la cultura se concentre aún más post-pandemia?

Hay términos que sirven más que otros para describir lo que estamos experimentando. Yo no me arriesgaría a emitir juicios de valor porque todos los problemas se han visto agravados en este contexto: la concentración, la informalidad y la desigualdad en el sector de la cultura. Me preocupa como cualquier fenómeno de concepción, pero también siento y me consta que tenemos un Ministerio de Cultura de la Nación cuyos primeros pasos se han dado en el sentido de convocar a todas y a todos a construir con diálogo soluciones comunes. En esta etapa queda claro que nadie se salva solo. Aquellos que fueron beneficiados por las políticas del macrismo, probablemente seguirán acechando y defendiendo sus privilegios. Contra aquellos que quieren implantar el odio, opondremos la gran bandera de la solidaridad y seguiremos apostando a construir un Estado sensible y al servicio de toda la sociedad.

 

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.