Farmacoop y su segunda batalla: testeos masivos para frenar la pandemia

Farmacoop se encuentra ultimando preparativos para comenzar a producir tests rápidos de COVID-19. Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa, cuenta el recorrido del primer laboratorio farmacéutico manejado por sus laburantes y la importancia de brindar herramientas para la conformación de cooperativas de trabajo en el marco de la actual crisis.

Farmacoop es el primer laboratorio farmacéutico del mundo manejado por sus trabajadores y trabajadoras. La iniciativa de producir tests rápidos surgió gracias a un acuerdo alcanzado con un inversor privado e investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, que venían desarrollando este método de testeo. La cooperativa ya se encuentra en la etapa final de la obra requerida para cumplir con las exigencias de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y estima que en las próximas semanas comenzaría la producción de 25.000 tiras semanales. “Creemos que va a ser importante sobre todo para cuando se dé la salida de la cuarentena, para poder hacer testeos masivos”, afirma a El Grito del Sur Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa.

Historia de una lucha

Antes de pasar a manos de las y los trabajadores, la empresa en cuestión era conocida como Roux-Ocefa. Fue fundada en 1935 y se convirtió en la primera productora de soluciones parenterales (sueros) del país y en una de las principales exportadoras de dicha industria. En sus tiempos de auge llegó a contar con una planta estable de 500 empleados. Pero la historia empezó a cambiar con la llegada de Mauricio Macri. En 2016 la empresa entró en concurso de acreedores y comenzaron los sueldos en cuotas, las volanteadas y las movilizaciones. El 2017 comenzó con una toma de tres meses y medio en respuesta a la pretensión de despedir masivamente por parte de la patronal. “Durante el macrismo muchos compañeros y compañeras habían sido despedidos, intentar solucionar esta situación era la única opción que les quedaba porque no conseguían laburo en ningún otro lado”, explica Di Mauro.

Luego de la toma llegó una nueva patronal y otro cambio al año siguiente. En esta última etapa se decidió vaciar la empresa retirando las máquinas y despidiendo de manera masiva a los laburantes. “Desde el principio nos íbamos dando cuenta que los métodos tradicionales del sindicalismo no nos estaban resolviendo nada. Y cada vez empezó a aparecer con más fuerza la idea de continuar como cooperativa de trabajo”, cuenta Di Mauro. La batalla comenzaba a darse en dos frentes simultáneos. Por un lado, el acampe emplazado en la puerta de la fábrica y, por el otro, el trabajo minucioso en el frente judicial para conseguir la quiebra de la empresa y la posibilidad de darle continuidad por parte de sus trabajadores y trabajadoras.

Tras analizar los proyectos de reactivación que proponía la cooperativa, el 30 de abril de 2019, el juez Sebastián Sánchez Cannavó otorgó el 30 de abril de 2019 una autorización provisoria que incluía la explotación de ambas plantas, la de Villa Lugano y Villa Luro. Además les otorgó el derecho para seguir utilizando los 150 certificados y marcas que poseía la empresa.

Una ley para las recuperadas

Junto con la firma de ocho compañeros de bloque y en coordinación con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), este año el diputado Leonardo Grosso (Frente de Todos) presentó un proyecto para la recuperación de unidades productivas. Se trata de una reclamo histórico del sector que, en el marco de la actual crisis económica generada por el COVID-19, retoma como nunca su vigor.

Como es de público conocimiento, todos los pronósticos respecto de la situación económica mundial apuntan a un año de fuertes caídas. Según el último informe del FMI, el PBI argentino caerá cerca de un 10 por ciento y esto tendrá un impacto negativo en el empleo. “Pese a las políticas de asistencia implementadas por el Gobierno, el shock productivo y comercial sufrido por la micro, pequeña y mediana industria, generadora del 70 por ciento del empleo nacional, esto redundará en procesos concursales y cierres patronales. Frente a lo cual, la experiencia de las empresas recuperadas resultará una alternativa de primer orden”, se puede leer entre los fundamentos del proyecto presentado por Leo Grosso.

Foto: Vicky Cuomo (Revista Cítrica)

La iniciativa propone que las empresas que entren en estado de cesación de pagos, cierre o vaciamiento por parte de sus empleadores puedan ser expropiadas y cedidas en favor de cooperativas de trabajo para continuar con la actividad productiva. Entre los derechos contemplados se cuentan el otorgamiento de asistencia técnica y jurídica, el establecimiento de las cooperativas como oferentes a priorizar como proveedores del Estado y la aplicación de un tratamiento fiscal preferencial para garantizar el mantenimiento y la generación de puestos de trabajo. “Si me preguntas a mí, te voy a decir que los trabajadores podemos recuperar lo que sea, desde un banco hasta una fábrica de satélites. Somos los trabajadores los que construimos las cosas, los que hacemos andar las cosas, tenemos que entender que este sistema ya no funciona y plantear una alternativa”, concluye Di Mauro.

Foto de portada: Vicky Cuomo (Revista Cítrica)

 

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Julián Rodrigo Valdez

Estudiante de comunicación social (UBA), cronista y periodista, músico