A un mes y medio del incendio en Villa Crespo, 43 familias siguen a la deriva

Desde que se reportó a comienzos de junio un incendio en el primer piso del edificio ubicado en la Avenida Corrientes 5246, los vecinos y las vecinas no pueden regresar a sus hogares. "El seguro no se expidió y nos sentimos totalmente abandonados por el Estado", explica Alberto Romano, uno de los afectados.

Alberto Romano vive hace 25 años en un departamento del primer piso del edificio ubicado en la Avenida Corrientes 5246, en pleno corazón del barrio de Villa Crespo. El 2 de junio, cerca de las cinco de la tarde, un incendio en el sótano del edificio provocó la explosión de un local de perfumería que estaba en la planta baja. Dos bomberos murieron en el siniestro y otras 15 personas que participaban del operativo resultaron heridas. A un mes del incidente, los vecinos y las vecinas están a la deriva: no pueden regresar a sus hogares, la empresa aseguradora del edificio aún no da respuesta y el Gobierno de la Ciudad brilla por su ausencia.

¿Cómo fue el día del incendio?

La evacuación fue desordenada en el marco de un desastre. Y digo desordenada porque, al momento del incendio y la explosión, salimos como pudimos. Mi señora salió con mi suegra, que vive con nosotros porque es una persona mayor, y quedaron refugiadas en un kiosquito a la vuelta que nos conocen. Ahí estuvieron dos, tres horas. Esa noche mi esposa y mi suegra se quedaron en lo de un familiar. Yo me quedé ahí toda la noche y a la madrugada fui a dormir a lo de mi hijo. Ahora mi esposa y mi suegra están en un departamento familiar chico en Boedo y yo me tuve que conseguir algo. Estuvimos ahí (en el departamento), en el medio del caos, las primeras 48 horas y pudimos llevarnos algunas cosas, pero nos habíamos ido con lo puesto.

El edificio tiene 43 departamentos. ¿Cómo es la situación de las otras familias?

Están en la misma situación. Se quedan en casas prestadas o alquiladas. El caso más terrible es el de una familia que eran inquilinos. El hombre se había quedado sin trabajo, hacía algunas changas, y después del incendio se refugiaron en el local donde trabajaba antes. Era un local de comida de venta por peso que había cerrado por la pandemia. Ahí estuvieron dos semanas y ahora están en un centro cultural de Ciudadela. Pedimos un subsidio para esa gente que quedaron en una situación de vulnerabilidad total. Todavía no tuvimos respuesta.

¿Apareció algún representante del Gobierno de la Ciudad después del incendio?

Después de tres días apareció el presidente de la Comuna -Villa Crespo integra la Comuna 15, cuya junta está presidida por Martín Garcilazo de Juntos por el Cambio- a ver qué necesitábamos. Fue todo guitarra. Mandó dos veces una bolsa con comida a esta familia que digo y no apareció más. Nos sentimos totalmente abandonados por el Estado.

El daño principal del edificio está en el subsuelo. Alberto contó que los vecinos y las vecinas convocaron a un grupo de ingenieros para evaluar la situación de los cimientos. “Nos dijeron que había que reparar la estructura de forma urgente. Si bien no había peligro de colapso inmediato por la explosión, nos dijeron que estas cosas no avisan, que en una semana, un mes o un año se puede desmoronar”, afirmó.

La solución de los ingenieros fue comenzar con el apuntalamiento y darle consistencia al material. “Todo eso lo tuvimos que pagar nosotros -señaló Alberto-. El seguro todavía no se expidió”. Eso es una primera etapa y, luego, se deben iniciar las reparaciones.

Los departamentos más afectados fueron los del primer piso, donde el fuego y la explosión levantaron la losa del suelo. “El caño de ingreso voló, el tanque colector de agua voló, se rompió la entrada del caño de gas…El edificio está inhabitable”, agregó Alberto.

¿Cómo hacen para pagar el arreglo si la compañía de seguros todavía no actuó? 

Hicimos una vaquita como pudimos, pagamos expensas extraordinarias. Se pagó algo así como un palo (por el apuntalamiento). Le habíamos pedido un préstamo al Banco Ciudad, pero nos ofreció una mochila de piedra: una tasa de interés del 47 por ciento. Muchos le pidieron plata a amigos. La gente que está en pelotas no puso (dinero), hay gente que pudo poner por ellos porque hay ocho o diez personas en el edificio que están en una situación un poco mejor. Hubo una solidaridad espectacular de los vecinos.

 

El apuntalamiento, según Alberto, terminaría esta semana y le permitiría a los vecinos ingresar nuevamente al edificio. “Realmente estamos esperando muy ansiosos que respondan los seguros. La única manera de que podamos volver a tener cierta normalidad es reparando los daños y es el seguro el que debe hacerse cargo -exigió-. Tenemos una incertidumbre total”.

 

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.