«El espionaje es una práctica sistemática del Gobierno porteño»

El enfrentamiento entre terciarios y el Gobierno de la Ciudad volvió a encenderse esta semana, luego de que estudiantes y docentes advirtieran la presencia de una funcionaria que no había sido autorizada a ingresar a las aulas virtuales. Denuncias de los gremios y pedidos de respuesta al Ministerio de Educación.

Esta semana, el Gobierno porteño volvió a verse enredado en una denuncia por espionaje, pero en esta oportunidad las acusaciones vinieron desde los profesorados de la Ciudad de Buenos Aires. Estudiantes, docentes y autoridades repudiaron la intromisión del Ministerio de Educación en las aulas virtuales y acusan a Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña de querer espiar a las comunidades educativas y atentar contra la libertad de cátedra. «Lamentablemente no nos sorprende ver estas lógicas y prácticas, que nos llevan a los tiempos más oscuros de nuestro país y que militamos todos los días para que no sucedan nunca más. El Gobierno de la Ciudad viene sosteniendo iniciativas de este tipo, como el 0800-buchón o todo lo que se está destapando ahora con respecto al espionaje», dijo a El Grito del Sur la presidenta del Centro de Estudiantes del Joaquín V. González, Sol Godoy.

Estos hechos fueron descubiertos en primera instancia por docentes y estudiantes del Joaquín V. González, que inmediatamente pidieron respuestas a las autoridades de la institución, quienes tampoco habían sido notificadas por parte del Gobierno de la Ciudad. En consecuencia, la dirección del profesorado elevó una nota a la cartera que conduce Soledad Acuña para exigir explicaciones al respecto. ¿La respuesta? Desde el Ministerio de Educación aseguraron que la presencia de María Pitton, funcionaria recientemente incorporada a la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente, respondió a las tareas de acompañamiento y asesoramiento que estaría brindando en los nodos durante la virtualidad. No satisfechos con la respuesta, desde los gremios estudiantiles y docentes alertaron a toda la comunidad educativa y se pusieron en contacto con el resto de los profesorados para conocer cuál era su situación. «En ese sentido, descubrimos que en otros profesorados como el Juan B. Justo, el Normal 7 y algunos otros también sucedió la misma situación, sin haber ningún tipo de respuesta», revela Godoy.

Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) también salieron a denunciar lo ocurrido y le exigieron a la administración porteña que dé marcha atrás con estas acciones. «Nosotros vemos comprometido el trabajo de las y los docentes por esta actividad, que se acerca mucho más al espionaje que a otra cosa», dijo a este medio Esteban Sotile, docente del Mariano Acosta y miembro de la Comisión Directiva de la UTE. «Una actividad sin autorización que se entromete en las clases de los docentes y estudiantes de la Ciudad es absolutamente reprobatoria. Más teniendo en cuenta el esfuerzo de los docentes que se ha duplicado en este contexto, que nos han desdoblado el aguinaldo y que encima se nos meten en las aulas. Es realmente fuera de lugar lo que está haciendo el Gobierno de la Ciudad», suma.

«No es una nueva práctica del Gobierno porteño, recordemos a Ciro James en la gestión de Mariano Narodowski como ministro de Educación», plantea Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys. «Como buena acción de espionaje es absolutamente cobarde y vil, porque todos los datos que -se supone- quieren sacar con este tipo de cosas los pueden suministrar la escuela o los distritos escolares», agrega Adaro en relación a los funcionarios que manda el Gobierno de la Ciudad para mezclarse entre las filas de las familias que van a buscar el bolsón de comida y preguntarles acerca del desempeño de les docentes durante la cuarentena.

Los hechos de esta semana no hicieron más que reforzar el enfrentamiento entre la comunidad educativa de los profesorados y el Gobierno de la Ciudad, desatado a fines del año 2017 cuando el oficialismo porteño anunció la creación de la UniCABA. El rechazo a dicho proyecto puso sobre la mesa un sinfín de reivindicaciones que volvieron a cobrar centralidad en un contexto tan difícil como el que estamos atravesando. «En lugar de garantizar políticas públicas que acompañen a la formación docente en materia de accesibilidad para poder mantener nuestra cursada y destrabar la desigualdad estructural que evidencia la pandemia, lo único que hizo el Gobierno de la Ciudad fue meter espías», protesta la presidenta del centro de estudiantes del Joaquín. «No pusieron el eje en lo que verdaderamente importaba, que era que los compañeros y las compañeras puedan cursar virtualmente, que haya computadoras, que se liberen los datos, viandas y ayudas alimenticias sostenidas, becas integrales, y un montón de reclamos que venimos sosteniendo desde el inicio de la cuarentena, pero que venimos exigiendo también a lo largo de los últimos años teniendo a Larreta en frente», añadió Sol Godoy.

Desde el claustro estudiantil siguen alertas y coordinando con otros sectores para sumar el repudio de los distintos sindicatos docentes, de los centros de estudiantes y de la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET). «Quedamos a disposición de los docentes terciarios para discutir medidas si el Gobierno porteño no retrocede en estos mecanismos que utiliza para “espiar” docentes», concluyó el referente de Ademys.

 

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