Todos los años, los distintos gobiernos desde sus distintas dependencias y secretarías de Estado exponen las acciones que vienen realizando para combatir el narcotráfico y el consumo de drogas en el marco del Día Internacional de las Naciones Unidas contra el Abuso y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se celebra cada 26 de junio. Pero desde hace más de 10 años se viene desarrollando para esa fecha la campaña «Acompañe. No castigue», que reúne a numerosos colectivos de salud, agrupaciones y organizaciones políticas y sociales que vienen trabajando la temática de drogas desde una perspectiva de reducción de daños. «Lo que hace la campaña es resignificar esa fecha desde un lugar no criminalizante, sino -tal como dice la frase- acompañando y no castigando», cuenta Ariel Parajón, coordinador del Colectivo de Reflexión sobre los Consumos, en diálogo con El Grito del Sur.
Parajón tiene 34 años, es politólogo especializado en políticas de drogas y cuenta los resultados de las campañas realizadas este año en el marco del «Acompañe. No Castigue». Las distintas agrupaciones y colectivos que conforman el Capítulo Argentina 2020 realizaron durante la última semana de junio múltiples actividades con la consigna de este año: «Estar en la distancia». «El lema tenía que ver con el contexto de COVID-19 y esta idea de que por más que haya distanciamiento físico, que esto no se transforme en distanciamiento social», explica. En el marco de esta campaña, el Colectivo de Reflexión sobre los Consumos lanzó una encuesta de alcance nacional, focalizada principalmente en los grandes centros urbanos, para analizar y estudiar de cerca los efectos del aislamiento social en la salud mental y el consumo de sustancias.
Dicho colectivo se creó a mitad del año 2019, cuando empezaron a armarse los equipos técnicos del Frente de Todos, al calor de los debates electorales acerca de cómo construir un nuevo gobierno popular que contemple propuestas programáticas destinadas al abordaje del consumo de sustancias desde una perspectiva popular y no estigmatizante. En el espacio conviven politólogues, psicólogues, abogades, comunicadores sociales, operadores terapéuticos, docentes universitaries, trabajadores y trabajadoras sociales, así como también estudiantes y profesionales que trabajan en organismos públicos del Estado que desarrollan tareas en torno a las adicciones, la salud mental, consumos problemáticos y recreativos.
La encuesta fue realizada sobre una base de 800 casos, de los cuales el 75% pertenece al AMBA y el 25% restante se distribuye principalmente entre personas del interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, y también -aunque en menor medida- de Corrientes, Formosa, Salta, Chaco, San Juan, Mendoza, Neuquén y Río Negro. El 61,9 por ciento de las respuestas fueron de mujeres cis, el 36,3 de varones cis y el 1,8 de otras identidades de género. Los principales datos que se desprenden del informe elaborado a partir de la encuesta tienen que ver, por un lado, con el aumento del consumo de sustancias durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio y, por otro lado, con las principales sensaciones y percepciones de la salud de las personas durante este período.
Sobre este último punto, los principales sentimientos indicados por les encuestades fueron la ansiedad (67%), el cansancio (64%) y la incertidumbre por el futuro (64%), aunque también se registraron números muy altos en torno al desgano (51%), los nervios (48%), la angustia (47%) y la tristeza (46%). Solo un 4 por ciento aseguró no haber sentido ninguno de los síntomas antes mencionados. Respecto del otro eje, les encuestadores optaron por comparar el consumo de sustancias durante el mes previo a la cuarentena y el consumo durante el ASPO. Los resultados muestran que el alcohol continúa siendo la sustancia más consumida por las personas con un 85,6 por ciento. En segundo lugar, se ubica la marihuana con un 56,5% por ciento en el mes previo a la cuarentena y un 47,5 durante el aislamiento. Y en tercer lugar aparece el consumo de tabaco con un 35,2%, que se redujo dos puntos durante el ASPO.
Sobre este tema, además, hay que tener en cuenta que un 51 por ciento de les encuestades informó haber aumentado su consumo durante el aislamiento y un 30 por ciento registró dificultades en el acceso a sustancias durante este período, fundamentalmente sobre aquellas que son ilegales. «Vemos siempre necesario abordar la temática del consumo en una triada conceptual: sustancia, contexto y sujeto. Esa triangulación siempre tiene que estar en la órbita del análisis, o sea, no todos consumen la misma sustancia ni de la misma calidad ni en el mismo contexto. No es que la cuarentena o el aislamiento social hace que más gente consuma, sino que la gente que ya viene consumiendo tal vez profundice sus prácticas de consumo, lo cual es distinto», plantea Parajón. «Lo que viene a generar el aislamiento es la profundizacion de algunas conductas o algunos padecimientos que ya se venían arrastrando, practicando o ejerciendo», sigue.
El informe fue motivado por el fortalecimiento de las redes comunitarias, el trabajo coordinado para defender y restituir derechos y la construcción de una política popular de drogas. «Además, el colectivo se planteó con tres objetivos claros: producir conocimiento en torno al consumo de sustancias desde un paradigma de reducción de riesgos y daños y de gestión del placer; otro de los objetivos que nos planteamos es la idea de aportar a la transformación de las políticas públicas en materia de drogas contemplando las desigualdades de género actuales y también pensando en cómo construir acceso a derechos o lo que se conoce como la accesibilidad de personas a poder atenderse si tienen algún tipo de problemática de consumos; y, por último, como tercer objetivo, el colectivo busca brindar información sobre los consumos recreativos para las personas que usan drogas», explica el coordinador del Colectivo de Reflexión sobre Consumos.
Si bien desde el colectivo destacan muchos de los datos anteriormente presentados, también reconocen que los resultados tienen determinado sesgo producto de que tres de cuatro encuestades pertenece al AMBA, la mitad consignó tener vivienda propia y cerca del 60 por ciento cuenta con estudios terciarios o universitarios completos. Por tal motivo, se proponen realizar más adelante un estudio que pueda abordar esta misma temática y su impacto en los sectores populares de la Argentina.
