El día que marcó la supremacía del fútbol rioplatense

El 30 de julio de 1930, Uruguay venció 4-2 a la Argentina consagrándose como el primer campeón del Mundial de Fútbol. La naciente competencia se desarrolló en un clima de época particular: la Gran Depresión, la era dorada del tango y las vísperas del primer golpe de Estado en nuestro país.

A lo largo de la cuarentena, las y los fanáticos del fútbol aprovecharon el tiempo libre para recordar viejas épocas en álbumes, libros y programas de televisión: partidos de antaño de su equipo favorito, la trayectoria de sus jugadores ídolos y los hitos de la Selección en diferentes Mundiales. Hoy, precisamente, se cumplen 90 años de la final del Mundial 1930. Fue el primer evento de estas características en el ámbito específico del fútbol masculino y se realizó al otro lado de la orilla del Río de la Plata.

En el último partido disputado, el 30 de julio de 1930, Uruguay venció 4-2 a la Argentina consagrándose como el primer campeón de esta competencia, que ya lleva realizadas 21 ediciones. La final se jugó en el mítico Estadio Centenario de Montevideo, que se había construido en tiempo récord entre enero y junio de aquel año y albergó ese día a unas 80 mil personas. Los charrúas lograron imponerse tras ir perdiendo 1-2 al término del primer tiempo, pero lo dieron vuelta a pura garra y con goles de Cea, Iriarte y Castro.

¿Por qué el primer Mundial de Fútbol de la historia tuvo lugar en Uruguay? «Los europeos esperaban para sí la organización del primer Mundial que la FIFA iba a realizar ya separado de los Juegos Olímpicos. Italia, sin lugar a dudas, era el principal candidato para ser la sede. También estaba Holanda en esa lista. Ahí empiezan a aparecer problemas de índole económico para la organización y Uruguay, que tenía un derecho adquirido como corolario justo de lo que habían sido las obtenciones de los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, logró convertirse a partir de la unidad sudamericana en una especie de tercera opción que terminó siendo la elegida. Esta candidatura de Uruguay fue respaldada por el Estado», cuenta a El Grito del Sur Mario Romano, autor uruguayo del libro «El Estadio Centenario. Templo del fútbol» (junto a Alberto Magnone).

El acontecimiento, realizado entre el 13 y el 30 de julio de 1930, se desarrolló en medio de la crisis económica mundial conocida como la Gran Depresión. Un año antes, se había producido la más catastrófica caída del mercado de valores en la historia de la bolsa de Estados Unidos, que tuvo un alcance global y llevó a un fuerte deterioro de todos los indicadores sociales y económicos. A pesar de estas dificultades patentes, Romano señala que «el clima de época en Uruguay era festivo producto de la posibilidad de mostrar hacia afuera lo que era este país. También se juntaron a nivel cultural muchas cosas positivas para que el Mundial fuera una verdadera fiesta, obviamente con los impedimentos que la época marcaba. Para la nación uruguaya fue una reafirmación total de muchas cosas, algo sumamente trascendente».

Aquel 30 de julio, unos 15 mil hinchas argentinos divididos en diez embarcaciones lograron cruzar el Río de la Plata y llegar a tiempo al Centenario. Hubo un marco de enorme expectativa en el estadio y los alrededores, donde -según Romano- la final «marcó la supremacía del fútbol rioplatense, más allá de que esta disciplina había nacido en Inglaterra pero alcanzó un mejor desarrollo por estas tierras». En un partido sumamente parejo y ríspido, pero con una alta dosis de buen juego, Uruguay terminó alzándose con la Copa por dos goles de diferencia.

El elemento cultural imprescindible en dicha época era el tango, que se encontraba en su período de mayor auge y se podía seguir no sólo a través de los discos y de la radio sino también mediante la presencia viva de sus mejores intérpretes. Una de las principales anécdotas fue que Carlos Gardel visitó la concentración de la Selección Argentina y que estimuló a los jugadores cantándoles «Palomita Blanca», el vals de García Giménez y Anselmo Aieta. El tanguero también pasó a saludar al equipo uruguayo, por lo cual compartió momentos inolvidables en las vísperas de la gran final.

A nivel local, 1930 terminó siendo un año convulsionado en términos políticos. El 6 de septiembre, poco más de un mes después de dicha cita, se produjo el primer golpe de Estado en nuestro país. El presidente constitucional Hipólito Yrigoyen fue derrocado por un grupo de militares argentinos encabezados por el teniente general José Felix Uriburu, lo cual abrió un largo período de creciente inestabilidad institucional que tuvo su hito más trágico con la llegada de la dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.