Encuarentenades: ¿qué les pasa a les pibis en el aislamiento?

Cuestiones económicas propias y familiares, problemas para conseguir trabajo y dificultad para continuar sus estudios encabezan la lista de preocupaciones de les jóvenes durante el aislamiento. Dos informes que dan cuenta del panorama de una generación durante este tiempo congelado.

Foto: Abril Pérez Torres

Fiestas online, zoompleaños, entrevistas de trabajo por cámara web y obras de teatro que son llamadas telefónicas. Si la vida de todes tuvo que adaptarse al encierro, para les jóvenes esto pesó mucho más, no sólo por los rituales cotidianos como salidas a boliches, bares y recitales, sino porque la crisis económica impacta peor en uno de los sectores más precarizados. Según un informe realizado en 2019 por Monitor de Empleo Joven, ya para fines del año pasado seis de cada diez jóvenes de entre 18 y 24 años tenían un empleo informal. Sin embargo, a esto se le sumó la pandemia que en nada mejoró la situación. Hace dos meses, este mismo centro de estudios publicó un nuevo informe donde, en base a una encuesta realizada a 511 jóvenes -priorizando la franja de 16 a 24 años-, indicó que para un 52 por ciento la cuarentena supuso un fuerte impacto en la caída de sus ingresos individuales. Además, el 32 por ciento aseguró que ésta es la mayor preocupación en su casa y que casi la mitad recibe una asignación por parte del Estado.

“Económicamente me afectó en que se me está complicando buscar laburo y sigo teniendo más o menos los mismos gastos. Tal vez no en birra y SUBE, pero sí en psicóloga, cursos y muchas donaciones. Mi viejo labura en la construcción, así que no puede seguir haciéndolo y, si bien tenemos muchos menos gastos, nos afecta”, cuenta Catalina.

“Encontrar trabajo ya estaba difícil antes, pero aún más desde tu casa. Lo único que hago es postularme a través de distintas páginas o hablar con amigas que tienen contactos, pero desde ya se complica. Para cada entrevista necesitás conocimientos mínimos de computación, conexión de Internet y estando encerrada se acortan tus posibilidades laborales. A esto se suma que en cuarentena hay muchas menos ofertas de trabajo”, explica Natasha, de 20 años.

Estudiar en cuarentena se volvió una empresa compleja. Si los zooms no son pagos se cortan a los 40 minutos, los contenidos de estudio no están adaptados a las clases online y muchas de las plataformas no soportan la demanda actual. A esto se suman las dificultades para interactuar con les profesores y la posibilidad casi nula de socializar con compañeres. Según Monitor de Empleo Joven, a 6 de cada 10 encuestades no les gusta o les gusta poco estudiar virtualmente y se les dificulta no tener acompañamiento al momento de realizar las tareas. Sin embargo, el aspecto más discriminatorio de la educación online es la imposibilidad de continuar con sus actividades para quienes no tienen internet o la alfabetización informática suficiente para manejarlo.

Nicole tiene 18 años y estaba por comenzar el CBC de la carrera de Psicología cuando comenzó el aislamiento. Sobre las dificultades de continuar con sus estudios, cuenta: “Es frustrante porque teniendo 18 años una espera introducirse en la adultez, tener una formación previa a la carrera y de esa manera no se recibe nada de eso. Desde el comienzo fue difícil porque empezamos tarde, el campus a veces se cuelga, se cae, además tanto les profesores como nosotres tuvimos que adaptarnos a las condiciones. Ahora tengo dos parciales y, al no tener contacto con el profesor, se torna muy difícil entender los contenidos, pero también es un desafío para con une misme que está bueno llevar”.

Les conurbanes 

El conurbano bonaerense es la región con más contagios de COVID-19 y recientemente volvió a fase 1 junto con la Ciudad de Buenos Aires. I Jóvenes (Instituto de Investigación sobre Jóvenes, Violencia y Adicciones) entrevistó a 538 chiques del conurbano para saber cómo y cuánto les afectó la pandemia.

Según el informe, el 42,6% de los y las pibas encuestados está buscando trabajo, el 22,6% sale a trabajar y el 17,1% trabaja desde su casa. Además, la mayoría de elles cuenta con empleos informales: sólo un 5% trabaja en el Estado y un 7,8% en ventas en relación de dependencia, mientras que el 1,2 % intenta vivir de artesanías y el 0,7% se abocó a la confección y comercialización de barbijos. De todes les encuestades, sólo el 1% realiza su carrera universitaria. El 60% del total dijo no tener trabajo y el 17,7% lo perdió durante la pandemia. 

Sabrina trabaja de gestora de planos de obras y vive en el centro de San Justo. Respecto al panorama de la juventud, reflexiona: “Me parece que, teniendo en cuenta el contexto, la juventud está peor. Ya antes de la pandemia, nuestra generación no tenía un lugar dentro del mercado laboral porque la robotización nos fue sacando puestos de trabajo. Nos tenemos que limitar a laburos precarizados o changas y eso tiene que ver con el proceso de la globalización a nivel mundial, porque no es que solo acá, la juventud en todo el planeta no tiene un plan laboral a futuro. Al no estar esa estabilidad que tenían otras generaciones, no nos podemos independizar o irnos de nuestras casas. Esto ya era así, pero la pandemia terminó de profundizar todo”.

Otro mito que sobrevuela la juventud son los famosos “ni-ni,” es decir, quienes no trabajan ni estudian. Si bien está comprobado que -lejos de ser por falta de ganas o formación- la situación de quienes no llegan a insertarse en el ámbito laboral o educativo se basa en las limitadas oportunidades laborales de nuestro país, sobre elles sigue recayendo el mandato meritocrático del esfuerzo. De les encuestades, el 26,38% no estudia ni trabaja, el 33,5% estudia y busca trabajo, en tanto que el 16,94% realiza ambas actividades.

La situación laboral no es lo único que afectó a les jóvenes en el aislamiento. Al preguntarles que extrañaban, el 21,37% se refirió a sus amigues, 6,03% a la pareja, 20,72% dijo salir y el 8,77% ir a bares, recitales y partidos. Sin embargo, entre las cosas buenas de la cuarentena, un 19,32% respondió que disfruta dormir -actividad ansiada por muches-, el 8,7% la comida casera y el 2,42% la soledad. “Me miré todas las películas de Netflix, hice videollamadas, juegos de mesa. Te acostumbrás, se vuelve cotidiano estar en casa. Es sorpresivo cómo tanto deseamos salir y, cuando tenemos la oportunidad de ir al supermercado, volvemos rápido a casa para sentirnos a salvo”, agrega Nicole, quien vive en Maquinista Savio (Partido de Escobar).

Para ocupar las horas libres, las aplicaciones y plataformas web supieron adaptarse rápidamente. Ni bien comenzó el aislamiento, Netflix lanzó su extensión Netflix Party para chatear en grupo mientras se está viendo una película. Whatsapp amplió hasta ocho la cantidad de personas con las que se puede participar de una videollamada y -para nada accesorio- la famosa aplicación de citas Tinder lanzó su versión Tinder Global Mode, que permite matchear con personas en todo el mundo. Para muches esto fue fundamental, ya que de les conurbanes el 6,5% dijo que ve Netflix para divertirse, el 13,5% usa el celular y redes sociales, el 14,97% ve series y el 2,54% juega a la play.

 

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