Ginés y el cannabis medicinal: ¿el punto de partida?

El Ministro de Salud, Ginés Gonzalez García, convocó a la primera reunión del Consejo Consultivo Honorario orientado a la discusión de una nueva política de regulación y uso terapéutico del cannabis. La investigación, la salud pública, el rol del Estado y el uso recreativo son algunas de las puertas que se abren en un debate que llegó para quedarse.

El martes pasado fue un día histórico para quienes siguen el tema cannábico en la Argentina y el mundo. El Ministro de Salud, Ginés González García, convocó a la primera reunión del Consejo Consultivo Honorario (CCH) creado por el artículo 9 de la Ley 27.350 de «Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados». Todas las organizaciones convocadas para el Consejo están compuestas por profesionales y pacientes con experiencia científica y empírica. Sus personerías jurídicas y sus estatutos ratifican que sus objetos de trabajo, estudio y concientización son el cannabis medicinal y sus múltiples usos terapéuticos. Además, todas coincidieron en que la reunión fue un éxito en la búsqueda por avanzar en la conquista de derechos vinculados a la salud pública.

Salud pública vs. el cannabis salvará la economía

Circulan por Internet varias notas que plantean escenarios donde el cannabis podría ser capaz de salvar la economía. Incluso se citan casos como el de los estados norteamericanos, que lo regularon y comenzaron a cobrar cientos de millones de dólares en impuestos. También se cita el caso de Colombia donde la comercialización de productos magistrales elaborados a partir de CBD es de venta libre y la normativa permite exportarlos. Algunos otros citaron Holanda, donde la matriz social, legal, cultural y económica es radicalmente distinta a la nuestra. Otros tantos concluyeron que el Estado no debería involucrarse y simplemente debe liberar el cannabis para observar cómo las leyes del mercado lo regulan y las tres aplicaciones más conocidas de delivery lo distribuyen. Increíble. También se puede leer la nota de Fernando Soriano en el portal Infobae, la más clara y objetiva, que remarca la importancia fundamental del Estado en todo el proceso.

En el caso argentino, el único modelo de regulación de cannabis medicinal factible de implementar (con ciertas modificaciones) por cercanía geográfica, social y cultural es el de Uruguay. ¿Por qué no se lo nombra en las notas citadas? Porque es un modelo que no prioriza el negocio y donde el Estado mantiene roles fundamentales como el de registrar, controlar, entregar licencias, intervenir, comercializar, distribuir y almacenar. En Uruguay no se prioriza el lucro.

Después de la reunión convocada por el Ministerio, podemos estar orgullosos de que vamos en esa línea: la prioridad no es el libre mercado, ni la recaudación impositiva, ni el cannabis recreacional. El punto de partida está centrado en la salud pública, y lo más importante a discutir ahora, es ver cómo hacemos para garantizar la accesibilidad de un cannabis de calidad a todo aquel que lo necesite: es decir, que la posibilidad de contar con la medicina sea equitativa sin importar el poder adquisitivo ni la clase social.

Está comprobado que el cannabis puede salvar (y mejorar) vidas humanas, pero no le pidamos que salve una economía destruida por años de neoliberalismo salvaje. En términos económicos objetivos, estamos muy lejos de competir en el mundo de la exportación de aceite de cannabis (o hash oil, el commodity cannábico) donde Asia y Europa hace rato que pisan fuerte. Ahora bien, una semana antes de nuestro histórico 15J, el Ministro de Producción, Matías Kulfas, analizó que la reactivación económica post pandemia tendrá 5 ejes fundamentales dentro de los cuales la industria de la Salud y el Cannabis medicinal, como conjunto, serán protagonistas para generar mayor agregado de valor y motorizar la economía a través de un mercado interno fuerte y traccionante.

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¿Cómo, cuándo y dónde?

Argentina posee todos los recursos para comenzar a producir en la primavera que se avecina: tierras, conocimiento y experiencia agropecuaria, excelentes condiciones climáticas, genéticas y semillas disponibles libre de licencia y, sobre todo, una masa humana de cultivadores expertos dispuestos a trabajar. El tema es ver cómo, cuándo, cuánto y dónde producimos la materia prima necesaria para garantizar, cuanto antes, un producto de calidad y accesible a los siguientes eslabones de la Cadena Productiva del Cannabis. Ahí es donde el Estado tiene un rol fundamental e ineludible: ser el principal productor, industrializador y distribuidor de cannabis medicinal del país y, por qué no, de la región. La prioridad debe estar puesta en satisfacer la demanda interna, ganar experiencia, generar vínculos estratégicos y avanzar seguros de hacia dónde vamos.

La Cadena Productiva del Cannabis repercutirá de forma beneficiosa en diversas ramas de la economía real y el ambiente: posee múltiples usos además del medicinal (construcción, textil, biopolímeros y nutricionales). Además, el cultivo extensivo provee valiosos servicios ambientales tales como: mejorar la infiltración de agua, nula aplicación de plaguicidas, capturar enormes cantidades de dióxido de carbono atmosférico y mitigar varios efectos negativos del cambio climático (desertificación, compactación de suelos, resistencia de plagas a los plaguicidas, entre otros).

Sin dudas, el Cannabis medicinal es el punto de partida y, como tal, tenemos que pensar ahora hacia dónde queremos ir para diseñar el mejor plan de acción que nos permita llegar.

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