Insólito: Larreta propone a los artesanos créditos al 24% para afrontar la crisis

Después de más de tres meses sin ingresos, artesanes y manualistas de la Ciudad de Buenos Aires se toparon con una insólita respuesta de la administración porteña: créditos a tasa de interés del 24 por ciento. "Estos créditos son una locura y además la gran mayoría no puede acceder a los requisitos que se piden para el sector", aseguran les feriantes de San Telmo.

La flexibilización de algunas actividades en junio y la vuelta de la cuarentena estricta desde el primero de julio poco cambió la realidad cotidiana de artesanes y manualistas de la Ciudad de Buenos Aires, que desde mitad de marzo no pueden trabajar. La pandemia de COVID-19 trajo aparejada el cierre temporal de las ferias y causó un fuerte estrago para sus ingresos económicos, dado que éstos se nutrían fundamentalmente de las ventas al turismo local e internacional. A lo largo de los últimos dos meses, este sector realizó diferentes acciones de protesta para visibilizar su situación: ollas populares en el Obelisco, en la calle Martín García y frente al Parque Lezama, entre otros lugares.

La bronca terminó de estallar esta semana cuando se enteraron de la insólita respuesta que les dio el Gobierno de la Ciudad para paliar la crisis: créditos a tasa de interés del 24 por ciento. En un contexto de ausencia total de ingresos y de pasar situaciones límites como la falta de un plato de comida en sus hogares, el otorgamiento de créditos usurarios por parte del Banco Ciudad para la compra de insumos es visto como una traba más de cara al desarrollo de su actividad. Esta línea de créditos tiene además la particularidad de exigir requisitos altos que muches artesanes no poseen, tales como monotributos e ingresos mensuales por encima de los 40 mil pesos.

Sergio Coria, artesano de la calle Defensa en San Telmo, repudia esta política crediticia: «Del listado de requisitos para poder tomar esos créditos, no todos estamos habilitados para hacerlo. No lo veo como una ayuda, es un endeudamiento a futuro. En realidad tampoco es algo exclusivo para los artesanos, es una política abierta a todos los vecinos y las vecinas de la Ciudad». «Estos créditos son una locura y además la gran mayoría no puede acceder a los requisitos que se piden para el sector. Aunque nos den dos meses de gracia para empezar a pagar, acumulamos un parate tan importante que va a ser difícil recuperarnos. Por eso pedíamos empezar a pagar la cuota una vez que se reanude nuestra actividad, cuestión que no fue contemplada», plantea Mariano Cipolat, artesano de la calle Perú ubicada en el mismo barrio.

En una respuesta judicial firmada por el abogado Bengt Martín Hogberg, representante judicial de los artesanos y las artesanas de la calle Defensa, «los créditos ofrecidos -observe que ninguno está destinado a artesanos especialmente, sino que son créditos preexistentes para diferentes sujetos- no serían de mucha ayuda, ni siquiera el crédito nacional a tasa cero para monotributistas y autónomos, porque si bien logramos subsistir de nuestros ingresos habituales, éstos no nos generan capacidad de ahorro como para poder pagar esos créditos en el futuro. En otras palabras, los créditos solamente postergarían nuestra crisis económica».

A base de protestas callejeras -exponiéndose a contraer el virus- y una fuerte presión contra las autoridades porteñas, lo que sí consiguieron fueron bolsones de alimentos no perecederos cada 15 días para sobrellevar la situación de hambre que padecen desde hace más de tres meses. Sin embargo, los beneficiarios denuncian que lo obtenido es «exiguo e insuficiente». Cipolat asegura que «lo que nos mandó el Gobierno de la Ciudad es deficiente a nivel nutricional porque no tiene ni siquiera arroz y fideos. Se hace imposible sacar una comida de ese bolsón». Por eso, según cuentan, armaron una red solidaria y contaron recientemente con el apoyo de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), que les donó más de 300 kg de papa que fueron repartidos entre les artesanes y manualistas que más lo necesitan.

Cabe destacar que, desde que se decretó el aislamiento obligatorio en la metrópolis porteña, ninguna feria ha vuelto a abrir. En ese marco, el juez Roberto Gallardo intimó al Gobierno de la Ciudad para abonar a les artesanes y manualistas una suma de diez mil pesos hasta la finalización de la cuarentena. Si bien el fallo fue recusado por la administración de Horacio Rodríguez Larreta, la acción de amparo sigue su curso administrativo por estos días. «Estamos parados casi en su totalidad porque, al margen de la venta vía Internet, estamos en una situación económica muy complicada. Ahora que la gente tiene prioridades básicas en sus compras, lo nuestro pasó a ser secundario. La comercialización de artesanías es casi nula en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires», reconoce Mariano Cipolat.

Sergio Coria concluye: «Más que nada seguimos haciendo taller con los pocos materiales que cada uno tiene en su casa, tampoco hay mucha posibilidad de comprar para producir. La venta está difícil y nos sostenemos como podemos. Al no poder rescatar la moneda del día, se hace muy difícil. Hay muchos compañeros que no cobraron el IFE y que no tienen otro ingreso económico por fuera de las artesanías que venden. Esperamos novedades del Gobierno porteño para poder resolver nuestra situación».

 

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