El mejor antídoto hasta que llegue la vacuna

El plasma es una parte de la sangre humana que contiene anticuerpos y se convirtió en la principal esperanza en la lucha contra el COVID-19, mientras continúan los experimentos para desarrollar una vacuna. Donantes y especialistas médicos cuentan sus experiencias y revelan los métodos con que se lleva a cabo este procedimiento.

El día que Facundo Ahumada recibió el alta por COVID-19 fueron a verlo dos médicos. “Uno de ellos, Miguel, es hematólogo. Me contó que se estaba evaluando la posibilidad de tratar con plasma a otros pacientes, que todavía no estaba confirmado, pero que me lo decía para que lo fuera pensando”, recuerda el joven de 26 años. Pero Facundo no necesitó pensarlo: estaba tan contento de haberse recuperado que dijo que sí, que apenas pudiera se acercaría a donar. Hoy, Facundo ya lleva donados más de 3 litros de plasma y anima a que otros pacientes recuperados hagan lo mismo.

“El procedimiento dura una hora, hora y media, es súper sencillo, no te sentís mal y no perjudica en nada al donante”, cuenta Facundo a El Grito del Sur, aunque admitió que “lo único molesto es el pinchazo” de la aguja en el brazo. “Los resultados son muy alentadores y es sumamente importante que (los recuperados de COVID-19) donemos”, asegura.

Facundo había vuelto de Europa el 10 de marzo y, aunque no presentaba síntomas, decidió aislarse en su habitación para proteger a sus padres, con quienes convive. Cuatro días después, se despertó con un fuerte dolor de cabeza y fiebre. El 17 de marzo, Facundo preparó un bolso con ropa y sus padres lo acompañaron al Hospital Militar, donde recibió el diagnóstico de COVID positivo. Si bien tuvo fiebre durante una semana y un principio de neumonía, el 31 de marzo fue dado de alta después de que dos hisopados consecutivos dieran negativos.

Veinte días después de salir del hospital, Facundo se hizo los análisis de sangre para saber si tenía la posibilidad de ser donante de plasma. “A los tres días me llamaron y me dijeron que tenía un nivel de anticuerpos sumamente altos. Me preguntaron si me animaba a hacer una plasmaféresis”, cuenta. Así Facundo fue a hacer su primera donación. “Los que nos infectamos y pudimos recuperarnos podemos ayudar a combatir al virus”, afirma.

Plasma del convaleciente

José Fernández, médico clínico, hematólogo y jefe de hemoterapia del Cemic, explica a este medio que el tratamiento con plasma del convaleciente no es algo nuevo. “En los años ‘60 y ‘70 hubo una epidemia de fiebre hemorrágica y mucha gente del Cemic, incluido el doctor Julio Maiztegui, participó activamente en el campo y atendiendo a los enfermos”, señala Fernández.

El plasma es una parte de la sangre humana que contiene anticuerpos, una sustancia que combate infecciones dentro del cuerpo. Existen dos formas para desarrollar los anticuerpos: teniendo la enfermedad o teniendo una vacuna. “El virus induce la producción del anticuerpo -explica Fernández-. Pero en este caso no contamos con la vacuna”. Quienes se recuperan de COVID-19 deben esperar cerca de 20 días para desarrollar anticuerpos.

Fernández afirma que, por ahora, en Cemic han transfundido con plasma de convaleciente a más de 60 enfermos. “Podemos decir que nos va razonablemente bien si los enfermos no están demasiado graves, aunque se han rescatado a algunos enfermos que estaban con respirador. Los resultados son alentadores, pero lo decimos sin ningún triunfalismo”, advierte.

El jefe de hemoterapia del Cemic explica que existen dos métodos para separar el plasma de la sangre y que cada hospital utiliza el que tiene disponible. “Existe la plasmaféresis mecánica, en la que se extraen 600 mililitros de plasma por cada sesión, pero tiene la desventaja de que no todos los centros de salud del país tienen esta máquina, los costos son altos y hay pocos operadores que saben manejar ese dispositivo -cuenta-. Nosotros utilizamos la hemodonación convencional, centrifugamos la sangre en una máquina que separa el plasma y le reinfundimos al donante los glóbulos rojos. Los costos son menores que con el otro procedimiento, dura un poco más y obtenemos 250 mililitros por donación”.

Donación de plasma

Fernández sostiene que los donantes pueden volver a realizar una donación a los tres días por la velocidad que tiene el plasma para regenerarse en el cuerpo. “Con la hemodonación convencional se obtiene menos volumen y el donante tiene que venir más veces. Pero es más fácil conseguir que el donante vuelva, que conseguir la logística de la aféresis mecánica”, asegura. Todavía no está determinado qué cantidad de plasma requiere cada paciente de COVID-19 para su tratamiento, aunque Fernández señala que se establece una relación aritmética entre “el volumen de plasma que sacamos, la cantidad de anticuerpos que hay en dicho plasma y el peso del paciente”.

Según la información que brinda el Ministerio de Salud de la Nación, para poder ser donantes, los pacientes recuperados de coronavirus no deben haber recibido transfusiones previamente, no deben tener antecedentes gestacionales o abortos, y deben cumplir los mismos requisitos que un donante de sangre habitual. También deben firmar un consentimiento informado que “explicita que su donación se realiza para ser utilizada para pacientes que ingresen en el Ensayo Clínico Nacional”, el programa desarrollado por la cartera de Salud para evaluar la seguridad y eficacia del tratamiento.

Los donantes son voluntarios y el Cemic procesa, guarda y distribuye el plasma sin costo alguno, asegura Fernández. “Un médico de otro hospital nos pide plasma, nosotros analizamos el caso, vemos si corresponde y, de ser así, se activa un protocolo para transfundir el plasma que le cedemos. Después recibimos una devolución de información, preguntamos qué pasó con ese paciente, qué beneficios tuvo y otras connotaciones médicas -afirma el jefe de hemoterapia de Cemic-. Intentamos curar aprendiendo”.

Promover la donación

El diputado del Frente de Todos (FdT), Máximo Kirchner, presentó un proyecto de ley que ya cuenta con media sanción en la Cámara Baja para crear una campaña nacional de dos años -prorrogables por el Poder Ejecutivo- para la promoción de la donación voluntaria de plasma de pacientes recuperados de COVID-19. La iniciativa de Kirchner prevé que se brinde una licencia de dos días a los trabajadores en relación de dependencia que vayan a donar plasma y que se destaque a todos los donantes como “ciudadanos/as solidarios/as destacados/as de la República Argentina”.

Fernández señala que aún no leyó el proyecto, el cual podría convertirse en ley en la próxima sesión del Senado, pero opina que “todo lo que ayude a que la gente se vea motivada para realizar una donación está bien”. “Hay que favorecer que las personas sientan que la donación es una actitud loable. Entiendo que este proyecto está hecho por la pandemia, pero el estímulo a la donación (tanto de plasma como de sangre) debería ser un tema cotidiano”, concluye.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.