«Todes tenemos derecho a practicar un deporte sin ser juzgados por nuestra sexualidad»

La Asociación Argentina Deportistas por la Diversidad nació en 2015 frente a la discriminación que sufrían muchas personas del colectivo LGBT en los equipos donde venían jugando. Bernardo Vleminchx, uno de los impulsores de este espacio, habló con El Grito del Sur sobre el recorrido, los objetivos y las actividades que vienen realizando.

Foto: Nicolás Cardello

En los últimos años se han ido multiplicando los equipos, colectivos y agrupaciones deportivas LGBTTIQ+ producto no sólo de la mayor visibilización de estas identidades y de su empoderamiento, sino fundamentalmente a partir de la necesidad de construir espacios seguros y habitables para todas aquellas personas que fueron discriminadas alguna vez por su orientación sexual. La Asociación Argentina Deportistas por la Diversidad es una clara muestra de ello y viene construyendo desde el año 2015 espacios deportivos libres de homolesbotransbi-odio. «Nació por una necesidad de empezar a organizarnos, de crear espacios nuevos y tratar de que la gente que quizás no se sentía comoda en equipos heterosexuales, tenga la puerta abierta para poder hacer deporte y pasarla bien», explica Bernardo Vleminchx, uno de los creadores de la Asociación.

Bernardo tiene 35 años, nació en Villa Constitución (provincia de Santa Fe) y hace ya varios años decidió viajar 250 kilómetros para mudarse a Buenos Aires. «Me vine a Buenos Aires porque me gustaba mucho, venía cada tanto y ya tenía amigos y conocidos que jugaban en Los Dogos, el primer equipo de diversidad sexual en América Latina. En el año 2014 empecé a entrenar con ellos y jugar porque me divertía, me gusta mucho el fútbol», cuenta. «Y en 2015, junto a unos compañeros de fútbol, decidimos darle forma a todo esto y creamos la Asociación Argentina Deportistas por la Diversidad (AADD), que es un espacio que tiene varios deportes. El principal fue el fútbol, pero después se sumaron voley, tenis y natación», revela.

La AADD cuenta actualmente con personería jurídica, forma parte de la Federación Argentina LGBT (FALGBT) y participa de la organización de la Marcha del Orgullo. Además de las actividades estrictamente deportivas, desde la Asociación realizan labores vinculadas con los derechos humanos y la diversidad sexual para seguir dando el debate -interno y externo- que permita avanzar hacia la construcción de contextos menos adversos y más amigables para todas aquellas identidades que se salen de la heteronorma y eligen practicar un deporte.

«Hubo chicos que estaban haciendo inferiores en equipos de fútbol y empezaron a ser excluidos o a no estar entre los convocados, siendo apartados», cuenta Vleminchx para ejemplificar algunas de las tantas actitudes discriminatorias que existen y se reproducen a diario en distintos ámbitos. La Asociación Argentina Deportistas por la Diversidad asumió el desafío de construir este espacio porque entiende que el deporte es una actividad transversal a la vida de las personas y todes lo practican en mayor o menor medida.

El equipo Los Dogos, por ejemplo, comenzó hace más de 20 años como un grupo reducido de tres personas, se fue difundiendo con el «boca a boca» hasta que se armaron partidos de fútbol 5 y, más adelante, siguió expandiéndose. «Aunque hoy el camino está mucho más allanado gracias a un montón de organizaciones que luchan desde hace mucho tiempo», Bernardo cree que esta disciplina en particular va a ser una de las más difíciles de transformar debido a la tradición y la construcción profundamente patriarcal que arrastra desde hace décadas, y se refiere en particular a las barrabravas y los clásicos cánticos de cancha que utilizan expresiones sumamente machistas para exponer las rivalidades entre los distintos clubes.

En este sentido, destaca la importancia y el impacto positivo de las declaraciones públicas de reconocidos deportistas que asumieron su homosexualidad, como el caso de Facundo Imhoff, en el voley, o de Sebastián Vega, en el básquet. «Gracias a Dios en el último tiempo hubo profesionales del deporte que empezaron a blanquear su situación y se empezaron a dar cuenta que tanto ellos, como sus compañeros y sus dirigentes no ven nada raro. Hay que empezar a naturalizarlo porque todes somos personas iguales», dice.

«Cuando logremos avanzar y dejar de juzgar a las personas, para naturalizar su sexualidad, ya no va a ser necesario que existan estos espacios de diversidad en el deporte como Los Dogos o la Asociación, pero todavía falta mucho», concluye Vleminchx.

 

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