Por una salida de la pandemia con perspectiva ambiental

Mientras los ministros de Economía y representantes de los bancos centrales se reunían en el G-20 para definir qué estrategias adoptarán para enfrentar la crisis del COVID-19, activistas ambientales del Globo Sur les enviaron una carta reclamando una recuperación "justa y sostenible" de las economías mundiales.

Foto: Julián Galán

Durante el fin de semana se reunieron ministros y representantes de los bancos centrales en el G-20 para discutir distintas alternativas post-pandemia para salir de la crisis provocada por el COVID-19. En paralelo, un grupo de mujeres activistas de Friday For Future del Globo Sur enviaron una carta a los funcionarios exigiendo una salida de esta emergencia que contemple la perspectiva ambiental y que deje de hipotecar el futuro de decenas de generaciones. «No dejaremos que su dinero destruya nuestro futuro», es el título del escrito firmado por veinte militantes ambientalistas que busca volver a poner sobre la mesa que la crisis económica no puede resolverse a costa de la destrucción que arrastra el mundo desde hace décadas. «Es hora de una recuperación justa y sostenible de las economías mundiales, y los ministros de finanzas del G-20 deben ayudar a que eso suceda», plantean al principio de la carta.

Esta iniciativa surgió en base a las reuniones del G-20 que se mantuvieron el último fin de semana para empezar a intercambiar acerca de las medidas de recuperación que deberán adoptar las distintas naciones una vez que finalice la pandemia. «Quienes más afectados se ven por la crisis climática, pero también por las consecuencias de la pandemia, son los países que solemos llamar subdesarrollados», asegura Nicole Becker, militante de Jóvenes por el Clima Argentina y una de las firmantes, para explicar el por qué de esta iniciativa. Sin embargo, reconoce que es importante sumar a personalidades como Greta Thunberg para que el reclamo cobre mayor relevancia y llegue a más latitudes.

«Nosotras, 20 mujeres activistas de Fridays For Future del Globo Sur, estamos presenciando de primera mano los múltiples efectos del COVID-19, los impactos climáticos y una crisis económica: millones de personas, y de manera desproporcionada afrodescendientes, pueblos indígenas y personas racializadas, han enfermado, quedado sin trabajo, con hambre y sin hogar a partir de una desigualdad en aumento y un sistema de salud roto», expresa el escrito. «Los ministros de finanzas tienen el deber de minimizar las terribles consecuencias socioeconómicas de la pandemia. Pero cuando decidan a dónde va el dinero, no deben responder a esta crisis de una forma que ponga la vida de las personas en mayor riesgo, aumentando la desigualdad y empeorando otras crisis, especialmente la emergencia climática», sostienen en forma de reclamo a funcionarios de los 19 países y la Unión Europea, que conforman el G-20.

Reunión de los ministros de Finanzas en el G-20

Desde los distintos espacios firmantes denuncian que los países del G-20 no cumplieron con las metas y objetivos establecidos en tratados previos a los que suscribieron. «Hasta ahora, esto es exactamente lo que han hecho los ministros del G-20: han hipotecado a nuestra generación con deudas de más de 120 mil millones de dólares para salvar a compañías de combustibles fósiles que ponen en riesgo nuestro futuro», cuestionan. Y agregan: «Esta pandemia ha expuesto las enormes desigualdades del mundo. En Latinoamérica, las comunidades indígenas y sus conocimientos ancestrales están en grave peligro, carecen de acceso a atención médica y garantías alimentarias, además de las amenazas preexistentes a sus tierras por parte de grandes corporaciones. Sudáfrica, por ejemplo, tiene cinco veces menos personal médico y cuatro veces menos enfermeras por cada 1.000 habitantes que Italia, que cumplió con los límites de su sistema de salud en esta crisis».

Becker destaca que antes de la pandemia los colectivos ambientalistas habían logrado poner en la agenda pública el debate acerca de la crisis climática, un tema que se ha desdibujado completamente producto de la emergencia sanitaria y económica. El objetivo de su grupo es situar otra vez en el centro de la escena la importancia de generar políticas públicas para salir de esta crisis con una perspectiva ecológica. «La idea es poder instalar esta narrativa de que lo ambiental tiene que estar sí o sí en estas reuniones como uno de los temas prioritarios. Y que quede claro que la juventud no va a permitir que se siga invirtiendo en combustibles fósiles sin empezar una transición hacia otro tipo de energías», concluyó la joven activista argentina.

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