100 años (de radio) no son nada

Este 27 de agosto se cumplen 100 años de la primera transmisión radiofónica en el mundo, que se realizó desde la terraza del Teatro Coliseo en la Ciudad de Buenos Aires. El Grito del Sur recorrió la historia de la radio en nuestro país con Carlos Ulanovsky, Larisa Kejval y Andrea Cukier.

El 27 de agosto de 1920, a las nueve de la noche y desde la terraza del Teatro Coliseo, Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica -más conocidos como “los locos de la azotea”- hicieron la primera transmisión radiofónica en el mundo. “Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, ‘Parsifal’, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”, decía Susini al micrófono hace 100 años. A partir de ese momento, la radio argentina nunca dejó de transmitir.

“Esa transmisión fue la primera en el mundo, eso hasta la UNESCO lo ha reconocido, y tuvo dos propósitos radiofónicos importantes -dijo a El Grito del Sur el periodista e historiador Carlos Ulanovsky-. Primero que nada, la continuidad. Ellos (los “locos de la azotea”) después del 27 de agosto siguieron transmitiendo. Y después, el propósito de la masividad, de llegar a la mayor cantidad de gente que se pudiera”. En ese momento, detalló, se calcula que en la Ciudad de Buenos Aires había 50 radios a galena.

Ulanovsky, quien hoy conduce “Reunión Cumbre” en AM 750, escribió numerosos libros sobre los medios de comunicación, cinco de ellos sobre la radio, y para el centenario de la radiofonía argentina lanzó “36.500 días de radio”. “A diferencia de ‘Días de radio’, que fue un libro muy importante en mi vida, este es un libro más distendido, más flexible y, por lo tanto, más personal. Me permití más opinión propia, más crítica”, describió el periodista.

La radio suena hace un siglo con algún tropezón, como la masificación de la televisión en los ‘60, pero sin caída. “La radio tiene una promesa básica que no tienen la gráfica, la tele ni las redes sociales -aseguró Ulanovsky-. Aunque se transmita a la distancia y tenga el propósito de la masividad, cuando el mensaje llega al oído del oyente, pareciera que lo recibe en exclusividad. Ese efecto sólo lo consigue la radio y hace que después de 100 años todavía tenga vigencia”.

Durante su primera década de vida, detalló Ulanovsky, “se crearon todos los géneros radiofónicos” y en 1930 se transmitió el primer radioteatro, “Chispazos de tradición”, en Radio Belgrano. “Fue un suceso extraordinario. Curiosamente, era un radioteatro en tono campero, pero ideado por un español que fue José González Pulido”, contó el autor de “36.500 días de radio”.

Bienvenidos a los ‘60

La época de oro de este medio de comunicación se desarrolló, según Ulanovsky, entre los años ‘35 y ‘60. “La radio fue el centro del entretenimiento doméstico, generó costumbres, tendencias, gustos de la gente. Las personas sabían que si les dolía la cabeza, mejora Mejoral; las mujeres sabían que las medias que no se corrían eran las Minué y que todos los jóvenes debían usar Glostora”, señaló.

La irrupción de la televisión privada y la masificación de los aparatos en los hogares puso en crisis a la radio. Entre los aspectos que sacaron adelante al medio, Ulanovsky le atribuye “mucha importancia a lo que hizo Radio Rivadavia”. “Se licitó en 1958 como radio privada y, a partir de eso, tomó decisiones como transmitir las 24 horas. Luego, le dio mucha importancia a la información, característica que impera en la radio de hoy, y tuvo programas importantes como ‘El Rotativo del Aire’, cuyo eslogan era ‘Primero con la verdad’”, afirmó.

La incorporación del transistor en los aparatos sacó a la radio de la casa y la convirtió en un objeto portátil. “Le dio la posibilidad a la gente de salir a la calle con el aparato, lo llevaban a la cancha y seguían el relato cual homilía papal”, describió Ulanovsky. Esta tradición perdura hasta la actualidad -en el mundo prepandemia- entre los hinchas de fútbol argentinos.

En los ‘70 comienza a emitirse en Rivadavia el “Fontana Show”. “Fue un programa que rompió todo y que instaló el género que hoy predomina en la radio, que es el magazine, ese combo en el que entra todo y alrededor de un conductor giran los colaboradores, especialistas en política nacional, política internacional, economía, espectáculos”, enumeró Ulanovsky.

Radio Colonia

El 24 de marzo de 1976, el golpe de Estado cívico-militar daba inicio a la dictadura más cruenta y sangrienta de la historia argentina. En un clima en el que la censura, la persecución y el hostigamiento eran moneda común, algunos oyentes buscaron una forma alternativa de obtener información sintonizando la emisora uruguaya Radio Colonia. Ulanovsky contó que “hubo (varios) momentos de la Argentina en los que Radio Colonia fue central para lo que no se podía decir aquí”.

Durante la dictadura, recordó el periodista, en la emisora uruguaya “tuvieron un comportamiento heroico”, a pesar de que en el país vecino también había un gobierno de facto desde 1973. “Gracias a Ariel Delgado, un informativista extraordinario, mucha gente en Argentina se podía enterar de la presentación de habeas corpus, de los desaparecidos o quiénes iban presos”, destacó Ulanovsky. Delgado tuvo que exiliarse en Italia y en su departamento en Roma tenía una jaula de pájaros donde tenía el último micrófono que había usado en Radio Colonia como símbolo, agregó el conductor de «Reunión Cumbre».

La vuelta de la democracia y el estallido de las FM

“La FM como tecnología ya existía, pero era un servicio complementario de la AM (las licencias de AM se otorgaban con la de su “espejo” en la FM). Muchas FM se dedicaban a pasar música, pero sin una estrategia de programación y sin incidir en el mapa mediático”, explicó a este medio Larisa Kejval, directora de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y exintegrante de FM La Tribu.

A mediados de la década del ‘80, con la vuelta de la democracia, las FM “empiezan a diferenciarse de las tradicionales AM en su propuesta musical, mucho más descontracturada y más abierta a la participación juvenil”, describió Kejval. Además, se habían abaratado los costos de la tecnología para hacer transmisiones, lo que facilitó la proliferación de radios “truchas”, sin licencia estatal para funcionar.

“Algunas de estas emisoras fueron espacios de experimentación de microemprendimientos, empresas comerciales, y otras se fueron creando con las organizaciones sociales lo que se conoce como radios comunitarias -afirmó la directora de la carrera de Comunicación-. Eran sectores que habían sido silenciados de manera forzosa, muy golpeados por la dictadura. De alguna manera, (la radio FM) cumple una función de posibilitar la expresión musical, expresiones culturales y contraculturales de sectores que habían padecido el silenciamiento. En este marco es que se gesta la Rock & Pop”.

A fines de los ‘80, comienza un proceso de concentración mediática que se profundiza en los ‘90. “Las radios también son objeto de ese proceso de concentración que se dio en nuestro país”, señaló Kejval, aunque apuntó que el universo de las radios de baja potencia “preservó cierto nivel de diversidad, siempre en desigualdad de condiciones”.

Internet: la radio planetaria

Ulanovsky aseguró que, con la llegada de Internet, “la radio se volvió planetaria”. “Todos recibimos la grata sorpresa de saber que nos están escuchando en Madrid, Japón, Israel o Perú. Y Lalo Mir hace bien en saludar con ‘buenos días, buenas tardes, buenas noches’, porque no sabe adónde está llegando, puede ser que lo escuchen en Australia donde ya es el otro día”, afirmó el periodista.

Para Kejval, Internet facilitó también la producción radiofónica. “En La Tribu nos importaba mucho la colaboración con productores de otros lugares del país o de América Latina. Teníamos un informativo latinoamericano que se producía con corresponsales de todo el continente y hoy se hace de manera mucho más sencilla mandando un audio de WhatsApp”, ejemplificó.

Hoy existen radios que se emiten exclusivamente por Internet, como en Argentina son Congo y Futurock, que tienen la particularidad de ser proyectos financiados por sus oyentes. Además, este proceso permitió la creación de nuevos productos con características radiofónicas.

“La principal ventaja de la radio es que en un mundo cada vez más visual, sigue interpelando al placer de la escucha de una canción, de una historia…de una ironía cómplice -opinó Kejval-. Es uno de los pocos medios que hace todo en vivo, que puede estar presente mientras nos trasladamos o hacemos otras cosas. Eso hace que la radio nunca haya perdido vigencia”.

Podcast, ¿radio del futuro?

Andrea Cukier, productora de podcasts y creadora de “Gatocracia” y “Está bien no estar bien”, dijo a El Grito del Sur que el podcast “no es lo mismo que la radio”. “Como diría Panigazzi, ‘una cosa es una cosa, otra cosa es otra cosa’ -explicó-. Para mí, son dos maneras de transmitir contenido sonoro que en algunas cosas se emparentan y en otras son muy disímiles”.

Los podcasts surgen en Estados Unidos al principio de los 2000. “Allá es una industria y hay gente que puede vivir de eso, acá todavía es más autogestiva, muy poca gente gana dinero haciendo podcasts”, señaló Cukier y destacó a Posta FM, la productora que conduce Luciano Banchero, al ser una de las pocas que tiene “acuerdos comerciales con distintas marcas y auspiciantes”. “Encontraron una manera sustentable de hacer productos que tengan un rédito económico”, afirmó.

La popularidad de los podcasts va en aumento, a tal punto que Spotify ha hecho inversiones millonarias -que incluyen haber pagado 100 millones de dólares para fichar a Joe Rogan, uno de los podcasteros más escuchados en Estados Unidos- para crecer en esa industria. En Argentina, las industrias de medios también han incursionado en el mundo del podcast: La Nación cuenta con una oferta variada de programas e incluso con uno informativo que suben de forma diaria, “Café de la mañana”. Sin embargo, Cukier sostuvo que también es frecuente que un medio suba como podcast el recorte de un programa emitido en vivo. “Es maravilloso que una radio haga un podcast, que entienda que no es cortar y pegar lo que salió al aire”, opinó.

“Congo hace podcasts y tiene varios de música que no tiene nada que ver con los programas de la radio -afirmó-. La Metro también apostó al formato de podcast. Por ejemplo, (Sebastián) Wainraich entrevista a sus compañeros, Julieta Pink tiene uno con su hermana (Sol Rosales). Es bueno poder ver que no es una competencia porque comparten el mismo público, que (radio y podcast) no es lo mismo y está bien que no sea lo mismo”.

Para Cukier, el paso que le falta dar a la industria del podcast para volverse mainstream es “que haya una inversión fuerte de medios y marcas” y “que una figura que todos conozcan tenga un podcast, por ejemplo, Tinelli”. “Eso hace que el formato crezca. A la mitad de la gente no le sale decir la palabra ‘podcast’ y, si no lo sabés nombrar, es difícil que te interese”, argumentó.

 

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.