El método LATAM: la pandemia como excusa para flexibilizar

En plena pandemia, los grandes medios de comunicación intentaron presentar a LATAM como una víctima acorralada por el Estado y los gremios, frente a la inactividad que sufre el sector aerocomercial. Edgardo Llano, secretario general de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), charló con El Grito del Sur sobre este nuevo intento por imponer la lógica Low Cost en la aeronáutica local.

Tras 15 años en el país, LATAM Airlines anunció que cerrará “por tiempo indeterminado” su filial argentina, dejando de operar 12 rutas de cabotaje en el país y cuatro internacionales (que continuarán siendo operadas por otras filiales del grupo). Tras presentar un procedimiento preventivo de crisis, la empresa despidió a 1715 trabajadores y trabajadoras con indemnizaciones reducidas, que el Gobierno nacional rechazó.

Con frases como “la empresa no pudo negociar con los sindicatos una rebaja salarial durante la pandemia”, algunos medios de comunicación presentaron a una “pobre” multinacional acorralada por los gremios y el Estado argentino. Lo que no se dijo fue que el conflicto con la empresa LATAM viene desde hace años: “Antes de la pandemia, LATAM quería flexibilizar convenios y convertirse en una empresa de bajo costo. Es el destino final de esta movida: sacarse la mayor cantidad de trabajadores de encima y comenzar a volar nuevamente pero como una empresa de bajo costo”, asegura Edgardo Llano, secretario general de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), uno de los 14 sindicatos que nuclean al sector.

“Hay muchos trabajadores que han aceptado el retiro voluntario (unos 800), que en realidad ha sido un retiro forzoso porque han presionado de manera escandalosa», explica Llano. «Nosotros estamos intentando que la gente no se vaya porque, si los quieren despedir, tienen que pagar indemnización doble como dicen los decretos vigentes”, agrega el dirigente. Llano es el máximo dirigente de APA, donde se encuadran el personal de tierra de Aerolíneas y Austral (maleteros, sector de rampa, administrativos, reserva, free shop y check-in), uno de los sindicatos aeronáuticos con mayor cantidad de afiliados, alrededor de 8.000. Durante el gobierno anterior, junto con otras seis organizaciones, conformaron el bloque de Sindicatos Aeronáuticos Unidos para enfrentar la política de “cielos abiertos” que tenía el macrismo.

Edgardo Llanos

La denuncia del secretario general es contundente: “La pandemia afectó muchísimo a todas las líneas aéreas del mundo. De hecho, muchas han quebrado. Pero en plena pandemia, el holding que nuclea a las empresas donde está LATAM repartió utilidades por 57 millones de dólares. Es un hecho vergonzoso repartir dinero de ganancias en un momento en que los trabajadores están cobrando la mitad de su salario”.

Ante esta situación, los gremios piden una sanción ejemplificadora. “Nosotros estamos pidiéndole al Gobierno que elimine las rutas que ya no vuela y no va a volar. No es fácil de hacer pero creemos que la obstrucción de la empresa hacia el Gobierno y los trabajadores no puede seguir de esta manera y tiene que existir algún tipo de sanción”, comenta Edgardo Llano.

LATAM, Flybondi y la lógica de las Low Cost

Durante el gobierno de Mauricio Macri, las políticas neoliberales fueron aplicadas con fuerza en la industria aerocomercial. Los sindicatos aeronáuticos denunciaron la intención de instalar la lógica de las Low Cost: “bajar los costos laborales” y vaciar la aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas, con el objetivo de privatizarla. “Las Low Cost traen precarización. Las dos que están en el país tienen un sindicato propio que lo armaron entre el entonces ministro Dietrich y las empresas. Son sindicatos que juegan a los intereses de la empresa: no tienen prácticamente beneficios, en esta etapa han despedido a mucha gente y el supuesto sindicato ni siquiera apareció”, cuenta Llano.

Gracias a la resistencia sindical y al cambio de gobierno este proyecto no alcanzó su fin, aunque para LATAM y los fundamentalistas de la precarización, la pandemia del COVID-19 resultó el escenario perfecto para volver a presionar sobre esta idea. «El bajo costo es para la empresa y no para los pasajeros: ofrecen precios baratos pero después la mayoría tiene que pagar por llevar una valija, por un equipaje de mano, por la comida», agrega el aeronáutico. «La política de estas empresas es precarizar las condiciones de trabajo de los aeronáuticos”.

Las aerolíneas de bandera

El caso de Aerolíneas Argentinas es totalmente diferente: en un acuerdo entre las autoridades de la empresa y los gremios, se estableció la suspensión de 4000 trabajadores a quienes se les pagó el 100% de los salarios. “Las suspensiones se han hecho por un decreto que permite el Gobierno para que las empresas suspendan, pero en forma no punitoria», agrega Llano.

«La política de protección del trabajo que está llevando adelante el Estado Nacional, al dar los ATP a más de 300 mil empresas (entre las cuales se encuentra Aerolíneas Argentinas) es la única alternativa para que pueda salir de la crisis. En muchos países, los Estados están interviniendo para salvar las empresas de bandera, ya que la crisis es de tal magnitud que sino no van a poder sobrevivir”, cuenta Llano.

De esta manera, Aerolíneas Argentinas evitará abonar $220 millones por mes en cargas patronales, que se sumarán al ahorro de $130 millones generado por la suspensión del pago de viáticos a empleados que están trabajando desde su casa. Una salida intermedia, teniendo en cuenta que se estima que en nuestro país los ingresos de las aerolíneas serán un 65% menores que en 2019, una reducción que alcanza los 3.280 millones de dólares. “En países como el nuestro, con un espacio territorial tan grande, se necesita sí o sí tener una línea de bandera. Esperemos que la pandemia termine pronto y empiece a recuperarse la actividad, porque la actividad aérea junto con la hotelera, el turismo y la gastronomía son de las más golpeadas y no se pueden tener cuatro meses los aviones parados en todo el mundo”, sentencia el secretario de APA.

¿El fin de los viajes de negocios?

El impacto de la crisis generada por el COVID-19 pareciera no tener fin: el dato que generó revuelo en la industria aerocomercial es que la empresa de videoconferencias Zoom cotiza en la actualidad más que las 7 aerolíneas más importantes del mundo. La escalada de Zoom es impresionante: sus acciones en Wall Street han subido casi 130% desde que se desató la pandemia y su capitalización bursátil alcanzó los USD 48.800 millones, más que el valor de Southwest, Delta Air Lines, United Airlines, IAG, Lufthansa, American Airlines y Air France.

Este dato significa para muchos que los viajes de negocios serán reemplazados por las nuevas videollamadas. «Las empresas ya no van a querer viajar, no van a mandar a sus directivos en avión, por una cuestión de costos y porque hoy los documentos tienen validez hasta por una conferencia vía Zoom”, agrega Llano. Esta situación podría empeorar otra rama de la industria, como los free shop. «La crisis va a pegar de una manera que todavía no podemos dimensionar», analizan desde APA.

En ese sentido, el turismo deberá tener un rol fundamental a la hora de dinamizar el sector. “El turismo en algún momento se va a reactivar, porque no lo podés reemplazar por un Zoom, lo tenés que hacer”, dice Llano. Para algunos especialistas el turismo funcionó como solución a la crisis de 2008 a nivel mundial, pero la situación sanitaria actual hace que sea prácticamente imposible reactivar el ciclo turístico, ya que requiere hipermovilidad y aglomeración. “Va a tardar, porque hay mucho miedo. Seguramente en los primeros tiempos la gente no va a querer volar, y si vuela va a ser a destinos de cabotaje, por una cuestión de prevención y de salud».

La industria aerocomercial en nuestro país y el mundo emplea a muchísimas personas y la crisis actual es la más significante en su historia. El mercado da las mismas soluciones de siempre: ajuste y precarización. Por eso, el Estado tendrá que intervenir y pensar en políticas contundentes para la reactivación del turismo.

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Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.