La psicología de masas detrás de los Canosa tips

Con la pandemia de COVID-19, también comenzaron a promocionarse sustancias que supuestamente tratan la enfermedad e incluso jefes de Estado dicen consumirlas. Esto ya generó muertes e intoxicaciones. ¿Por qué hay personas que siguen estos consejos y desoyen a las autoridades sanitarias?

Es el final del programa. La conductora Viviana Canosa agarra una botella de plástico transparente, la agita un poco y ¡gulp!, da un trago de lo que asegura que es dióxido de cloro (CDS), el compuesto químico tóxico que en redes sociales es promocionado como “tratamiento preventivo” de la COVID-19. El consumo del dióxido de cloro ya demostró sus “virtudes”: dos personas murieron -un niño de 5 años en Neuquén y un hombre en Jujuy- y otras dos se intoxicaron en Mendoza por ingerir este compuesto químico.

Ante la aparición de la pandemia de coronavirus, científicos y personal de la salud de todo el mundo se abocaron a encontrar tratamientos y una cura para esta nueva enfermedad. Mientras tanto, las autoridades sanitarias indican medidas preventivas (lavado de manos, distancia social, mayor higienización, uso de barbijo) a medida que se descubren nuevas características del virus.

Sin embargo, también comenzaron a promocionarse sustancias que supuestamente previenen o tratan la COVID-19 e incluso jefes de Estado dicen consumirlas. Atrás de ellos, la población se intoxica y daña su salud, desesperada por dar con una cura milagrosa e inmediata. ¿Por qué hay personas que siguen estos consejos y desoyen a las autoridades sanitarias?

¿Curas? mágicas

“Una epidemia, pandemia o la aparición de una enfermedad son situaciones que generan mucho estrés e incertidumbre en las personas, entonces lo que vos ves es cómo te manejás ante la incertidumbre”, explica a El Grito del Sur Vera Bail, psicóloga y especialista en enfermedades físicas crónicas.

Según Bail, ante la incertidumbre generada por la pandemia, las personas buscan información que les permita reducir ese estado y tomar control de la situación: saber si sos o no población de riesgo, qué medidas de prevención tomar y cómo actuar. “Esa información la podés buscar en el sitio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Ministerio de Salud de la Nación – afirma la psicóloga-. Pero las personas también se guían por comunicadores o participan en grupos de Facebook, por ejemplo, que les pueden dar información cierta o no”.

Ante la aparición de una enfermedad, continúa Bail, las creencias particulares de las personas son las que determinan a qué tratamiento se adhiere. “Vos podés adherir al tratamiento, pero también a estrategias que no son las más tradicionales. Por ejemplo, si te dicen que para curarte tenés que poner una hojita de laurel atrás del ropero, vos podés decir ‘y bueno, vamos a probar también con la hojita de laurel’”.

Inyecciones de desinfectante

En abril, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que los médicos deberían intentar tratar el coronavirus con “una inyección” de desinfectante. “Sería interesante probar con eso”, aventuró el mandatario. En las 18 horas que siguieron al discurso, las autoridades de Nueva York recibieron 30 llamadas de personas que se habían intoxicado con desinfectante.

“La lavandina o el alcohol en gel los podés pasar por una superficie e inactiva a virus, bacterias u hongos, pero son tóxicos para el organismo”, explica a este medio la farmacéutica Estefanía Grotz. Al ser sustancias tóxicas para los humanos, agrega, “no voy a estudiar su posibilidad de inactivar el virus (en el cuerpo) cuando ya es tóxico per se”.

En Argentina, comenzó a circular en Facebook el video de un supuesto científico alemán que asegura que ingerir CDS ayuda a tratar el coronavirus. Ya desde la década del ‘90 se comercializa esta sustancia como una “solución mineral milagrosa” (MMS, por sus siglas en inglés), por su capacidad de curar múltiples enfermedades, pero hoy se consigue fácilmente y a un módico precio a través de redes sociales.

Tanto la OMS como el Ministerio de Salud y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), entre otras instituciones, advirtieron sobre el peligro de consumir CDS. “El producto en cuestión sería una solución de clorito de sodio al 80 por ciento para el tratamiento de varias enfermedades -decía la Anmat ya en 2016 sobre este producto que no figura en el registro de inscripción de medicamentos-. Toda vez que se trata de un producto que por sus indicaciones debe ser considerado un medicamento y no ha sido evaluado ni aprobado por esta Administración, se recomienda abstenerse de utilizarlo”.

Para Grotz resulta importante señalar qué es un medicamento: “Un medicamento está compuesto por uno o más fármacos en una forma farmacéutica, destinados a aliviar o mejorar el estado de salud de los enfermos, o para modificar estados fisiológicos”. Distinto, aclara la farmacéutica, es el caso de los remedios que son “cualquier cosa que se use para generar un cambio favorable en las enfermedades” o un dolor, como puede ser el masaje de cuello. “El dióxido de cloro no es ninguna de estas cosas, es un compuesto químico”, señala.

De acuerdo a la información que brinda el Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal, el dióxido de cloro puede causar “irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales”.

Además, agregan, la inhalación de CDS “puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química, edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo”.

Jair Bolsonaro tomando hidroxicloroquina
Aprovecharse de la desesperación

Según Bail, ésta no es la primera vez que se apela a “curas mágicas” para las enfermedades. “En los ‘80 fue el agua sagrada de México -ejemplifica-. Hay algunos tratamientos que son inocentes. Por ejemplo, te pueden recomendar comer aloe vera, que no sé si te hace bien, pero nunca escuché que alguien se haya muerto por eso. El aloe es barato, accesible y no necesitás intermediarios. El problema surge cuando aparece alguien que se aprovecha de los demás”.

Cuando se entra en la etapa terminal de una enfermedad, sostiene Bail, las familias y los pacientes suelen desesperarse y probar todo tratamiento que esté a su alcance. “No importa el nivel sociocultural, vos estás hablando de personas desesperadas y, en esa condición, son capaces de cualquier cosa. Hay algo muy grave que es el aprovechamiento de esa desesperación por parte de personas que, por ejemplo, te pueden cobrar 200 dólares por una sesión de pasarte energía para ‘curarte del cáncer’”, manifiesta la psicóloga.

“Todas las personas procesan la información de una manera diferente, entonces hay algunos que se avienen a lo que dice la OMS, mientras que otros le hacen caso a lo que dice un comunicador o un vecino. El peligro es que uno mismo decide si es sensato lo que está haciendo o no”, advierte Bail.

#InfodelaBuena

La psicóloga opina que sería importante que haya un refuerzo en las campañas preventivas de salud pública que señalen cómo llevar a la práctica las recomendaciones que brindan las autoridades sanitarias. “Hubo mucha campaña de cómo usar el tapabocas, aunque varios todavía lo usan mal -afirma-. Creo que se tiene que hacer alguna campaña de cómo hacer para mantener la distancia social en situaciones prácticas como el pasillo del supermercado o los espacios comunes de un edificio”. Además, agrega Bail, en el caso del CDS sería bueno hacer una campaña que explique qué no hacer.

“Recomiendo que no busquen información en cualquier página de Internet, que se informen en fuentes oficiales basadas en la evidencia científica como son la OMS, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Ministerio de Salud, la Anmat, la FDA -afirma Grotz-. Nada ‘tan bueno’ (como el CDS) es real ni existe. Si no, estaríamos todos sanos y felices. Es importante consultar con profesionales de la salud que informen y no vendan magia”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.