Comienza el juicio por el caso de Luz Aimé Díaz

Luz Aimé Díaz lleva dos años imputada por un crimen que no cometió y criminalizada por ser trans, pobre y trabajadora sexual. Desde la "Campaña para la Absolución de Luz Aimé" exigen un proceso judicial con perspectiva de género y que se respete la Ley Micaela.

Los días pasan lentos cuando se cumple una condena domiciliaria. Sin embargo, en el hotel El Gondolin las compañeras de Luz Aimé intentan hacerle chistes y generar actividades para mantenerla entretenida. Dicen que, aunque más esperanzadas, siguen preocupadas por lo que pueda llegar a pasar y que van a estar ahí para acompañarla. Luz Aimé Díaz es una joven trans de 24 años que lleva dos años con prisión preventiva por un crimen que no cometió. Oriunda de Salta, Luz llegó a la Ciudad de Buenos Aires en 2017 con la esperanza de estudiar y trabajar, razón por la cual terminó rápidamente la escuela primaria, ingresó al Bachillerato Trans Mocha Celis y se estableció en El Gondolin, un espacio que al día de hoy alberga más de 30 personas travestis y trans. Sin embargo, al igual que la mayor parte de este colectivo, Luz fue criminalizada y violentada de forma injusta por la fuerza policial, motivo por el cual hoy, luego de muchas idas y vueltas, comienza la primera audiencia de su juicio.

En julio de 2018, Luz ejercía el trabajo sexual cuando fue contratada por dos hombres para un servicio en un departamento particular. Ella aceptó, terminó rápidamente su trabajo y se retiró, pero lo que no sabía es que anteriormente los hombres habían golpeado y encerrado en el baño al dueño de la casa, un hombre gay, para robarle. Éste sobrevivió a la golpiza y días después -cuando su hermana lo encontró- realizó la denuncia. Como Luz aparecía en las cámaras de seguridad del edificio y había seguido trabajando en la zona, se convirtió en la principal sospechosa. El 19 de agosto de ese año, la joven fue interceptada por la policía mientras trabajaba, quedando detenida y siendo imputada por bajo la figura de intento de asesinato agravado contra una persona de la comunidad LGBT+, condena que le significaría varios años en prisión.

Fotos: M.A.F.I.A

Aunque Luz tiene una grave discapacidad en un ojo y desde el comienzo debería haber contado con el beneficio de la prisión domiciliaria, pasó ocho meses detenida en el penal de Ezeiza, hasta que la misma le fue concedida en abril del 2019. Durante ese tiempo el acceso a la medicación y los controles médicos se vieron dificultados. Hoy, luego de casi un año y medio de arresto domiciliario en ‘El Gondo’ Luz, tendrá su primera audiencia  a las 11.30hs en el Tribunal Oral N° 8 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de la cual participará via streaming y se transmitirá a través de la página  https://www.facebook.com/absolucionparaluz

“Desde el día uno la criminalizaron a mi compañera. Es muy injusto que la hayan imputado por una sola prueba, que además es escasa. A ella solo se la ve entrando al edificio, pero los otros dos delincuentes ¿dónde están? Es más fácil culpar a las personas que están al margen de la sociedad porque somos las trabajadoras sexuales, los pobres. Este proceso deja mucho que pensar”, explica Luz, compañera de Luz Aimé en El Gondolin, quien agrega que el juicio debería haber empezado en abril pero se dilató por las condiciones sanitarias.

Activistas transfeministas, amigas y compañeras de Luz Aimé, tanto del Mocha como de El Gondolin, crearon la “Campaña por la Absolución de Luz” para juntar adhesiones y visibilizar el caso. Además, esa visibilidad les permitió conseguir recursos para seguir enfrentando económicamente la pandemia, ya que -como la mayoría se dedica al trabajo sexual- vieron sus actividades afectadas por la pandemia. “La Campaña por Luz nos ayudó a conseguir donaciones de seis máquinas de coser cuando empezó la pandemia y por eso pudimos llevar a cabo nuestros emprendimientos de venta de tapabocas. Gracias a eso logramos atravesar la cuarentena, sino no hubiéramos podido”, revela Luz.

Fotos: M.A.F.I.A

El proceso para llegar a esta instancia judicial tampoco fue sencillo. En marzo de este año, gracias al trabajo de la campaña y de la abogada Luciana Sanchez, se logró destituir del tribunal a dos jueces que no tenían perspectiva de género. Éstos no habían respetado la identidad de género de la acusada -tratándola como ‘el travestido’-, sino que además dijeron estar en contra de la “ideología de género” incumpliendo lo impartido por la Ley Micaela y la Ley 26.743, y dejando abierta la posibilidad de que no se tratara de un juicio imparcial.

“Mientras en la sociedad se discute la necesidad de reformas en la Justicia que incluyan perspectiva de género, esperamos que los jueces y la jueza que ahora componen el tribunal efectivamente apliquen enfoque de género, tal como lo establece la normativa vigente”, expresaron en un comunicado desde la ‘Campaña para la absolución de Luz Aimé’.

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