Del boleto educativo a la falta de conectividad

A 44 años de la Noche de los Lápices, el ímpetu de la lucha estudiantil no se ha extinguido y ahora les secundaries deben afrontar nuevas problemáticas vinculadas a la pandemia, algo que hasta hace unos meses era inesperado.

«Escribimos presente», dicen les pibis que -a 44 años de la Noche de los Lápices- toman la posta aún encerrades. El 16 de septiembre se instituyó como una fecha mítica para el movimiento secundario, luego de que aquel día del año 1976 la Policía Bonaerense haya secuestrado a un grupo de jóvenes que habían participado de la lucha por el boleto estudiantil. Si bien ni este reclamo ni el ímpetu de la lucha se han extinguido, ahora les secundaries deben afrontar nuevas problemáticas, muchas de ellas vinculadas a la pandemia, algo que hasta hace unos meses era inesperado.

Al igual que el 24 de marzo, resulta difícil imaginarse estas fechas sin la movilización en las calles; en ese marco, la Coordinadora de Estudiantes de Base (una de las tres que existen en la Ciudad de Buenos Aires) decidió no marchar y trasladar todas sus actividades a la virtualidad. Éstas se realizarán durante toda la semana, pero el foco estará puesto hoy con un tuitazo bajo el hashtag #EscribimosPresente y un pañuelazo virtual. Además habrá un panel con una de las abogadas de la causa ESMA y una exposición artística online. La modalidad de charlas virtuales ya había sido implementada durante la pandemia para abordar distintos temas que atañen a les secundaries, que fueron desde la Educación Sexual Integral hasta la desaparición de Facundo Castro.

Fotos: Catalina Distefano

Aunque la virtualidad coartó la mayoría de las actividades y les obligó a volcarse a las redes, desde los centros de estudiantes cuentan que también les permitió trabajar de una manera más federal y reinventarse, tanto dentro de cada colegio como entre éstos. “La realidad del movimiento estudiantil hoy en día es compleja. Absolutamente todos los centros de estudiantes están haciendo trabajos increíbles buscando la forma de mantener contacto con el resto del estudiantado no solo para acompañarles en un momento tan complicado, sino también para seguir colectivizando los debates con reuniones, charlas y campañas por redes”, cuenta Tomás Cancela, estudiante del colegio Lenguas Vivas.

Si bien las condiciones edilicias y la mala calidad de las viandas son problemáticas de larga data, el mayor conflicto que enfrenta actualmente la comunidad educativa es cómo traducir el aprendizaje a la virtualidad, tanto respecto a los contenidos como al ambiente escolar. En ese sentido, muches no cuentan con el lugar propicio para estudiar en sus hogares o el acceso a los dispositivos necesarios para la continuidad escolar se torna complicado. Según el informe de Evaluación Nacional Del Proceso De Continuidad Pedagógica, realizado por el Ministerio de Educación de la Nación y Unicef a finales de julio, el 95% de les chiques habría tenido continuidad pedagógica durante todo el ASPO, el 2% solo continuidad reciente, el 1% continuidad pedagógica temprana y el 1% ningún tipo de seguimiento escolar. Además del total de niñes y adolescentes en edad escolar, el 46% tiene acceso a conectividad de buena calidad, el 27% solo a datos del celular y el 2% no cuenta con acceso a Internet. El 7% ni siquiera tiene computadora en el hogar.

Fotos: Catalina Distefano

“Si no tenés acceso a la conectividad en este contexto, no se puede garantizar el derecho a la escolaridad. Larreta dice que hay sólo 6500 chicos sin conexión en CABA pero no estamos seguros de que sea así, por eso desde los centros de estudiantes y la CEB -en conjunto con Familias por la Escuela Pública- estamos haciendo un relevamiento de la cantidad de chicos que no tienen conectividad, algo que no hace el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, explica Eva, del colegio de Música Juan Pedro Esnaola. La estudiante cuenta además que los centros de estudiantes están coordinando con las comunidades educativas para asegurar la llegada de los bolsones de comida.

“Desde que arrancó la cuarentena venimos levantando varios reclamos: falta de ESI, la ineficiente entrega de bolsones de comida, el poco acompañamiento psicopedagógico, el desfinanciamiento de la educación y la falta de diálogo con el Ministerio de Educación de la Ciudad, pero sabemos que el reclamo de la conectividad tiene una gran importancia. Hoy en día, la conectividad es el boleto estudiantil de la Noche de los Lápices, sin ella es imposible tener acceso a la educación”, suma Tomás.

Fotos: Catalina Distefano

La Noche de los Lápices fue una muestra de la potencia transformadora que tiene el movimiento secundario en nuestro país y su capacidad de fijar agenda. Si bien los contextos políticos son diametralmente opuestos, se puede trazar una línea de tiempo entre les militantes estudiantiles que enfrentaron a la dictadura y la generación actual que conquistó derechos incluso siendo subestimados por el adultocentrismo. Por eso, en un nuevo aniversario de este acontecimiento, el reclamo se resignifica en un contexto tan extraño como impredecible.

“Este reclamo marca una línea de continuidad con el del boleto secundario, significa seguir el legado de los compañeros y compañeras para reivindicar nuestra herramienta de organización política que son los centros de estudiantes. Hay muchos reclamos que se van actualizando, pero otros continúan desde hace 44 años. Nosotros venimos sosteniendo la lucha y la vamos potenciando con las nuevas herramientas”, finaliza Eva.

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