Ludopatía y la necesidad de poner a jugar la palabra

La Legislatura porteña aprobó ayer una ley para controlar los juegos de azar y prevenir la ludopatía. Pero, ¿qué consecuencias trae esta adicción al juego? El Grito del Sur habló con Luis Collado, psicólogo del Centro Ulloa, sobre este tema.

En una sesión que combinó lo presencial y lo virtual, ayer la Legislatura porteña aprobó una ley para controlar los juegos de azar y prevenir la ludopatía. Ésta concede a Lotería de Buenos Aires (LotBA)  facultades para centralizar y controlar las diferentes plataformas de juegos online con la idea de frenar el consumo de páginas web no reguladas que, según el Gobierno de la Ciudad, habría aumentado durante la cuarentena. Además, esto permitiría que las casas de juegos y casinos presenciales, como el Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante, cerrados desde el 20 de marzo, se inserten a la virtualidad para paliar la crisis económica y así evitar los amontonamientos.

También se sumó la reforma a la ley de Lotería de la Ciudad  -aprobada con 39 votos positivos, 4 negativos y 17 abstenciones- por la cual, a la restricción preexistente que estipula que LotBA debe negarle permisos en relación a los juegos a deudores del Estado, a condenados por juego clandestino, a personas relacionadas con funcionarios o deudores alimentarios morosos, se le suman delitos como terrorismo o tráfico de drogas, personas o armas, lavado de dinero o corrupción y aquellos delitos donde el sujeto pasivo sea la administración pública.

Ludopatía y la necesidad de ponerle palabras al juego

Dentro de la norma sancionada, se estipulan diferentes pautas para prevenir la ludopatía y fomentar el juego responsable bajo los «Principios de Juego Responsable, Publicidad Responsable y Responsabilidad Social».

Para esto se incluirán medidas como colocar carteles que expliquen los perjuicios que puede llegar a tener la compulsión por el juego, verificar la identidad y edad del apostador, instalar relojes que contabilicen el tiempo de juego y prohibir los cajeros automáticos dentro de los casinos y 200 metros a la redonda. Además, se impondrá la creación de un registro de autoexclusión voluntaria, por el cual la persona que se encuentre dentro de un programa de control y rehabilitación pueda inscribirse de manera voluntaria con el fin de que no se le permita entrar a las salas de juego. Actualmente, este registro existe sólo en las salas que tienen un acuerdo con LoTBA, para implementarlo con un plazo mínimo de seis meses y un máximo de dos años, luego del cual deberá renovarse.

Pero, ¿qué es la ludopatía? Según el psicólogo Luis Collado (Centro Ulloa), la ludopatía es una «adicción», es decir, la imposibilidad de una persona para poner en palabras lo que le sucede. Esto puede generarse porque el disfrute que supone a un niño el juego es negado y reprimido durante la adultez, lo cual lo empuja a renunciar a una sensación de placer. Sin embargo, esa búsqueda de placer puede volverse dañina cuando aleja a la persona de la realidad y lleva a la pérdida del control sobre su tiempo, al mal uso del dinero o a tener estados de ánimo cambiantes. Además la ludopatía genera descuidos en los vínculos, obligaciones, cuidados personales y comportamientos impulsivos. Así, el jugador oscila entre la sobreexcitación de quién gana y fantasea en qué podría gastar ese dinero y la depresión de quien pierde, viéndose acorralado por las deudas.

“Cuando hay desbordes pulsionales nos podemos encontrar con cualquier tipo de patología, ya sea ludopatía, consumo de sustancias (aunque éstas pueden ir de la mano) o un consumo problemático de alimentos. No sé si se trata de ser propenso; por los agujeros de nuestro cuerpo entra y sale vida, cuando esta pulsión está desregulada aparece algo del consumo compulsivo”, explicó Collado a El Grito del Sur.

De acuerdo con los estudios llevados a cabo en la Ciudad de Buenos Aires por el Departamento de Ludopatía del Instituto de Juegos y Apuestas de CABA, mientras el juego problemático (que no constituye una patología pero sí un problema para los jugadores afectados), era de 2,5% en 2010, en 2015 llegó al 4%. Respecto a los jugadores patológicos (que presentan la necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero para lograr la excitación deseada), entre 2010 y 2015 se pasó de 0,7% a 1,8%. En 2016 el estudio de Comportamiento del Juego dio como resultado que, de las personas que juegan, el 14% es jugador de riesgo.

El psicólogo agrega: “En la ludopatía se pone en juego algo de la impulsión hacia adelante. El que está en el casino apuesta mecánicamente, no hay una pausa. Por eso es tan importante hablar, empezar a poner palabras donde sólo hay bullicio, sólo hay palabrerío. El analista tiene que introducir algo ahí, frenar la bola”.

Respecto a la implicancia de la sociedad en la falta de control sobre el juego, Collado suma: “Estamos en una sociedad de consumo. El capitalismo instaura ese tipo de sociedades, entonces responder al imperativo de la época implica algo del goce que no es bueno: de estar siempre en la ronda del consumo, de llegar al ideal, de estar siempre arriba, de comprar ropa, zapatillas, de viajar, ser exitoso. Hay que llegar al ideal aunque no sepamos cuál es. Yo creo que este tipo de sociedades generan sujetos maníacos, es decir, un sujeto que todo el tiempo está corriendo atrás de un objetivo y que en esa corrida no hay registro de la pérdida». Esta argumentación se condice con los datos, ya que -según la Lotería Nacional S.E.- en 2016 La Quiniela registró una venta de $4.474.764.735 y el Quini 6 $455.310.711, mientras que las ganancias del Hipódromo Argentino de Palermo S.A. fueron de $86.402.789.307 y del Casino Buenos Aires S.A. $36.926.330.061.

El especialista suma que la adicción conduce a que muchas veces las personas no puedan contarle a sus familiares lo que les sucede, lo cual con el tiempo afecta en el dispositivo con el cual se podría intervenir. “Hay sujetos muy metidos en la patología, donde el psicoanálisis no es tan fácil de aplicar y es necesario algo multidisciplinario. La familia también ayuda porque a veces otro miembro comienza a manejar el dinero, pero lo más importante siempre es que ese sujeto esté movilizado por el deseo de iniciar un tratamiento, porque es muy difícil pedir ayuda”.

Si crees que tenés algún problema con el juego podés llamar al 0800-666-6006

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