Poder, plata y política: el primer presupuesto nacional con perspectiva de género

Mercedes D’Alessandro, a cargo de la Dirección Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, anunció que el presupuesto 2021 que se presenta hoy en el Congreso tendrá perspectiva de género y trabajará para cerrar la brecha salarial.

Plata, plata, plata, valor de cambio y de compra, acciones y plusvalía. Plata y poder, los dos espacios más negados a mujeres y feminidades, plata poder y política, la triple P masculinizada. Hoy el Ministerio de Economía presenta en el Congreso el Presupuesto 2021 y desde la Dirección de Economía, Igualdad y Género, liderada por Mercedes D’Alessandro, ya se adelantó que por primera vez se tratará de un planeamiento económico nacional con perspectiva de género. Esto significa que se trabajará para disminuir o cerrar las brechas de género, un norte al que viene apostando la cartera presidida por Martín Guzmán desde el comienzo de su gestión.

Para lograr este objetivo, el presupuesto tendrá en cuenta algunos ejes fundamentales como el acceso al empleo tanto de mujeres como de personas trans, la planificación de la urbanística y de vivienda contemplando las tareas de cuidado, la transferencia de ingresos (es decir trabajar para que las mujeres dejen de estar sobrerrepresentadas en los deciles más bajos), una educación con perspectiva de género que incluya la ESI, y estrategias para abordar y erradicar la violencia de género.

En ese sentido, el documento preliminar que presentó D’Alessandro manifiesta: “El presupuesto es una herramienta de política pública central mediante la cual el Gobierno establece sus prioridades y, como consecuencia, se garantizan derechos. El presupuesto con perspectiva de género (PPG), específicamente, persigue el objetivo de visibilizar el esfuerzo presupuestario del Estado en cerrar las brechas de género”. La economista dejó en claro que el espíritu de la medida se sostiene en datos concretos: “las mujeres realizan el 75,7% de las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas. El 88,9% de las mujeres participan de estas tareas y les dedican en promedio 6,4 horas diarias. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas diarias”.

Esta desigualdad, basada en un supuesto “instinto natural”, no solo carga a las mujeres con una doble o triple jornada sino que sostiene una estructura desigual por la cual, cuando logran insertarse en mercado laboral, lo suelen hacer en las áreas más feminizadas, que a su vez tienden a ser las peor pagadas. Pero la desigualdad no es directamente proporcional al tiempo libre, es decir, incluso las mujeres que trabajan fuera de sus hogares dedican más horas al trabajo doméstico no remunerado que los hombres no ocupados.

Según el informe “Las brechas de género en la Argentina. Estado de situación y desafío”, las mujeres cobran un 29% menos que sus pares varones, brecha que se amplía para las asalariadas informales, alcanzando un 35,6%. Además son las mujeres quienes enfrentan las tasas más altas de desocupación de toda la economía con un 23%, lo cual se acentúa en las mujeres de hasta 29 años. En el caso de las personas travestis y trans -aunque hace algunos días se haya aprobado el cupo laboral a nivel nacional-, esto recrudece. En la última encuesta existente, realizada en el 2012 con una muestra de 209 personas, el 20% dijo no haber realizado ninguna actividad laboral y el otro 80% dedicarse al trabajo informal o la prostitución.

La desigualdad es tanto horizontal como vertical e incide en la posibilidad de ocupar cargos de importancia jerárquica. Mientras la proporción de varones ocupados que tienen cargos de dirección o son jefes es de 8,5%, en el caso de sus pares mujeres son solo un 4,6%.

Pandemia: ¿redistribución o pobreza? 

Pandemia es sinónimo de crisis económica, aumento de las desigualdades y feminización de la pobreza. Sin embargo, esta situación también permite analizar las medidas económicas de emergencia que tomó el Gobierno con anteojos violetas. En nuestro país, del total de beneficiarios de la IFE 1, el 55.7% fueron mujeres y el  44,3% varones. Esto se puede entender bajo dos razones: primero, las desigualdades antes nombradas y segundo, que como solamente una persona del grupo familiar puede solicitar este beneficio, se le dio prioridad a la mujer. El 27% de los primeros Ingresos Familiares de Emergencia fueron otorgados a titulares de AUH, lo que representa un 3% del total de varones y un 46% de mujeres. Esta cifra se desprende de que un 96% de las personas que recibe la AUH son mujeres, es decir casi dos millones de mujeres de sectores vulnerables y sus familias.

Por su parte, el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular, donde ya hay anotados 600 mil personas desde principios de julio, marca que, de los 104 mil trabajadores y trabajadoras inscritas en el sector de trabajadores de espacios públicos, más del 60 por ciento son mujeres que se dedican al comercio ambulante.

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