Acá sí que no se coge

Bajo el hashtag #TelosAbiertos, los propietarios de hoteles alojamientos y albergues transitorios pidieron esta semana reabrir sus puertas en todo el país. “En la Ciudad de Buenos Aires se da una situación particular que es que el resto de la hotelería está funcionando desde agosto”, afirman desde la Federación Argentina de Alojamientos por Hora.

“Acá sí que no se coge” era el nombre de un bar en Peter Capusotto y sus videos donde los contertulios solo hablaban de marxismo. Pero donde hoy sí que no se coge -y no por discutir sobre El Capital- es en los hoteles alojamiento y albergues transitorios de la Ciudad de Buenos Aires que están cerrados desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado el pasado 20 de marzo.

Según José Manuel Capelo, presidente de la Federación Argentina de Alojamientos por Hora (Fadaph), “la situación del sector es realmente crítica”. La entidad representa a los 700 establecimientos que están distribuidos en todo el país. “El 15 por ciento se vio obligado a bajar la cortina, con todo lo que eso significa: el cierre de una fuente laboral y la gente que queda en la calle sin trabajo”, lamentó Capelo en diálogo con El Grito del Sur.

El presidente de Fadaph detalló que en algunas localidades del país, los hoteles alojamiento pudieron volver a funcionar de manera parcial. Martín Tosco, dueño de OXUS Hotel, que tiene sucursales en Santa Rosa y General Pico, contó a medios locales que después de seis meses de pandemia pudo reabrir con protocolos sanitarios y en un horario más restringido (de siete de la noche hasta la una de la madrugada).

Sin embargo, la mayor concentración de estos establecimientos se encuentra en Capital Federal (120) y provincia de Buenos Aires (250), donde las medidas sanitarias han sido más estrictas por la cantidad de casos de coronavirus registrados. “Ahí no se genera ningún tipo de ingresos, se acumulan deudas a tal punto que para algunos el cierre no es una decisión, sino la única salida”, afirmó Capelo.

A pesar de que la mayoría de los dueños de hoteles pudieron acceder a la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para pagar los sueldos de sus trabajadores, Capelo sostuvo que es “un vaso de agua en el desierto”. “Es una ayuda que se valora, pero los gastos siguen viniendo: servicios públicos, seguridad, mantenimiento del edificio y se van acumulando. Ya no hay más dinero en el bolsillo ni adónde recurrir, ya hay muy pocos que quieren sacar préstamos porque no saben si los van a poder cubrir”, aseguró.

Capelo afirmó que “50 mil familias dependen de nuestros establecimientos en forma directa o indirecta”. “Todo lo que representa lavandería industrial depende casi exclusivamente de nuestra actividad porque es especializada en hotelería. Además, el 80 por ciento del personal (de los hoteles) es femenino, no solo en limpieza, sino en conserjería”, detalló.

Esta semana, la Fadaph y la Cámara de Propietarios de Alojamientos (Capral) -con el apoyo de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fecoba)- hicieron una campaña con afiches y un video pidiendo por la reapertura de los hoteles. En la Ciudad, esperan ser contemplados en la próxima etapa de reaperturas a partir de rumores que contemplan esta posibilidad.

El pedido de la reapertura en territorio porteño también fue elevado a la Legislatura por Sergio Abrevaya (GEN). “De esta manera, le daríamos a los albergues la oportunidad de trabajar y la oportunidad a una persona que viene sola de otro lugar, por trabajo, de pasar una noche en algún lugar de la Ciudad -dijo el legislador a Perfil-. También le daríamos la oportunidad a la pareja que hace 90 días está en una casa pequeña con los chicos y teme tener intimidad por miedo a ser escuchados”.

La situación en CABA

“En la Ciudad de Buenos Aires se da una situación particular que es que el resto de la hotelería está funcionando desde agosto -afirmó Capelo-. Consideramos que esto es un grave error, un acto de desigualdad importante que linda con la discriminación porque se privilegia a ciertas actividades”.

De acuerdo al protocolo del Gobierno de la Ciudad, los hoteles podrán recibir a personas que necesiten hospedarse con fines no turísticos (trabajadores autorizados y quienes necesitan realizarse tratamientos médicos), siempre que presenten el Certificado Único de Circulación Habilitante (CUCH). No está permitido el uso de espacios comunes (comedor, pileta, etc.), los pasajeros deben llevar su equipaje, se deben colocar barreras transparentes donde no se pueda guardar la distancia social y los ascensores deben ser usados por una persona a la vez u ocupar el 30 por ciento de su superficie total. Además, los desayunos son servidos en las habitaciones o en modalidad take away.

Protocolo permanente

En el caso de los hoteles alojamiento, Capelo señaló que “vivimos en un protocolo permanente”. “A diferencia de los hoteles, nosotros no tenemos espacios de uso común, es imposible que la gente tenga contacto entre sí (con los otros huéspedes) y menos con el personal de atención. Las conserjerías están cerradas, a veces blindadas y los servicios al cuarto se ofrecen por una puerta lateral”, explicó.

Respecto a la limpieza, el presidente de la Federación señaló que el protocolo del sector prevé agregar “un mayor grado de exigencia al que ya se tenía”, como la desinfección con amonio cuaternario y proveer al personal de limpieza con elementos de protección. “Además, las camas tienen de origen una cubierta plástica para que sea lavable y poder eliminar cualquier bacteria o virus que pueda circular”, agregó.

Asimismo, Capelo sostuvo que se impulsará la posibilidad de pagar la habitación por medios electrónicos. “El 50 por ciento de las personas ya eligen pagar con tarjetas de crédito o débito -detalló-. En los últimos años ha cambiado mucho lo que es la clientela y, a diferencia de lo que pasaba décadas atrás, vienen muchas parejas estables que no pueden tener intimidad por los chicos o porque no encuentran un ámbito y el hotel puede ser un espacio, una salida para tener un momento de tranquilidad e intimidad”.

Otra ventaja de los hoteles alojamiento, añadió el presidente de Fadaph, es que “están distribuidos “de forma homogénea y descentralizada” y tienen “llegada donde la hotelería convencional no tiene presencia”. “Por eso también son muy utilizados por personas que trabajan y que, al estar lejos de sus casas, quieren tener un momento de aseo o descanso corto”, afirmó.

“El hotel no es la causa, sino la consecuencia”

“Las personas que vienen a nuestros hoteles se conocen previamente. El hotel no es la causa, sino la consecuencia. Pretender que dos personas no se encuentren después de siete meses es vivir en un mundo de fantasía”, manifestó Capelo.

El presidente de la Fadaph señaló que incluso se han habilitado “actividades que habían dejado de existir” como los autocines. “Si cinco o seis personas están en un auto viendo una película o un autoconcierto en un espacio de un metro y medio por un metro y medio, ¿cómo no van a estar dos personas en un ambiente de 30 metros cuadrados?”, cuestionó.

 

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.