«La ESI es un proyecto profundamente ético para entendernos como sujetos de derecho y de deseo»

A 14 años de su sanción, la Educación Sexual Integral continúa siendo la principal deuda en la agenda curricular de las escuelas en todo el país. Balance, desafíos y perspectivas de la ESI en una conversación con Graciela Morgade, especialista en el tema y actual funcionaria del Ministerio de Educación de la Nación.

El 4 de octubre se cumplieron 14 años de la aprobación de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, la misma cantidad de tiempo que acumula el reclamo de las comunidades educativas por su efectiva implementación en las escuelas de gestión pública y privada. Graciela Morgade es doctora en Educación, especialista en ESI, ex decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, coordinadora de la diplomatura de Educación Sexual Integral en dicha casa de estudios, y actual subsecretaria de Participación y Democratización Educativa del Ministerio de Educación de la Nación. En diálogo con El Grito del Sur, Morgade reflexiona acerca de las distintas experiencias de aplicación de la ESI a lo largo y ancho del país, las dificultades que se fueron presentando, junto con las deudas y desafíos que fueron prefigurando la agenda ESI 2020.

Foto: Catalina Distefano

 A 14 años de la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral, ¿qué balance realizás sobre su aplicación en las escuelas de todo el país?

Lo primero que tendría que decir a modo de balance, a 14 años de la votación de la ley, es que la ESI no es la misma. Es decir, la ley del 2006 tenía un marco conceptual, político y un alcance que en realidad estaba solo insinuado por la ley y después se votaron los lineamientos curriculares, pero la votación de la Ley de Protección Integral contra la Violencia Doméstica de 2009, la Ley de Matrimonio Igualitario de 2010 y la de Identidad de Género de 2012, son todas leyes que contribuyeron a ampliar el sentido de la ESI, lo mismo que las marchas #NiUnaMenos y lo mismo que toda la lucha por la legalización del aborto. Entonces, a 14 años, lo primero que podríamos decir es que la ESI no es la misma. En segundo lugar, es muy despareja la aplicación en las provincias; durante el macrismo, el programa nacional estuvo desfinanciado y ahora nos encontramos en el 2020, a comienzos del gobierno de Alberto y Cristina, con el firme propósito de cumplir la ley de ESI, de avanzar en la implementación y de profundizar su sentido y su alcance, pero nos encontramos con la pandemia.

¿Cuáles son las deudas en materia de Educación Sexual?

Creo que el desafío central de la ESI es poder profundizar no solamente la formación docente y la producción curricular, sino también la difusión comunitaria, es decir, la comunicación respecto de qué es la ESI porque -la experiencia de diversas modalidades de capacitación que estuvimos implementando desde la Facultad de Filosofía y Letras nos lo muestran- que les docentes se encuentran con resistencias en las familias y en la comunidad, que no siempre son resistencias vinculadas con una mirada político-partidaria, sino resistencias que tienen que ver con un primer plano que es la falta de información, y ésta última lleva a que se complete con el prejuicio, con el tabú o con los grupos que están en contra de la ESI.

Foto: Catalina Distefano

– ¿Y cómo definirías la agenda ESI 2020?

Yo diría que hay una deuda fuerte con la comunidad, y creo que la agenda 2020 consiste en pensar la ESI mucho más profundamente ligada a la formación docente, tanto en los institutos como en las universidades. Si tuviera que decir la agenda de la Educación Sexual Integral, en términos de producción de conocimientos de referencia, diría la promoción de la formación docente, la promoción de la inclusión y la incorporación transversal en la formación de docentes de grado.

¿Creés que la nueva administración nacional puede introducir cambios positivos en la materia?

El nuevo Gobierno y, en particular, el ministro Nicolás Trotta sostuvo reiteradamente que venimos a cumplir las leyes, porque tenemos un plexo normativo en Educación muy interesante, y tanto la Ley de Educación Sexual Integral como la Ley de Centros de Estudiantes y la Ley de Convivencia, son todas normativas que tienen un terreno largo para ser cumplidas. Lo mismo que la Ley de Cooperadoras y, por supuesto, la Ley de Financiamiento Educativo. Lo que quiero decir es: la agenda del gobierno actual es cumplir las leyes y la ESI es entendida como una de las leyes que hay que cumplir.

¿Qué respuestas institucionales pueden ensayarse desde las comunidades educativas frente al discurso “Con mis hijos no te metas”?

Lo primero que tenemos que pensar es que el movimiento «Con mis hijos no te metas» no debe ser confundido con una familia que duda, o inclusive que tiene resistencias por desconocimiento o por tabú, a veces incluso las familias son territorios donde hay situaciones de abuso y la ESI viene a develar situaciones de las que no pueden salir las personas, y creo que eso también forma parte de las resistencias en las familias. Entonces, la primera cuestión que siempre digo es que no tenemos que dejar nunca de lado una posición docente, una posición pedagógica que tiene que ver con enseñar qué es la ESI una y otra vez. Y en segundo lugar, lo que tenemos que poder transmitir es que la ESI es un proyecto profundamente ético en que los sujetos debemos tratarnos a nosotres mismes y a otres como sujetos de derecho y de deseo. Esa es la ética de los derechos humanos que nuestro país adoptó como el marco civilizatorio de acuerdos básicos. Son esos derechos constitucionales, que están en las leyes y orientan la vida en común. Después están los acuerdos máximos, que son por ejemplo las comunidades religiosas, que tienen derecho a existir y que quieren para su comunidad una cantidad de principios y de formas de vida que tienen derecho a tener también, pero lo que no tienen derecho es a dejar de enseñar que existen diversas formas de vida y que esas formas de vida no solo son legales, sino que además no son inmorales ni son enfermas, y que el lugar para la construcción de esa posibilidad de universalización, utópica por supuesto, es la escuela.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).