Jubiladas de Perón: de moratorias, derechos y vejeces dignas

El 85% de las trabajadoras que se jubilan en nuestro país lo hace a través de una moratoria. Actualmente, sin moratorias previsionales, solamente una de cada diez mujeres en edad de jubilarse podría hacerlo. Dos días después del Día de la Lealtad Peronista, reflexionamos sobre lo que significó esta política en la historia reciente del país y especialmente para las mujeres.

El peronismo es un lugar amplio, tan amplio como la mesa extendida de una familia en Navidad. El peronismo engloba desde el Papa Francisco hasta chicas de 16 años con pañuelos verdes, desde tatuajes en la espalda hasta merchandising de todos los tipos y colores, desde una ciudad cuyo trazado urbano forma el perfil de la mayor líder del movimiento hasta un museo en el barrio más cheto de Buenos Aires. El peronismo es una ‘casa tomada’ y en esa casa entran todos, inclusive Dios, porque como dijo Alberto Fernández en la CGT, Dios también es peronista. Por su polisemia y su amplitud, al peronismo lo corren por todos lados: por izquierda, por derecha y por el centro, también desde dentro del mismo peronismo, pero el peronismo siempre sale ileso, porque si hay algo que queda al final del día es que la familia es familia, por más que vuelen platos.

Pero, ¿por qué hablar de peronismo cuando ya pasó el 17 de octubre y un día después del Día de la Madre? El sábado a la noche, cuando ni la bulla ni las bocinas se habían apagado del todo, comenzó a circular por redes sociales el video de una jubilada que gritaba entusiasmada frente a un micrófono de C5N. El motivo de sus gritos se basaba en expresar la importancia que tenía para ella el peronismo y, más especialmente, las moratorias previsionales sancionadas por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner: “Toda mi vida fregué pisos, a las mujeres que hoy están enojadas les doy las gracias porque nunca me dieron una jubilación y esta señora (Cristina Fernández de Kirchner) me dio una jubilación y con eso como. Por eso soy peronista desde los 16 años”, explica la protagonista del video.

Cuando se piensa en las medidas progresistas tomadas durante el kirchnerismo, el imaginario popular apunta en primer lugar a las leyes de Identidad de Género y de Matrimonio Igualitario que sin duda fundaron un nuevo paradigma en materia de derechos humanos a escala internacional. Un poco más atrás vienen la derogación de las leyes del perdón, la Asignación Universal por Hijo, las universidades inauguradas en diferentes partes del país y el voto a los 16, faro de una generación (la de quien escribe). Sin embargo, y a la luz de un momento en el cual se discute la validez o no de la renta universal, es necesario revisar el pasado reciente para entender que una de las medidas más progresistas de los gobiernos kirchne-peronistas fueron las moratorias previsionales.

Las moratorias previsionales fueron aprobadas en el año 2014 bajo el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Éstas garantizan que las personas con las condiciones necesarias para jubilarse pero que no llegasen a cubrir los 30 años de aportes requeridos podían hacerlo mientras saldaban su deuda con el Estado a través de un plan con beneficios y subsidios en cuotas. La medida permitió que, para el 2019, 1,8 millones de mujeres de entre 60 y 65 años con aportes menores a 30 años accedan a una pensión y cobertura de salud.

En 2019, cuando se vencía su plazo y gracias a la presión social, el macrismo debió renovarlas por tres años más. A esto se suma que en 2016 el expresidente aprobó la Pensión Universal para Adulto Mayor (PUAM) con el objetivo de contener a quienes no entraban en las condiciones de las moratorias previsionales. Ésta se otorga a aquellos mayores de 65 años que no cobren ningún tipo de jubilación ni pensión y supone apenas un 80% de la jubilación mínima (actualmente la jubilación mínima equivale a $18.128 y la PUAM a $14.503). Según el centro CEPA, para 2019 la PUAM se ubicaba 9% por debajo de la línea de la pobreza, lo que ubicaba a 100 mil pensionados/as debajo del ingreso mínimo para garantizar sus necesidades.

Foto: La Lente Militante

En este momento hay tres moratorias vigentes: la Ley 24.476 que cubre el plazo de aportes del 1955 al 1993, la Ley 26.970 solo para mujeres de entre 60 y 65 años y para hombres que hayan cumplido esa edad antes del 2016 (es decir que el corte de edad de los hombres no se extendió, empujando a que muchos pasen a la PUAM) y la Ley 25.994 que contempla a los varones. Todas ofrecen cancelar la deuda al contado o hasta en 60 cuotas, ajustadas trimestralmente por la inflación. Según trascendió en estas semanas, actualmente el Gobierno estaría trabajando en un nuevo plan para extender las moratorias, ya que en otro caso vencerán en el año 2022.

La jubilada no se rinde. El tuit se replica una y otra vez, tiene miles de likes y se hace viral, porque nada de lo que pasaba cuando se sancionaron las moratorias ha caducado. Recientemente, el informe “Políticas públicas y perspectiva de género” de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género relevó que “el 85% de las trabajadoras que se jubilan lo hace a través de una moratoria jubilatoria. De este modo, las moratorias previsionales son la principal vía de acceso de las mujeres a la jubilación”. Además, del total de personas que acceden a la jubilación por moratoria, el 87,2% cobra los haberes mínimos y de este porcentaje el 67,3% son mujeres. “Esto genera una brecha de ingresos jubilatorios entre varones y mujeres que alcanza el 34%”. Por su parte, el Boletín Estadístico de la Seguridad Social difundió que apenas el 11,2% de las mujeres en edad de jubilarse cuentan con más de 20 años de aportes. Es decir que solamente 1 de cada 10 mujeres de entre 55 y 59 años podrían hacerlo de no existir la moratoria. Durante la pandemia, de la totalidad de refuerzos a las jubilaciones otorgados por el Estado (2.677.773), un 67,3% de las beneficiarias fueron mujeres.

Mi abuela no necesitó acudir a una moratoria para jubilarse. Tampoco era peronista o al menos no lo creía, aunque haber criado dos nietos que sí lo son debe decir algo de ella. Además, hay una frase popular que dice que todos somos peronistas aunque no lo sepamos. Ella, como muchas otras mujeres, vivió su vida haciendo trabajos no remunerados porque eligió -o creyó elegir- quedarse en su casa cuidando a su familia. De estas mujeres muchísimas, inclusive las gorilas, lograron jubilarse gracias a las políticas progresistas del peronismo. Mi abuela no pero muchas de sus amigas sí recurrieron a estas, aunque seguramente ella no lo supiera, como tampoco sabía el beneficio que esto representaría para una franja etaria que se extiende cada vez más y tiene cada vez menos reconocimientos y políticas específicas. Mi abuela claramente tampoco era feminista, aunque ahora, a dos meses de su muerte, tal vez algunos de sus gestos podrían ser leídos bajo ese prisma.

Foto: La Lente Militante

El sábado miles de mujeres en diferentes partes del país salieron a levantar banderines, tocar bocinas o cantar la marcha. Había adultas, jóvenes, adolescentes y algunas niñas en brazos de sus xadres que seguramente no entendían del todo esa algarabía popular. También había jubiladas, aunque no tantas, teniendo en cuenta que los adultos mayores son unos de los principales grupos de riesgo del COVID-19. Sin embargo, supongo que muchas más estuvieron festejando en sus casas frente a pantallas de televisores, celulares o computadoras. También supongo -sin ninguna certeza pero con una gran esperanza- que las que se pudieron jubilar gracias a las moratorias previsionales fueron felices, aunque sea por un rato mientras el mundo se tambalea. Felices por ser peronistas, como el Papa, Maradona y Nancy Dupláa. Peronista como Dios y como esa señora que salta frente al micrófono y que ahora es viral y también, como era obvio, está en mi perfil de Twitter.

 

Foto de portada: La Lente Militante, la foto es ilustrativa

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios