«El primer Ni Una Menos cambió nuestra forma de militar y apoyar a las compañeras en sus reclamos»

Con motivo del décimo aniversario del Colectivo de Varones Antipatriarcales de la Ciudad de Buenos Aires, referentes y activistas se reúnen en jornadas cargadas de actividades que se extienden durante todo el fin de semana largo.

Bajo el hashtag #10AñosEnBondi, el Colectivo de Varones Antipatriarcales de CABA organizó una serie de actividades, talleres y conversatorios que comenzaron el viernes y finalizan mañana con la proyección virtual del documental «No me dejaron llorar» a las 22 horas. El Grito del Sur conversó con Fran, uno de los integrantes del Colectivo de Varones Antipatriarcales, para que nos cuente la historia de este espacio, sus objetivos, las transformaciones que fueron atravesando y la forma en que repercutió en su militancia la enorme irrupción de los feminismos a partir del primer Ni Una Menos. Una conversación a fondo para seguir discutiendo las masculinidades y abrir el espacio para repensarse, individual y colectivamente.

Foto: Abril Pérez Torres

¿Cómo surgió el Colectivo de Varones Antipatriarcales?

El Colectivo de Varones nació en el 2010. Previo al nacimiento del bondi hubo una iniciativa que fue «Varones por la Equidad», que tenía un tinte más académico si se quiere, y tenía más que ver con varones grandes, compañeros de feministas. De ahí se desprendió un grupo de varones que querían un espacio que fuera una militancia más concreta, más popular y ligada a las organizaciones políticas y ahí nació, en el 2010, el Colectivo de Varones. Nació en La Plata y en Capital a la vez, y el Colectivo de CABA es el que siguió funcionando hasta el día de hoy y ahora ya cumplió 10 años.

¿Con qué objetivos o motivaciones nació el espacio?

El bondi nace con esta idea de convocar a varones -pakis y maricas- para pensarse en clave feminista. Siempre apuntando más que nada a convocar a estos varones cis-heterosexuales, que son los más difíciles de encontrar en un espacio empático y que los invite a pensarse.

¿Cómo es el trabajo que vienen realizando con varones?

El bondi tiene distintas líneas de militancia, una de ellas son los talleres. Nosotros tallereamos pensando estos espacios como instancias pedagógicas, desde la educación popular, y los pensamos exclusivamente para masculinidades. Hacemos talleres abiertos o talleres en articulación con los varones de distintas organizaciones. Ese es un espacio en el que se mueve mucho la discusión porque está muy marcado por el contexto, las cuestiones que estamos viendo y las interpelaciones a los varones en el momento. Ayer hicimos una jornada para recuperar estos 10 años de talleres y vimos que hay al menos tres líneas que el bondi ha trabajado mucho: una tiene que ver con esta pregunta de qué es ser varón, que es recurrente en cada uno de los espacios en los que tallereamos; otra tiene que ver con los varones y el aborto, porque el bondi es parte de la Campaña por el Derecho al Aborto desde el 2012; y la última tiene que ver con varones y violencia. Esas tres líneas se han venido moviendo estos años y han cambiado mucho. Por ejemplo, sobre violencia en un principio hablábamos de micromachismo y hoy en día ya la palabra micro no la usamos porque la verdad es que el efecto que tienen esas violencias es muy macro, y ahora pensamos en cómo abordamos la violencia y los varones violentos de manera colectiva.

Foto: Abril Pérez Torres

¿Cuáles fueron algunos de los principales debates que fueron dando desde el colectivo en estos diez años?

Con varones y aborto por ejemplo nos atravesó mucho la discusión de los varones y el espacio público. El bondi marchaba en su momento con las compañeras de la Campaña, tenía cierta referencia en la calle con las compañeras, y después del primer Ni Una Menos eso cambió, se puso en discusión la presencia de los varones en movilizaciones de las compañeras, entonces el bondi empezó a convocar a que en esos momentos los varones ocupáramos espacios más de instancia privada o íntima, más relacionada con los cuidados. Esa discusión también nos marcó un poco y cambió nuestra forma de militar, de acompañar o de estar presente con las compañeras en sus reclamos.

Y sobre la transformación de su militancia que vos mencionás, ¿qué cambios creés que atravesaron a partir de la irrupción de los feminismos?

Lo que sucedió después del primer Ni Una Menos es que nosotros particularmente ya veníamos articulando con compañeras, el bondi siempre ha tenido una relación sostenida con organizaciones del campo feminista y siempre ha tenido buena recepción por parte de las compañeras, de hecho en uno de los Martes Verdes nos invitaron a leer un documento donde pensábamos a los varones y el aborto. Pero a partir del primer Ni Una Menos surgió esto de cuál era el lugar de los varones, que no tenemos una agenda propia en el feminismo, o no consolidada por ahora, y ese lugar claramente no es estar al lado, al frente o al costado de las compañeras cuando están ocupando las calles, por ejemplo, por el aborto. Y por otro lado notamos que hay muchísimos más varones que se sienten interpelados, con miedo otros, con temor a estar diciendo algo incorrecto, también un poco de confusión. Sobre todo en sindicatos y organizaciones de la militancia donde hay varones que están un poco confundidos y a la vez sienten la presión de esa gran presencia de las compañeras, entonces intentan buscar un espacio donde saber qué es la deconstrucción, entre muchas comillas. Se ha hecho más palpable y visible esa interpelación, por silencio, a los varones. Hay una expresión tan grande, tan diversificada y tan masiva de los feminismos, y hay un silencio tan ensordecedor por parte de la gran mayoría de las masculinidades, lo cual hace que quede a la luz que los varones no están activando al respecto.

Foto: Abril Pérez Torres

Comparando los talleres de hace diez años con los que realizan ahora, ¿qué cambios notan?

El viernes hicimos un conversatorio con Lucho Fabbri y Cristian Prieto, ambos militantes que estuvieron en los orígenes del bondi, y un poco lo que intentábamos era preguntarnos cómo laburaba el bondi en ese momento y cómo se da ahora. Lo que notamos es que la forma del trabajo que nos damos los varones no ha cambiado tantísimo, sí se han multiplicado las experiencias, pero siempre en una forma de trabajo que tiene que ver con un espacio más íntimo, más pequeño, un encuentro empático. No es masiva la forma de encontrarse con los varones, no es que en estos diez años se masificó el movimiento de varones pensándose desde el feminismo. Se multiplicaron experiencias pequeñas como la del bondi, pequeñas en términos de convocatoria. La convocatoria que nosotros tenemos de manera sostenida durante los talleres en estos diez años, son 30 varones, y para nosotros es súper potente, porque tener 30 varones en un sindicato sentados pensando las masculinidades es potente, aunque no son 200 varones interpelados. Esa forma de encuentro se ha sostenido, quizás porque los varones están en el espacio público masivamente y al momento de encontrarse en el espacio íntimo lo más potente y lo más productivo es un grupo que permita politizar lo personal, que el encuentro sea empático, que ocurra algo entre esos varones.

¿Qué lugar creés que ocupa actualmente en la agenda social y política el debate acerca de los varones y las masculinidades?

Se movieron mucho las discusiones y, por supuesto, estamos con más espacios habilitados. Hoy en día hay políticas públicas pensando a los varones, el Estado está pensando a los varones, hay otra línea de trabajo respecto a los varones violentos, existen hoy en día dispositivos para abordar y trabajar con varones violentos, que es algo que antes no era tan común. Ahora el Ministerio de Géneros con el Instituto de Masculinidades e Iniciativa Spotlight hicieron un relevamiento de todos los espacios que laburan masculinidades en el país. Y acá se repite lo que te mencionaba antes, se replican estas experiencias, empezamos a aparecer ya no solo en una agenda de los feminismos, sino también en una agenda de políticas públicas. De algún modo empieza a ser más evidente que no es posible bajar y romper con esa denuncia extrema que vemos en todos los ámbitos si no están los varones activamente involucrados en ese proceso.

Foto: Abril Pérez Torres

¿Qué líneas de trabajo e intervención se trazan a corto y mediano plazo?

Un poco nuestra línea tiene que ver con seguir activando, poder alcanzar otros espacios. Por ejemplo, el último taller que dimos fue con ATE Nacional y para nosotros fue un espacio nuevo porque no habíamos tenido la posibilidad de articular con un sindicato para laburar masculinidades y eso fue súper interesante. Creo que nuestras ganas son de empezar a pensar la masculinidad en esos otros espacios. También se nos va ampliando la franja etaria en la convocatoria, nosotros en general teníamos una franja más de jóvenes asistiendo a las movidas y de repente empiezan a aparecer también otros varones. Nos interesa entonces fortalecer esos espacios y seguir en articulación con las compañeras.

Por último, ¿qué ocurrió con el Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales de este año?

El ELVA de este año iba a ser en Perú, en Lima, pero por toda esta situación no pudo ser, sino estaríamos ahora en Perú conviviendo con todo lo que está sucediendo allá. Este año no va a haber ELVA, sí se va a hacer un pre-encuentro virtual en diciembre y el año que viene retomaremos el ELVA presencial en Perú nuevamente. Además, mañana vamos a estrenar un documental que se llama «No me dejaron llorar», que es un material donde nosotros recuperamos lo que fue el ELVA 2018, que fue en Buenos Aires y nosotros fuimos parte de la organización. Ese fue un encuentro de inflexión porque logró cierta masividad, éramos 2000 compañeros y ese era un número que nunca antes había estado en un ELVA. Entonces nosotros documentamos y recuperamos esa experiencia, y lo vamos a exponer mañana para permitirnos recuperar qué es un Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales y qué características tuvo ese en particular, para seguir pensando esos espacios de encuentro como espacios potentes y necesarios.

 

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).