En el país de la libertad

Luego de doce horas de debate y con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención, el Senado convirtió en ley el proyecto del Gobierno que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Son horas felices para las mujeres y los feminismos, que lograron que se reconozca un reclamo histórico incluso luego del traspié de 2018. Desde hoy, la Argentina es un país con más derechos para todes.

El aborto legal es ley. Después de una maratónica sesión en la Cámara de Senadores, el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) obtuvo 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención, con las ausencias del ex expresidente Carlos Menem (quien está internado), de José Alperovich (por licencia), Adolfo Rodríguez Saa y Clara Vega. Después de reuniones con oficialistas e indecisos, el Gobierno logró obtener la cantidad de votos para sancionar la ley. El proyecto fue presentado en noviembre por el Poder Ejecutivo, que ahora deberá promulgar y publicar el decreto reglamentario en el Boletín Oficial, con modificaciones.

“Hoy estamos acá porque otras caminaron antes y porque después de nosotras otras van a caminar después. No es solo la revolución de las hijas sino de las madres, abuelas, hermanas, sobrinas. Y que transversalmente el movimiento de mujeres nos interpela a la dirigencia política”, dijo Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) en los discursos de cierre del bloque.

La senadora oficialista aseguró que “la sociedad no va a ser la misma” porque las personas gestantes no tendrían que recurrir a la clandestinidad para practicarse un aborto y “las mujeres habremos conquistado el derecho de decidir”. “Vamos a demostrar que la dirigencia política es capaz de ponerse de acuerdo sin mezquindades, poniendo adelante los dichos de las mayorías”, celebró.

Al momento de conocerse el resultado de la votación, recién pasadas las 4 de la mañana, la vigilia verde que estaba afuera del Congreso estalló en aplausos y llantos de emoción. Adentro, las integrantes históricas de la Campaña Legal por el Derecho al Aborto, como Nelly Minyersky -quien fue expositora en los debates en comisión-, Marta Alanis y Nina Brugo, celebraron que después de tantos años de lucha, finalmente se haya legalizado el aborto.

A las 16 horas del martes, la primera en hacer uso de la palabra fue la senadora Norma Durango (FdT), presidenta de la Banca de la Mujer, quien aclaró que, al momento de promulgarse la ley, el Ejecutivo se compromete a sacar la palabra “integral” del artículo 4 del proyecto y del artículo 86 del Código Penal, donde están estipuladas las causales de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).

Fotos: Catalina Distéfano

Con esta modificación, se dejaría de lado el concepto de “salud integral”, promovido por la Organización Mundial de la Salud y que comprende los aspectos físicos, psíquicos y sociales de las personas. Este era uno de los cambios que, en comisiones, había pedido Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) y que habría sido la forma de conseguir el apoyo del senador rionegrino en el recinto.

“Dadas las inquietudes que ha generado esa actualización propuesta en la redacción del inciso 2 del artículo 86 así como la correspondiente redacción del inciso b del art. 4 del proyecto, hemos promovido, en consulta con el PEN, que al momento de la promulgación se observe parcialmente el proyecto de ley en caso de ser sancionado, a fin de dar claridad al objetivo de la propuesta: mantener las causales de ILE vigentes desde 1921 para que sigan como hasta hoy y para ello vetar parcialmente la palabra “integral” en el inciso 2 del artículo 86 y el inciso b del artículo 4. Esto es un compromiso que asumimos”, afirmó Durango.


La senadora explicó en qué consiste el proyecto y aseguró que “reivindica la maternidad como un derecho, no como una obligación” y “que este rol sea cada vez más atravesado por el deseo”. Asimismo, recordó al exsenador Fernando “Pino” Solanas, quien en 2018 habló del goce en el sexo.

“Esta ley no recomienda abortar ni obliga a nadie a abortar, la ley habilita un derecho -remarcó Durango-. Debemos legislar sobre lo que es una realidad, y la realidad está gritando ahí afuera con un pañuelo verde”.

Mario Fiad (Cambiemos), presidente de la comisión de Salud -una de las que debatió el proyecto- y reiteró su oposición a la legalización del aborto, amparándose en el Código Civil que “dice que la existencia de la persona humana comienza con la concepción” y en la interpretación de la Constitución y la Convención Internacional de los Derechos del Niño.

“Este proyecto dejaría solas a las mujeres porque quien llegue a atreverse por la angustia de un dilema como este, solo se le ofrece el aborto y nada más”, argumentó el legislador y aseguró que la ley generará que pasen a la clandestinidad “la violación, la pobreza y las desigualdades”.
Sin embargo, el cambio social que se generó después del debate de la ley de IVE en 2018 también tuvo su impacto en el Senado. En ese momento, Silvina García Larraburu (Frente de Todos) fue uno de los 38 votos que impidieron que se convirtiera en ley. “Mi voto es deconstruido”, sostuvo la senadora.


“Soy la misma senadora que en este tiempo decidió seguir escuchando”, afirmó García Larraburu y agregó que todavía tiene las mismas creencias religiosas, pero que “aprendí mucho estos dos años” y sabe que “estamos legislando de cara al futuro de nuestros jóvenes”. Asimismo, destacó la importancia de abordar la IVE como un problema de salud pública y de contar con una ley como la del Plan de los Mil Días para acompañar los proyectos de vida de quienes quieren o no continuar con un embarazo. “Solo las mujeres podemos decidir sobre nuestro cuerpo”, aseguró.

Mientras tanto, grupos antiderechos amenazaron a García Larraburu para que votara en contra del proyecto. A través de redes sociales se difundió una foto del frente de la casa de la legisladora rionegrina con cruces blancas “de niños muertos”. En Diputados, el jujeño Daniel Ferreyra (FdT) se abstuvo de votar a favor por las amenazas que había recibido su hija y otros compañeros de la Cámara, como Carolina Gaillard (FdT) y Facundo Suárez Lastra (Unión Cívica Radical), sufrieron escraches “celestes”.

Otra diferencia respecto a la sesión de 2018 es la presencia de senadoras jóvenes e identificadas con el feminismo como María Eugenia Catalfamo (Frente Unidad Justicialista San Luis) -que en la votación anterior estuvo ausente por estar cursando un embarazo con complicaciones- y María Eugenia Duré (FdeT). “Los diputados millennials, que son 42, en más de un 75 por ciento estuvieron a favor (de la IVE») -afirmó Catalfamo-. En esta Cámara de Senadores somos 4 mujeres menores de 40, estamos todas a favor de esta iniciativa”.


El punto de giro de la sesión llegó cuando se definieron aquellos senadores que todavía aparecían como “indecisos” en los poroteos: Stella Maris Olalla (UCR), Sergio Leavy (FdT) -aunque se sospechaba que su voto sería verde después de que se reuniera hace días con el presidente Alberto Fernández- y Lucila Crexell (JxC), quien hace dos años se abstuvo.
Durante su intervención, Crexell remarcó distintos aspectos del proyecto de ley que ella considera errados, como la manera de regular la objeción de conciencia y la penalización a quienes obstruyan un aborto. “La estrategia punitiva fracasó – dijo-. (Desde 2018) nada ha cambiado, las mujeres siguieron abortando en condiciones de inseguridad”.

El cierre de la noche, alrededor de las 4 de la madrugada del miércoles, estuvo a cargo del oficialista José Mayans. El presidente del bloque del FdT es de los más férreos opositores al proyecto de IVE. Esta vez, el senador evitó hacer un discurso como el de 2018, aunque manifestó que “es una ley de jerarquía menor” porque obtuvo “una mayoría simple” en Diputados (131 votos a favor, 117 en contra).

“Esta ley es prácticamente la misma que rechazamos en 2018 porque no tiene muchas variantes. Esto fue tratado, fue discutido”, sostuvo Mayans y, al igual que otros, argumentó que en las leyes “la vida empieza desde la concepción”. “Hay que modificar la Constitución o renunciar a estos tratados internacionales para que (iniciativas como la IVE) sean válidas”, afirmó, aunque durante el debate en comisión desfilaron abogados y especialistas para explicar por qué los tratados internacionales exhortan a Argentina a legalizar el aborto.

La lucha por el aborto legal no es nueva, no nació ayer con la llamada “revolución de las hijas”, pero sí ha sido el movimiento de mujeres, con la Campaña por el Aborto Legal a la cabeza, quien logró poner los pañuelos verdes, la IVE, en la agenda política y electoral. Se repitió varias veces durante el debate: el Presidente se comprometió durante la campaña de 2019 a presentar y respaldar este proyecto.

Todavía resta saber cómo será la reglamentación de la ley, si la eliminación de la palabra “integral” se transformará en otra manera de obstaculizar el derecho al aborto o si el sector antiderechos judicializará la ley como prometieron. Pero sí se puede afirmar que, al igual que cuando se sancionaron las leyes de voto femenino (para que las mujeres puedan elegir y también ser elegidas), divorcio y matrimonio igualitario, la Argentina avanza hacia la justicia social, garantiza la ampliación de derechos y construye, de a poco, una sociedad más justa e igualitaria. Hoy finalmente tenemos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.