Maduro resiste, Guaidó agoniza

Con apenas 31% de participación, las elecciones legislativas en Venezuela le dieron un nuevo triunfo al chavismo que se impuso por el 69 % de los votos contra la oposición que decidió participar. Crisis económica, rupturas por izquierda y un Guaidó (¿presidente encargado?) que se queda siquiera sin banca de diputado.

El pueblo de Venezuela volvió a acudir este domingo a las urnas para elegir a las y los representantes de la Asamblea Nacional. El órgano había sido hegemonizado por la oposición desde su triunfo electoral en 2015, lo que le permitió truncar gran parte del funcionamiento institucional del país y le sirvió a los tradicionales partidos de derecha como plataforma para visibilizar su liderazgo. De la famosa Asamblea Nacional opositora emergió Juan Guaidó, a quien poco menos de 100 mil votos le bastaron para autoproclamarse presidente encargado y cosechar el respaldo de más de 60 países que se oponen al gobierno de Maduro. Pero vamos por partes.

Las elecciones de este domingo estuvieron marcadas por varios ejes. Por un lado, la crisis de COVID-19: Venezuela, pese a la constante crisis económica que atraviesa, ha tenido un buen manejo de la pandemia y sus cifras de fallecidos y contagiados están muy por debajo del promedio de los países de la región. Las elecciones en contexto de pandemia también eran una apuesta de Maduro: frente al clamor de la derecha internacional que lo llama «dictador», el PSUV optó por avanzar con las elecciones en la fecha estipulada. Hasta último momento se extendieron las negociaciones con la Unión Europea para que enviase una misión de observación electoral, pero finalmente -por diferencias temporales (y políticas)- la comitiva europea no llegó a Venezuela. Quien sí fue parte de la misión de observadores internacionales fue el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien instó a la UE para que «haga una reflexión después de estas elecciones, que evalúe lo que ha dado de sí la política de sanciones».

Pese a los llamados a la abstención de los sectores más radicalizados de la oposición, más de 10 partidos opositores se presentaron a los comicios y obtuvieron un 22% de los votos (1,3 millones de voluntades). Acción Democrática, el tradicional partido de centro derecha, fue el más votado, con un 7% de las voluntades, superando a Voluntad Popular, del dirigente Leopoldo López, al evangelista Javier Bertucci y al exchavista Henri Falcón.

Por otra parte, un grupo importante de partidos de la oposición volvió a llamar a la abstención. Con los bajos números de participación, Juan Guaidó se apropió de la estrategia y convocó a un plebiscito vía web y presencial, con el que busca seguir sosteniendo la comandancia del archipiélago de formaciones opositoras. Sin embargo, el autoproclamado no tendrá una tarea fácil: con la elección de la nueva Asamblea Nacional vence en enero el mandato que le permitió catapultarse en su aventura destituyente. A esto se le suma la pérdida de apoyo internacional y el duro golpe que recibe la oposición venezolana con la derrota de Donald Trump en Estados Unidos. Resta ver cuál será el futuro de Guaidó, quien debe enfrentar presiones internas de la propia oposición que le exige dar un paso al costado.

Del lado chavista, la preocupación por la baja participación ha sido un indicador que genera profundas inquietudes. En un país con una arraigada tradición democrática y donde el PSUV y el Gran Polo Patriótico han sabido movilizar a millones de personas incluso en las situaciones económicas y políticas más difíciles, crece el temor a un sentimiento antipolítico y surgen las preocupaciones por la brecha generacional: a medida que pasa el tiempo, los adherentes a la Revolución Bolivariana envejecen y al chavismo le cuesta enamorar a las nuevas generaciones, en un escenario de hostilidad internacional y crisis económica.

Un dato adicional es que el chavismo tuvo tal vez su primera fractura real por izquierda en 20 años de gestión. En una campaña confrontativa, con candidatos propios y corriendo al gobierno de Maduro por izquierda, el Partido Comunista de Venezuela cosechó el 2,71% de los votos, un resultado magro pero que le permitirá obtener representación parlamentaria y que enciende algunas alarmas sobre la compleja unidad que proclaman los sectores del PSUV.

A nivel internacional, la cosa no cambia: Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Colombia ya anunciaron que no reconocen las elecciones. Pese a ello, mientras avanza el cerco de sanciones económicas sobre Venezuela, desde el chavismo miran esperanzados el escenario regional: el triunfo en Bolivia -el propio Evo estuvo el domingo en Venezuela-, el tándem Alberto Fernández – AMLO, el plebiscito en Chile y las elecciones de 2021 en Ecuador y Perú, señalan que Latinoamérica continúa en disputa y que la salida de la pandemia podría ser por izquierda. Un salvavidas en medio de la difícil inundación que enfrentan Maduro y el gobierno venezolano.

 

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.