«No queremos que nos denominen provida»

La organización FemiCoyas logró frenar una iniciativa que busca declarar a la localidad de Santa María, provincia de Catamarca, como "ciudad provida". "Nuestro movimiento combate contra el machismo que hay acá en el pueblo y que es peor cuando te vas más al interior, al cerro", explicaron a El Grito del Sur.

A mediados de diciembre en Santa María, provincia de Catamarca, se presentó en el Concejo Deliberante un proyecto para que la localidad fuera declarada una “ciudad pro vida”. La iniciativa, impulsada por el párroco local Juan Antonio Gil, será tratada en febrero, pero la agrupación feminista FemiCoyas se manifestó en contra. “Hemos logrado que se frene por ahora. Por más que seamos una minoría (quienes estemos en contra), se tiene que respetar nuestra postura. Además, mientras la legislatura se aboca a denominar ‘pro vida’ a la ciudad, hay niñas siendo madres”, acusó Valentina Morganti, militante feminista e integrante de FemiCoyas, en diálogo con El Grito del Sur.

En los últimos años, varias localidades del país fueron declaradas “pro vida”. La primera, según la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), fue Senillosa, en Neuquén, en 2011. Le siguieron, entre otras, Veinticinco de Mayo (La Pampa), Concordia (Entre Ríos),  San Rafael (Mendoza) y San Ramón de la Nueva Orán (Salta). Las provincias de Corrientes y Tucumán también fueron declaradas “pro vida” en 2011 y 2018, respectivamente.

En Santa María, las integrantes de FemiCoyas lograron darle visibilidad al conflicto y que el proyecto de Gil no avanzara. “No es otra cosa que una ofensiva contra el acceso de las mujeres y personas gestantes a sus derechos sexuales y reproductivos en la ciudad”, proclamó la organización a través de un comunicado de prensa.

“Quisieron ir en contra de todo lo que ya se había logrado en Catamarca -manifestó Morganti-. Hace poco logramos garantizarle una Interrupción Legal del Embarazo a una niña. Es algo tan lejano el acceder a un derecho, que haber conseguido ese logro todavía nos emociona”. “Querían tratar el proyecto de forma silenciosa, a escondidas, para que no se arme ningún revuelo, pero nos enteramos, para mala suerte de ellos”, contó la integrante de FemiCoyas y aseguró que “les chiques no queremos que nos denominen ‘pro vida’”. La agrupación decidió ir afuera del Concejo con bombos, cajas y cantos de copleras para hacerse escuchar.

Durante la sesión, agregó Morganti, el concejal Fernando Cuello fue quien respaldó el proyecto del párroco local. “Pasó el video de ‘El Grito Silencioso’ -la película antiderechos de 1984 donde se representa el proceso quirúrgico de un aborto-, algo muy perverso. El (Cuello) después no dijo más nada, solo pidió pasar el video. Esto no pasa ni en la escuela y pasa en el Concejo de legisladores. Cuello fue el único que quería votar el proyecto”, afirmó.

“Finalmente se llamó a un cuarto intermedio para que pudiéramos hablar nosotras y hablaron tres compañeras nuestras. Fue impresionante cómo los concejales las escucharon, asentían, fue muy emocionante. El proyecto pasó a comisiones para ser tratado en febrero, pero conseguimos que no lo aprobaran ahora”, resaltó Morganti.

FemiCoyas nació en 2018, al calor de la denuncia realizada por la actriz Thelma Fardin. “Ya nos veníamos juntando desde antes y cuando pasó lo de Thelma muchas mujeres sintieron la necesidad de contar en las redes las situaciones de violencia de género que habían sufrido. Fue como correr la cortina y que saliera todo eso tapado que había en la sociedad -contó Morganti a El Grito del Sur-. Después salimos a pedir que se nos escuche, a que haya acceso a la justicia, que no se vulneren nuestros derechos. Y también hemos acompañado a muchas mujeres que fueron abandonadas por el Estado”.

La organización funciona en red en conjunto con otras agrupaciones feministas del Valle Calchaquí que se encuentran en las localidades de Belén (Catamarca), Amaicha del Valle (Tucumán) y Cafayate (Salta). “Nos organizamos para luchar en conjunto. En Belén tienen un centro de acceso a la justicia, que en Santa María no tenemos, entonces intentamos que las mujeres accedan aunque sea a la distancia. Todas pasamos por lo mismo entonces no nos abandonamos”, afirmó la joven feminista.

La militancia en el Valle no es tarea sencilla. “Nuestro movimiento combate contra el machismo que hay acá en el pueblo y que es peor cuando te vas más al interior, al cerro. En Santa María no hay un lugar para denunciar casos de violencia de género, tampoco psicólogos ni trabajadores sociales para acompañar a quienes necesitan irse de la casa que comparten con sus agresores”, lamentó Morganti. Contra la violencia, organización.

El nombre “FemiCoyas” fue elegido por sus integrantes para honrar y reivindicar “lo originario y lo nativo, explica la militante feminista. “Lo que para algunos es un insulto, nosotras lo reivindicamos. Luchamos contra el racismo y lo vivimos diariamente cuando nos vamos a la ciudad, a la capital de Catamarca -agrega-. En Santa María no se tiene tanta fuerza lo ancestral, como sí pasa en Amaicha, entonces queremos reavivar eso, juntarnos y aprender”.

 

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.