Por cuarto año consecutivo, organizaciones sociales y políticas se concentraron en el microcentro porteño para movilizarse en contra de la violencia institucional. La columna de más de 1500 personas partió desde Avenida de Mayo y 9 de Julio rumbo al Congreso, donde le dieron lectura al documento de la 4ª Marcha de la Gorra que se realiza en la Ciudad de Buenos Aires. «Ya dijimos nunca más», fue la frase que pronunció la madre de Facundo Castro meses atrás en medio de la búsqueda desesperada de su hijo y fue también la consigna central que reunió en la jornada de ayer a cientos de jóvenes de distintos espacios. «Queremos construir políticas públicas para tener juventudes e infancias dignas y libres de violencia y persecución. No queremos más gatillo fácil como respuesta estatal», le dijo a El Grito del Sur Alejandro Valenzuela, referente de la juventud del MTE.
No hace falta ya seguir redundando en lo excepcional de este año, atravesado por una pandemia que modificó por completo la vida de todos y todas en nuestro país y en el mundo, pero si observamos específicamente qué fue lo que pasó en materia de violencia institucional, queda a la vista que ésta continuó arremetiendo contra los pibes y las pibas de los barrios más humildes de la Argentina. «La desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro, las imágenes de los desalojos en Guernica, las protestas policiales de septiembre, la continuidad de las detenciones arbitrarias a los y las humildes y la espectacularización de las políticas de seguridad llevadas a cabo están muy lejos de la vida que anhelamos», sentenció Valenzuela.
En un contexto donde el DISPO fue habilitando poco a poco las movilizaciones callejeras nuevamente -aunque en menor volumen-, la Marcha de la Gorra se hizo presente en las calles para denunciar la política persecutoria, discriminatoria y represiva de las fuerzas de seguridad. «Hoy movilizamos con las distintas organizaciones juveniles y los familiares de las víctimas de violencia institucional porque entendemos que hay que construir un Estado más inclusivo para los pibes y las pibas de los barrios, porque entendemos que es el momento para conquistar derechos y construir oportunidades, porque estamos cansados de la violencia institucional que sigue arraigada en las fuerzas de seguridad de todo el país y es el momento de ponerle punto final», expresó Tomás Lerner, militante territorial de La Cámpora en el barrio de La Boca y director de Organización Comunitaria Juvenil del Instituto Nacional de Juventudes (INJuve).
«No queremos mano dura, no queremos represión, queremos para los pibes trabajo y educación», coreaba la columna que atravesó la Avenida de Mayo desde la 9 de Julio hasta el Congreso. Un año atrás los cánticos eran los mismos, los reclamos también, pero el contexto político era bastante distinto. «El año pasado vinimos totalmente eufóricos, queríamos sacar a Macri y lo logramos. Ahora tenemos que reorganizarnos, tomar políticas distintas, empezar con una política para los pibes y tenemos que sacar esto que nos han querido implantar -y que todavía quieren- que es la “Doctrina Chocobar”, que surgió en mi barrio (La Boca)», le explicó a este medio Roxana Cainzos, madre del joven Nehuén Rodríguez, asesinado por la entonces Policía Metropolitana en noviembre del año 2015.
Luego de la lectura pública del documento de la movilización, un grupo de jóvenes y familiares de las víctimas de violencia institucional se reunieron con un grupo de diputados y diputadas del Frente de Todos, entre quienes se destacan Federico Fagioli, Leonardo Grosso, Paula Penacca e Itai Hagman, para hacerles entrega de una carta con sus principales reivindicaciones. «Ojalá sirva como base para elaborar proyectos que permitan realmente modificar el comportamiento que muchas veces las fuerzas de seguridad tienen en la Argentina y que afectan sobre todo a los jóvenes de los sectores populares», expresó Itai Hagman.
«Queremos una urgente revisión del estado de las cárceles de nuestro país. No queremos más detenciones arbitrarias a las pibas y los pibes de los barrios más humildes. Exigimos la democratización de las fuerzas de seguridad para que la perspectiva de derechos humanos y de género sea el horizonte de construcción de una sociedad más democrática. Exigimos el desmantelamiento de la complicidad policial en la garantía de los circuitos de trata», reclamó Valenzuela. El referente de la juventud del MTE concluyó: «Las pibas y pibes queremos ser protagonistas de nuestro tiempo. Nos organizamos para rebelarnos contra las miradas estigmatizadoras que recaen sobre nuestros rostros. Nos rebelamos contra todo tipo de opresión y vulneración sistemática de nuestros derechos».
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