Bookstagrammers al poder

La pandemia cambió nuestra relación con la tecnología y volcó todo a las pantallas. La industria editorial, las librerías, los autores y las autoras también debieron adaptarse. De booktubers a bookstagrammers, se potenció increíblemente las cuentas en redes sociales dedicadas a reseñar lecturas.

El año del COVID quedará en los libros de historia por, entre otras cosas, la transformación de nuestro vínculo con las tecnologías de la información y la comunicación. Gran parte de nuestra vida se mudó el año pasado al entorno digital: reuniones sociales, reuniones de trabajo, espectáculos, streaming, festivales, ferias, Zoom, Google Meet, etc. Lo que no surgió, se profundizó y así mismo pasó en el mundo libresco.

Debido a la pandemia, editoriales, librerías, autores y autoras se adaptaron para poder seguir con su actividad, y entre las muchas cosas que ocurrieron en redes sociales, se potenció increíblemente la difusión de literatura y las cuentas dedicadas a reseñar lecturas: les Bookstagrammers al poder.

Claro que no es una actividad nueva, y quizás el antecedente más cercano sean les booktubers, pero con el cambio de plataforma (de Youtube a Instagram), también cambió el público y el alcance. Si en Youtube el género estrella eran las reseñas de libros juveniles, junto con los románticos y el fantasy, en Instagram estallaron las cuentas de recomendaciones de narrativa nacional e internacional, de poesía, de ficción y no ficción. También cambió el lenguaje y, por las características de las plataformas, se pasó del video-reseña, a la tradicional reseña escrita, aunque con el agregado de fotos e historias.

Les chiques que hacían videos en YouTube, y es solo una hipótesis, crecieron, y con ellos, crecieron sus lecturas y cada vez hacen reseñas más extensas o más cortas, más profundas o más superficiales, pero siempre contagiando el ánimo por leer. Y, como en su conjunto conforman un nuevo actor en el sector editorial, son cada vez más las editoriales y autores que acuden a ellos para difundir sus libros.

Franco Tito Vincenti es de Tartagal, Salta, y tiene 18 años. Su cuenta @dimequeleerok tiene casi 4.000 seguidores y alrededor de 200 publicaciones en dos años. «Yo empecé a principios de 2019 con las recomendaciones y lo que me motivó es el gusto a leer. Ni más ni menos que eso. No tenia idea que abriendo la cuenta me iba a encontrar a un mundo tan grande de lectores, autores y libros».

Franco tenía 16 años cuando comenzó como Bookstagrammer en una ciudad en la que cuenta «casi nadie lee». El ida y vuelta con lxs usuarixs influyó en sus lecturas: «antes leía mucho misterio y libros juveniles. Sigo haciéndolo pero gracias a esta red social descubrí el inmenso mundo de escritores latinoamericanos y a muchos autores independientes» explica el joven que recientemente recomendó en su feed «Transradio» de Maru Leohnard, «Las horas derramadas» de Pablo Di Marco y «Sorrentinos» de Virginia Higa. «Leo de todo. Creo que eso es lo interesante al fin y al cabo. No me quedo en un solo género o autor. Me gusta explorar y conocer de todo».

Gisella Paggi

Gisela Paggi (@bibliogigix) es de la ciudad de Olavarría. Periodista, bibliotecaria y profesora de literatura, dice que cuando empezó «la red estaba muy abocada a la literatura más juvenil o de bestseller», pero que desde hace dos años ella comenzó a hacer reseñas más elaboradas. «Mi especialidad son los clásicos. También trato de abordar libros que no se repitan tanto en la red. Traer grandes autores que, de otra manera, pueden pasar desapercibidos, como los poetas». Junto con su novio crearon la Revista Ulrica, buscando «hacer una revista de literatura de calidad donde damos lugar a las novedades editoriales, sobre todo de las independientes, pero trayendo siempre a colación los clásicos». Hace unos días, en su cuenta, Gisela afirmaba: «Lo más lindo de #bookstagram es el flujo de recomendaciones» y animaba a sus seguidorxs a contar qué lectura iniciaron por sugerencia de otro usuario. «Le doy mucho valor a la imagen. Me lleva tiempo hacer las fotos, pero lo disfruto. No planeo demasiado. No quisiera que mi cuenta deje ser más un diario personal de lectura que un trabajo. Intento que las reseñas tengan la frescura del libro recién terminado, así que hago algunas anotaciones y luego paso todo a la publicación pero abogando siempre porque haya una interacción con mis seguidores. Me gusta mucho ese feedback», cuenta Gisela que para el verano recomienda «volver a los grandes poetas. Leer más a Federico García Lorca en todas sus facetas», y los grandes de la literatura latinoamericana «Alejo Carpentier, Miguel Angel Asturias, Jorge Icaza, Carlos Fuentes.

Pero no solo Instagram se ha vuelto un canal ideal para la expansión literaria. Es que en este 2021 se cumplen doscientos años del nacimiento de Gustave Flaubert y por estos días se está desarrollando en Twitter una lectura colectiva de Madame Bovary, la obra por la que el autor fue acusado de «atentar contra moral y las buenas costumbres».

La idea es del historiador Diego Cano, quien en años anteriores ha promovido también en esa red las obras de Kafka, Dostoievski y del argentino César Aira. La lectura de Madame Bovary comenzó el lunes 4 y se extiende hasta el 10 de febrero, a razón de un capítulo por día. Luego se seguirá con otras novelas del francés, como «La educación sentimental», «Salambó» y «Bouvard y Pécuchet».

 

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