Los privilegios de Cavani y la blanquitud como norma

La sanción al delantero uruguayo Edinson Cavani despertó diversas reacciones, que fueron desde matizar sus declaraciones hasta plantear que lo sucedido fue un acto racista. "Las personas racializadas reciben esa palabra de otra manera, con otras connotaciones y otra carga simbólica", aseguran los colectivos afro.

La sanción de la Asociación de Fútbol (FA) del Reino Unido al delantero uruguayo Edinson Cavani despertó en las redes sociales y en organismos como la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) diversas reacciones que tildan la decisión de “imperialista” y que “desconoce las formas de hablar propias del Río de la Plata”. Sin embargo, integrantes de los colectivos afro señalan que las declaraciones del futbolista son racistas. “Tenés a Latinoamérica unida en contra del imperialismo inglés, cuando lo que está pasando es que hay una situación de discriminación. No todos somos iguales, no se nos escucha y nuestra voz es minoritaria en el ejercicio del poder”, dijo a El Grito del Sur Alí Delgado, abogado y activista afroargentino que integra la agrupación Xangó y la Comisión 8 de Noviembre.

“Cuando vi lo que pasó con Cavani no me sorprendió. Para la facultad hice un trabajo sobre negritud y racismo y cité una nota (de 2015) de Cavani siendo racista. Confundió a Jamaica con un equipo de África, resaltando su poderío físico”, recordó Delgado. En la entrevista, el futbolista destaca “su velocidad, su fuerza” y la “forma física” de la selección rival. “Al igual que esta vez, no lo hizo con malas intenciones, pero tomó prejuicios que están en la sociedad. El racismo es estructural y no es más que la jerarquización de los cuerpos otorgando beneficios y desventajas según dónde estén en una pirámide de valores”, agregó el activista afro.

A finales de noviembre, el delantero uruguayo que juega en el Manchester United compartió en sus historias de Instagram una publicación de un amigo con su foto festejando un gol y la leyenda “Así te quiero, matador”. “Gracias, negrito”, respondió Cavani, aunque borró el posteo horas después.

La FA determinó que el ex Paris Saint-Germain había cometido un “incumplimiento agravado” de sus reglas al hacer un comentario “insultante, abusivo e impropio” e impuso una multa de £100 mil, tres fechas de suspensión y se obligó al jugador a tomar un curso. Cavani aceptó la sanción y emitió un comunicado para pedir disculpas.

En su defensa salieron, entre otros, instituciones como la AUF, que destacó a través de un comunicado que “Edinson es una persona de intachable moral y ética, un ser de temple sereno y sensibilidad solidaria” y que “los apodos negro/a o negrito/a se utilizan asiduamente como expresión de amistad, afecto, cercanía y confianza, y de ningún modo refieren despectiva o discriminatoriamente a la raza o color de piel de quien es aludido”.

En la misma línea se expresó la Academia de Letras de Uruguay, que cierra su comunicado al afirmar: “Igualmente inadecuado sería que esta Academia pretendiera sancionar a algunos grupos de hablantes rioplatenses que emplean en las redes sociales los vocativos rey y reina invocando una pretensión monárquica que el Río de la Plata abandonó hace siglos”.

“La respuesta de la Academia no sorprende porque ya es la segunda vez que se manifiestan de esta forma”, dijo a este medio Fernanda Olivar, docente, antropóloga social y militante del Bloque Antiracista de Uruguay. Olivar recordó que en 2013, la Casa de la Cultura Afrouruguaya hizo una campaña que se llamaba “Borremos el racismo del lenguaje” para juntar firmas y solicitar a la Real Academia Española (RAE) que sacaran del diccionario la expresión “trabajar como un negro”.

En ese momento, el presidente de la Academia Nacional de Letras, Adolfo Elizaincin, dijo a Montevideo Portal que «no se pueden sacar ni poner expresiones (del diccionario) sin más ni más porque un grupo considere que esa expresión u otra es ofensiva». «En el diccionario tiene que estar todo, es un reservorio de todas las posibilidades léxicas, expresivas, de una lengua, y si tú le sacás algo porque a algún grupo no le gusta, vas a sacar mañana tal otro porque no le gusta a otro y estarías cercenando un reservorio que es como un museo del idioma donde está todo lo que se creó en esa lengua, bueno o malo, lindo o feo».

Sin embargo, para Delgado, una de las principales formas de eliminar el racismo es a través de las palabras. “El lenguaje construye sentido y estamos en disputa por el lenguaje -afirmó-. Lo que hacemos en la comunidad y hacia afuera es dejar de usar palabras racistas o algo muy chiquito: en lugar de decir que algo está ‘más claro’ (para afirmar que algo se comprendió), decimos ‘más oscuro’. Hay una falta de lugares de representación positivos que hacen que nadie quiera ser el negro”.

Mientras tanto, el diccionario de la RAE -que acepta el uso cariñoso de la palabra “negro” entre “personas que se quieren bien”- no solo mantiene la expresión “trabajar como un negro”, sino que el adjetivo “negro” tiene acepciones como: “muy sucio”, “dicho de una sensación negativa”, “infeliz, infausto y desventurado”, entre otras.

“Es una manifestación muy clara del racismo”

Olivar siguió el debate sobre el caso Cavani a través de redes sociales y le llamó la atención “la superficialidad con la que se tomó”. “Todo giraba en torno al uso de la palabra porque muchos decían que es una palabra que se usa en un sentido cariñoso. Pero quienes elaboran este discurso son siempre personas blancas y que lo piensan desde su propia experiencia, desde ser personas no racializadas, su blanquitud y con los privilegios que ostentan. Eso también es racismo, es pensar la blanquitud como la norma, como la medida de todas las experiencias”, aseguró.

Para la docente y militante del Bloque Antiracista, las personas que defendían el “uso cariñoso” lo hacían porque “les genera incomodidad”. “Porque ellos la han usado o alguien les dijo ‘negrito’ o ‘negrita’, pero no logran ver esto desde la experiencia de las personas racializadas que reciben esa palabra de otra manera, con otras connotaciones y otra carga simbólica -señaló-. Para mí, es una manifestación muy clara del racismo a la uruguaya porque es muy sutil, no parece tan mala ni violenta, pero justamente por eso es más perversa. Está tan naturalizada que se hace imposible identificarla y accionar sobre ella”.

Para Delgado, “‘negrito’ o ‘negrita’ se ha usado históricamente para infantilizar”. “So un adulto y esta cuestión de infantilizarte está ahí, de marcarte que sos ‘un muchachito’, que sos ‘irresponsable’, que sos inferior. Eso también se esconde detrás del uso de ‘negrito’”.

Invisibilización historiográfica y negación de la negritud

“En el libro Americanah, (la escritora nigeriana) Chimamanda Ngozi Adichie dice que se dio cuenta de que era negra cuando llegó a Estados Unidos. Yo no soy una persona negra, el ser negro es una construcción social y política y fue impuesto por la colonización a partir del momento en el que empezaron a llevarse gente para esclavizarla. Antes no éramos personas negras, éramos personas y punto”, sostuvo Delgado.

El abogado e integrante de la agrupación Xangó señaló que en Argentina hubo un proceso de “invisibilización historiográfica” y de “negación de la negritud”. “Argentina llegó a tener el 40 por ciento de su población afro, todo el camino de Buenos Aires hasta Potosí estaba ocupado mayoritariamente por personas negras. Esto lo dicen los datos de los censos -explicó-. Hubo un blanqueamiento muy fuerte porque hubo un mestizaje forzoso, en los censos se inventaron categorías como la de ‘trigueño’. No existe el pueblo trigueño, se usó esa categoría para que las personas se metan en ese lugar. Y recién en el censo de 2010 se incluyó la variable de la afrodescendencia”.

Delgado opinó que, a diferencia de Argentina, “la comunidad afrouruguaya está más organizada” y destacó que el país vecino tiene “censos que indican la cantidad de personas negras” y “estadísticas muy desagregadas” que permitirían desarrollar mejores políticas públicas. Además, en 2013 -durante la administración frenteamplista- se sancionó la ley 19.122 de acción afirmativa que instauró un cupo laboral del 8 por ciento para personas afro dentro de los organismos del Estado.

Sin embargo, Olivar remarcó que todavía es difícil una correcta aplicación de la ley. “No todos los organismos cumplen con esa ley y no hay una punición para estos casos. Y en los lugares donde se cumple, hay una discrecionalidad que ayuda a la división racial del trabajo”. En esos casos, explicó, los llamados laborales que se amparan en la ley son, en su mayoría, para “servicio y mantenimiento, las tareas de menor rango y peor remuneradas”.

A la división racial, Olivar le sumó la brecha de género. “Lo que hemos podido ver es que hay más varones que mujeres afro que pudieron acceder a un trabajo con esta ley. Uno de los pocos organismos que han llegado a cumplir este cupo ha sido el Ministerio de Defensa. Visto desde una perspectiva histórica, es lo que ha pasado desde la abolición de la esclavitud”, manifestó.

Para Delgado, es importante que los gobiernos incluyan personas afro en lugares de decisión y que se lleven políticas que apunten a la salud, el trabajo y la educación de las personas afro, como, por ejemplo, el cupo universitario que existe en Brasil.

Respecto al caso de Cavani, agregó, “tenemos que estar dispuestes a problematizar” lo sucedido, no particularmente por las acciones del delantero, sino para desentrañar y erradicar el racismo que incluso está arraigado en sectores progresistas cuando usan palabras como “quilombo”. Pero también puede ser una oportunidad para reivindicar la ascendencia afro de la población argentina. “Hay que sacar a la abuela negra del clóset”, invitó Delgado.

 

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.