«Las que van al frente en las barriadas son las mujeres»

Durante el invierno de 2020, Demian Konfino sacó a la luz "Operativo Mataderos". El relato, que tiene como protagonista a una abogada villera, desmantela prejuicios en la búsqueda de justicia por un crimen. En diálogo con este medio, el autor habla sobre las huellas de una nueva narrativa policial argentina.

La política, el barrio, el fútbol, el amor y la justicia cruzan esta historia que se vive entre los pasillos de Ciudad Oculta y del Ministerio de Defensa. Su autor, Demian Konfino, es abogado y un activo militante de la vivienda digna. En 2017 publicó La mala, su primera novela de género negro, y abrió camino a una saga que revierte estereotipos sin perder verosimilitud, donde la villa no es el origen del crimen y la delincuencia. Operativo Mataderos evidencia otras causas y redes de poder: gatilleros de poca monta, represores reciclados de la dictadura, barras de Chicago, se entrecruzan en este policial que acontece en una Buenos Aires contemporánea.

¿Cómo llegaste a construir el caso de Dieguito Gómez?

El caso de Dieguito surge a partir de la evolución del personaje principal, Florencia Amarilla. Nuestra narradora, además. Después de su aparición en mi libro anterior, La Mala, Florencia ya está viviendo fuera de la villa y se ha convertido en una abogada respetada. Intenta una vida de clase media para darle sosiego a su hijo. El asesinato de Diego la muestra, de volea, su identidad le recuerda su historia, la de los pibes que son queridos por su entorno, que intentan salir de la mala y no pueden. O pibes que están en el filo de la marginalidad y, aunque intentan escapar, siempre terminan cortándose. A partir de allí, con ese entorno empecé a construir la historia de Diego, el barra de Chicago y trabajador de limpieza en una tercerizada en un Ministerio.

¿Por qué elegiste el territorio de Ciudad Oculta para desplegar la historia de Operativo Mataderos?

Cuatro de mis cinco libros publicados abordan la temática villera. Desde diferentes lugares. Los dos últimos desde el género negro. Haciéndome cargo de contar la violencia. Pero en contexto, como te decía. Mi víctima es barra de un equipo incómodo, de hinchas laburantes, del sur ninguneado de la ciudad de las luces. Además, tenía ganas de meter la ficción en ese tema espinoso del aguante y la violencia en el fútbol. En ese marco, Oculta o Villa 15, por su cercanía con Chicago, tenía que ser la villa donde ocurrieran los hechos.

¿Qué devoluciones tuviste de las personas que leyeron la novela?

Muy buenas. Varios lectores habían leído La Mala y encontraron en Operativo Mataderos una secuencia. Otros al revés. Leyeron Operativo y, después, fueron a buscar La Mala. El personaje de Florencia, nuestra heroína, genera mucha empatía. Sobre todo en mujeres. Hay quienes ponen el eje en la historia de amor, otros en la intriga, otros en el contexto. Después tenés las devoluciones de época. Las historias de Instagram con foto de portada y elogios lacónicos y potentes. Todas las devoluciones son interesantes y te hacen crecer.

¿Qué novelas o autores del género negro elegís y por qué?

Hay muchas. No hay una en especial. Soy lector habitual del género. Me gustan mucho los autores nacionales del género. Feinmann, Saccomano, Sasturain, Dal Masetto, De Santis.

¿A quiénes les recomendarías las lecturas de tus novelas La mala y Operativo Mataderos?

No hay una lectora o lector en particular. He conocido lectores de distintos palos. Se están leyendo mucho en escuelas secundarias. Entiendo que como los protagonistas son jóvenes, hay lenguaje, angustias, ansias, emociones que pueden ser reconocibles. Comparten códigos e incomprensiones. Y eso gusta. También, en particular, recibí muchos halagos para Flor Amarilla, como te decía, de parte de mujeres. Eso me da la pauta de que muchas lectoras la eligen. Por lo demás, los lectores comprometidos con el otro, con su entorno, con los padecimientos humanos encuentran un libro que hace lo propio.

¿Con qué características preferís definir a la protagonista de esta historia, Florencia Amarilla?

Flor va al frente. Es una heroína muy nuestra. Con contradicciones, vacilaciones y miserias. Pero se pone el equipo al hombro y no la para nadie. La heroína de estas historias tenía que ser mujer si buscaba la verosimilitud. Las que van al frente en las barriadas son las mujeres. Por lo demás, la historia argentina está llena de ejemplos de mujeres que pusieron el cuerpo ante la adversidad y fueron paridas por el dolor. En lo específico del personaje, Flor es sensual. Ella lo sabe y juega con ese atributo para construir su potencia. Pero, por sobre todo, es versátil. Un día es la piba que para conseguir pistas se toma una birra con los pibes en el kiosco de la esquina. Al día siguiente, está haciendo lo propio en el despacho de un fiscal, café de por medio, trajeada y maquillada para la ocasión. Todo lo hace con la misma naturalidad.

¿Qué elementos destacás de tus historias a diferencia de otras lecturas de policiales clásicos?

Mi intención fue contar una historia con un fuerte anclaje en un contexto reconocible para el lector. Que los personajes, a través de sus acciones o sus pensamientos, interpelen o generen empatía en el lector, en razón de la propia experiencia del lector, en función de sus propias emociones. Para eso, el contrato tácito con el lector es que perciban que les estoy contando una historia posible o, a lo mejor, probable. Por qué no real. De todos modos, es literatura. Estoy contando una historia de ficción, pero que -en sus trazos gruesos- bien pudo haber sido verdadera. Nuestro policial elige los márgenes de una ciudad latinoamericana para contar su historia. Por eso los verdugos, las víctimas y la heroína tienen las características propias de nuestra tierra. Entonces, por ejemplo, el héroe no podía ser un detective como en un policial clásico. No sería verosímil. Prácticamente, en nuestro medio, no existen los detectives. En cambio, como te refería, que fuera una mujer contradictoria, parida por el dolor, tenía muchos condimentos de realidad.

Demian Konfino

¿Qué atributos de la novela negra te gusta destacar en la construcción de tus relatos?

La verdad, me siento afincado en el género. Me permite contar historias que puedan ser leídas por diferentes lectores. Elijo este marco para narrar la violencia, el amor, la solidaridad, la vida y la muerte en una gran ciudad y poder llegar a diferentes hogares con diversas procedencias. La intriga, la identificación de lugares transitados, la verosimilitud en la construcción de los personajes rastrea generar empatía con el lector o la lectora. Y siento que encontré una voz en el género y tramas que interesan.

¿Qué reflexión amerita la búsqueda de justicia en la novela negra villera?

En los denominados “sectores populares”, a veces, se llega a la verdad y no a la justicia. Sobre todo, en un marco en el que la llamada “justicia” se para tantas veces del lado de los poderosos. Entonces, la verdad no alcanza pero algo repara. Y, claro, queda entonces la justicia como una latencia, como una potencialidad. Acaso como una utopía. Pero su búsqueda, aunque no se alcance, no cesa. Ahí está la novela negra villera para reflejar esa característica de nuestra sociedad, esa injusticia, contando una buena historia y, además, entreteniendo.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:

Compartí

Comentarios

Emiliano Correia

Periodista. Militante popular. Hace 4 años Director y productor de contenidos para Enfoque Sindical. Escribi "De Peces calvos Alimentando Palomas" (poemas) "La Formula de la Fantasía" (Ed. Milena Caserola) y "Testimonios Urgentes de la Resistencia a la Unidad" publicado recientemente por la Fundación G. Abdala. Siempre con les trabajadores.