Recién llegado de sus vacaciones, todavía con arena entre los pies, Horacio Rodríguez Larreta abrió esta mañana el año de sesiones ordinarias desde su casa después de pasar cinco días en Buzios con su familia. En una alocución que duró poco más de una hora, el Jefe de Gobierno porteño realizó un balance de su gestión durante el primer año de la pandemia y trazó algunas de las líneas que se dispone a implementar para este 2021.
El inicio de la exposición tuvo que ver con su escapada a Brasil: Larreta comentó que se encuentra aislado, siguiendo las recomendaciones oficiales, e insistió en que se tomó estos cinco días ya que durante sus anteriores vacaciones de fin de año toda su familia resultó contagiada de COVID-19. Esta introducción le dio el pie necesario para iniciarse en materia sanitaria: allí repasó algunas de las cifras de la pandemia donde destacó la incorporación de 450 camas de terapia intensiva, 5900 profesionales de la salud y 22 Unidades Febriles de Urgencia (UFU). No hubo mención a la situación de la enfermería en CABA ni a la precarización laboral que viven los trabajadores y las trabajadoras del Detectar.
Tal vez la parte más polémica del discurso fue cuando abordó el tema de la educación: en el año con el menor presupuesto asignado en la historia de la Ciudad, el mandatario porteño destacó la vuelta a la presencialidad y anunció la incorporación de mayor cantidad de materias de programación y robótica, así como volvió a reivindicar la Secundaria del Futuro. Un discurso al menos contradictorio el mismo año en que recortó casi 370 millones de pesos para el Plan Sarmiento, destinado a brindar computadoras portátiles a estudiantes de escuelas públicas.
Mientras Larreta hablaba desde su casa, en la puerta de la Legislatura se movilizaban las organizaciones sociales y políticas en repudio a la gestión del PRO en CABA. «Mi compromiso va a ser trabajar para que todos estemos mejor», se escuchó a continuación. Tal vez ese todos no incluya a los vendedores ambulantes, a quien Larreta les dedicó unos párrafos en su capítulo de Seguridad y volvió a defender los operativos policiales que levantan manteros y cuya violencia se ha incrementado en el último tiempo.
Tal como fue costumbre durante todo el 2020, Larreta volvió a insistir en la quita de fondos de coparticipación como uno de los principales condicionantes para tener una Ciudad mejor. El jefe de Gobierno cargó contra el recorte de los fondos nacionales pero no explicó los ajustes en áreas claves como Infraestructura Escolar (-71,51%), Planificación Sanitaria (-43,79%) o Asistencia Sociohabitacional (-23,63%) que pintan de lleno las prioridades del Gobierno de la Ciudad.
En otro pasaje de su discurso Larreta habló de «más espacio verde». Esto ocurrió apenas un mes después de que terminara la audiencia contra la privatización de 32 hectáreas en Costa Salguero. Otras 17,5 hectáreas del ex Tiro Federal pasarán a formar parte del proyecto Parque de la Innovación, una nueva movida de valorización y especulación inmobiliaria en el entorno ribereño.
El Jefe de Gobierno también hizo mención a la apuesta por la renovación del casco histórico y la apertura de nuevos Cesac. Luego habló de transporte y de una Ciudad integrada: reforzó la idea de un Metrobus del bajo e insistió en la necesidad de mejorar el sistema de bicicletas. Cabe destacar que éste último comenzó a ser remunerado los fines de semana para los vecinos y las vecinas porteñas y todos los días para aquellas personas sin domicilio en CABA. A su vez, desde este lunes viajar en subte costará $25,50 y llegará a $30 a fines de abril próximo, otro golpe al bolsillo y una muestra de la política de transporte del GCBA.
Durante toda su exposición, Larreta se presentó como un paladín del diálogo. Con corbata azul y en un video grabado, enfatizó en los altos niveles de acuerdo alcanzados con los gobiernos nacional y provincial y cerró diciendo: «Yo siempre voy a estar para terminar con la grieta». «Tengamos la grandeza de dejar atrás las discusiones sin sentido para avanzar en ese futuro que necesitamos», concluyó con tinte electoral mientras pone todas sus fichas en poder conducir a la oposición de Juntos por el Cambio.
