En el peor momento de la pandemia, uno de cada tres desempleados fueron jóvenes

🤷‍♂️A pesar de que en los últimos meses se experimentó una mejora relativa, la desocupación juvenil continúa en niveles altos y las mujeres de este rango etario fueron las más afectadas en todo el período de confinamiento en términos laborales. ¿Qué tipo de políticas pueden potenciar el empleo joven?

A un año del inicio de la pandemia del COVID- 19, ésta no afectó a todes de la misma manera. La crisis económica que ya sufría nuestro país -como consecuencia de los cuatro años de gobierno neoliberal- se fue agudizando. Las cifras de pobreza y desempleo crecieron considerablemente: ésta última trepó al 13,1%, la más alta desde 2004. Pero les jóvenes fueron, sin lugar a dudas, uno de los agentes más golpeados por esta situación.  Durante el período más crítico de la pandemia (2° trimestre 2020), uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 a 30 años no tenía y buscaba activamente un empleo. Y eso no es todo, dado que actualmente la desocupación en jóvenes duplica a la desocupación en adultos. Los números son graves si tenemos en cuenta que les jóvenes de 18 a 30 años ascienden a 9 millones, lo que representa el 20% de la población total de nuestro país. A su vez, representan un cuarto de la población ocupada (26%) y el deterioro de sus condiciones laborales afecta los indicadores del mercado de trabajo en su totalidad.

Un nuevo informe presentado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), “Desempleo juvenil y políticas sociales”, muestra la grave situación de les jóvenes en el mercado laboral ante la crisis del Covid-19. Allí se evidencia que “la desocupación en jóvenes de 18 a 30 años creció 6 puntos porcentuales, pasando de un 20% en el primer trimestre de 2020 (pre-pandemia) a un 26% durante el segundo trimestre, el período más crítico de la crisis sanitaria. Mientras que, dentro de la población adulta (entre 31 y 65 años) la tasa de desocupación fue significativamente menor, alcanzando un pico de 10% en el segundo trimestre. De los 3,9 millones de puestos de trabajo perdidos en el país, 1,3 millones corresponden a jóvenes de entre 18 y 30 años. Esto significa que un tercio de los empleos perdidos afectó a personas jóvenes”.

La falta de oportunidades laborales en la población juvenil no es algo reciente, pero las consecuencias de la pandemia en el empleo juvenil fueron muy fuertes. El Grito del Sur dialogó con Darío Romano, uno de los investigadores del informe presentado por el CEM. “Lo primero que hay que decir es que la pandemia afectó sobre todo a los asalariados informales, es decir aquellos trabajadores y trabajadoras que están en relación de dependencia, pero no están bajo ningún tipo de contrato. Y la otra categoría ocupacional más afectada son trabajadores y trabajadoras independientes. Si uno hace el cruce por edad, en esas categorías ocupacionales la mayoría son jóvenes. ¿Por qué? Porque los jóvenes cuando se insertan en el mercado laboral, tienen trabajos más informales, más precarios, es mucho más complicado que tengan un trabajo formal con un contrato laboral. Entonces como la pandemia ha afectado a esas categorías ocupacionales y como son muy relevantes la presencia de jóvenes en esas categorías, ahí es donde los jóvenes han sido, sin lugar a dudas, uno de los sectores más golpeados por la pandemia en términos laborales”.

El informe detalla que en “el peor momento de la crisis (2° trimestre 2020), del total de empleos informales perdidos como resultado de la pandemia en el país (2,2 millones), casi la mitad estaban ocupados por jóvenes (950 mil)”. La desprotección que los asalariados informales tienen históricamente, se vio reflejada con mayor fuerza durante la pandemia del Covid-19, en donde las acciones que el Gobierno llevó para sostener el empleo no pudo alcanzarlos.

“Las y los trabajadores que están en una situación de informalidad o precariedad no han sido alcanzados por ciertas políticas públicas que han podido sostener el empleo, en el caso de los asalariados formales. Es decir, hemos visto cómo las personas que tenían un trabajo formal fueron contenidas por el ATP, por todo lo es la prohibición de despidos, o por fomentar algunas herramientas como las suspensiones, o algunos acuerdos sectoriales que hemos visto entre el Estado, las cámaras empresariales y los sindicatos”, comenta Romano.

Otra de las causas del aumento del desempleo juvenil se debe a que este sector se desempeña en las ramas de actividad más golpeadas por la pandemia, como lo son Comercio, Hotelería y Gastronomía, Construcción y Servicio Doméstico. En esas ramas, donde el porcentaje de empleos jóvenes es alto, si se compara el 1º trimestre vs 2° trimestre del 2020, los números son elevadísimos: Servicio Doméstico redujo sus empleados jóvenes en un -60%, Hotelería y gastronomía -57%, Construcción -55% y Comercio -43%. “La pandemia ha puesto en evidencia algunas desigualdades”, sentencia Romano.

Aunque les jóvenes han sido más afectados por la pandemia en términos laborales, dentro de este sector el sub grupo de las mujeres de entre 18 y 24 años es el más golpeado, llegando a registrar una caída del empleo del 48%. “Es muy evidente que siempre que hay una crisis y aumento del desempleo, golpea más en mujeres que en hombres. Después en otros momentos de mayor estabilidad y recuperación, quizás se termina empardando la tasa de desocupación. En el caso de las mujeres jóvenes, esto pasa de la misma manera”. Los números son claros: en el subgrupo de mujeres jóvenes la pérdida de puestos de trabajo ascendió al 31% durante el momento más crítico de la pandemia, mientras que en el caso de los varones la caída fue del 27%. 

La disparidad también se ve agudizada entre les jóvenes con menores niveles educativos y en los deciles de ingresos más bajos. Es decir, quienes menos pudieron sostener su empleo fueron los sectores sin secundario completo (que cayó un 33%) y aquelles que provenían de hogares más pobres (34%). Según Romano, “cuando vos haces el cruce por género y por ingresos, ahí claramente te das cuenta de que quienes más dificultades tienen son mujeres y mujeres que están en los deciles de ingresos más bajos, es decir mujeres pobres. Y si a eso le sumas el nivel educativo, quienes más dificultades tienen son quienes no terminaron el segundario».

«Sin lugar a dudas, en los jóvenes se da lo que se da en el mercado de trabajo en general, que es la mayor dificultad de las mujeres de acceder a un empleo y que son las que más sufren en momentos de crisis económica”, señala Romano. Esta desigualdad se refleja en un informe del portal de empleos Bumeran, en donde se presentó cuál es el salario promedio que pide un trabajador/a en una entrevista laboral y dejó en evidencia una brecha salarial promedio entre géneros que asciende en un 17%. El salario medio requerido por los hombres es de $75.313 por mes, mientras que el solicitado por las mujeres es de $64.387.

Políticas destinadas a fomentar el empleo joven

La problemática del empleo juvenil no es una cuestión sólo de nuestro país, al igual que el agudizamiento de esta problemática debido a la pandemia. Así lo revela la “Encuesta Mundial sobre los Jóvenes y la pandemia del COVID-19” realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Naciones Unidas, el Foro Europeo de la Juventud y otros organismos internacionales, que se realizó en más de 112 países. Ésta revela que uno de cada seis jóvenes (el 17%) que estaba trabajando antes del inicio de la pandemia dejó de trabajar totalmente, en especial los que se encuentran en el rango de entre 18 y 24 años, y, además, que 2 de cada 5 jóvenes (el 42%) indicó una reducción en sus ingresos.

Desde el CEM explicaron qué tipo de políticas son las que se aplican actualmente para mejorar las tasas de empleo juvenil y cuáles podrían mejorar esta situación. En ese sentido resaltan ciertas políticas de empleo actualmente en vigencia pero que deben ser mejoradas: “Hacemos referencia a un programa que funciona hace muchos años, que es el programa de Entrenamiento Laboral del Ministerio de Trabajo. Una de las principales restricciones que tienen los jóvenes es la falta de experiencia y este programa de entrenamiento busca que los jóvenes puedan hacer aprendizaje en un ámbito laboral y sumarlo a su currículum, fomentando algunas competencias laborales. El tema es que muchas veces hay empresarios que utilizan esto y, en vez de contratar a una persona, tienen un joven “entrenándose” y reemplazándolo como una forma de mano de obra barata (porque el Estado aporta una parte de la ayuda económica que se le da al joven). La manera de que esto no ocurra es ejerciendo un control, una supervisión en aquellas empresas. Lo que nosotros pensamos es que no está mal la herramienta, ya que hay muchas empresas que a partir de estos entrenamientos terminan realizando inserciones laborales, pero obviamente, algunas empresas lo pueden usar de manera negativa y por eso hay que ser más rigurosos en cuanto al control por parte del Estado”, responde Darío Romano.

Para el investigador del CEM, las políticas destinadas a formación y empleo de jóvenes en Argentina giran alrededor de dos ejes: por un lado, la formación educativa y laboral y, por el otro, el intento de contribuir a la inserción laboral juvenil. Entre las primeras se encuentran la extensión de la obligatoriedad hasta el fin del nivel secundario, la promulgación de la ley de Educación Técnico Profesional, sumado a la Asignación Universal por Hijo y al PROGRESAR, las cuales evidencian cierto éxito. Si bien hay otras políticas que ayudan a mejorar la situación económica de les jóvenes, éstas no fomentan la inclusión en el mercado laboral y son políticas más de contención como lo fue el IFE durante el año pasado. Para Romano, “hubo un reemplazo del IFE por otro tipo de programas, como el Potenciar Trabajo, y ahora el Gobierno ha lanzado el Potenciar Inclusión Joven, esos son programas muy importantes, sobre todo por lo que estamos viendo en el mercado laboral joven.

“Los programas de entrenamiento laboral, que son políticas activas, están dirigidos a generar mayores condiciones de empleabilidad o fomentar mayores competencias laborales en los jóvenes. Por eso tiene que haber más de esas políticas. Y lo que me parece interesante de lo que anunció Alberto Fernández en el inicio de sesiones es que van a implementar un nuevo programa dirigido a jóvenes de 18 a 24 años, que son los que más padecen los problemas laborales. Van a generar un programa de incentivos para que las Pymes incorporen jóvenes. Esa es una política activa de empleo, y es lo que se necesita. Mientras iniciamos un ciclo de recuperación económica y del empleo, lo que necesitamos es ir reemplazando las políticas pasivas de contención, por este tipo de políticas activas que generen empleo. Y sobre todo empleo de calidad, porque lo que demostró la pandemia es que los sectores precarios e informales, son los primeros en dejar de estar y son los primeros en destruirse”, concluyó el investigador del CEM.

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Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.